En el Día del Amor Fraterno

Ante la irrupción del Coronavirus y el sufrimiento que va dejando a su paso, Cáritas Española, junto a la Conferencia Episcopal Española y los medios de comunicación Cope y TRECE, queremos aprovechar la Semana Santa para darle un nuevo impulso a nuestra Campaña “Cada gesto cuenta”, vinculándola a lo que en estos días celebramos como Iglesia: la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y la llamada a vivir la fraternidad, haciendo vida el mandamiento nuevo del amor.

Siguiendo los pasos del Señor y alimentados por la Palabra de Dios, el Pan eucarístico y la oración, abriremos bien los ojos para descubrir los rostros frágiles y necesitados, dejaremos que nuestro corazón se mueva a compasión sin dejarse vencer por la indiferencia, ofreceremos nuestro tiempo, nuestras manos, nuestros donativos a favor de las Cáritas diocesanas, y hasta nuestras personas, para levantar y acompañar al caído en el camino. 

Hacer memoria para amar sirviendo

Cada Jueves Santo hacemos memoria agradecida de la Última Cena de Jesús con sus discípulos y de todo lo que aconteció en el marco de la misma: la institución de la Eucaristía y del sacerdocio, el mandato del amor… Este amor fraterno quiso Jesús significarlo en el gesto del lavatorio de los pies, que es expresión del amor hecho servicio, al que los cristianos estamos llamados.

La Eucaristía es “sacramento de la caridad”. En ella se “actualiza sacramentalmente el don de la propia vida que Jesús ha hecho en la Cruz por nosotros y el mundo entero. Al mismo tiempo en la Eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana” (Sacramentum caritatis 88). La Eucaristía es fuente y corazón de nuestra fe, aliento de nuestra esperanza y alimento de nuestra caridad. Quien comulga con Cristo entra en comunión con toda la humanidad y se siente comprometido a ser don para los demás.

El Jueves Santo es el Día del amor fraterno, pues no se puede separar Eucaristía y amor a los hermanos, un amor que se hace servicio concreto, sencillo y gratuito al estilo de Jesús. Efectivamente, no hay amor si no se aprende a conjugar el verbo servir. No hay amor si no se está dispuesto, siguiendo el ejemplo de Jesús, a inclinarse y despojarse de todo aquello que estorba. No hay amor sin ponerse a los pies de aquel que nos necesita. Ahora bien, antes es necesario dejarse “lavar”, acoger agradecidamente el cariño, el cuidado y la cercanía de otros; y desde esa experiencia “arremangarse” para servir gratuitamente, especialmente a los que más sufren y los más pobres.

En el Día del Amor fraterno, Jesús nos invita a sentarnos a su mesa, a compartir el pan y la vida, a aprender la lección del servicio. En el momento actual, este servicio lo hemos de centrar especialmente en los enfermos por el Coronavirus y en sus familias; también, por supuesto, en las personas en situación de vulnerabilidad y exclusión social. “¿Veis lo que he hecho? Haced vosotros lo mismo”. Gracias a Dios, esta fraternidad está manifestándose ya en múltiples gestos solidarios y de cuidados que apuntan hacia la Pascua, pues el amor alumbra nuestra esperanza. Aún así, nos queda mucho por hacer.

Algunas actitudes para vivir la fraternidad.

En estos días tan duros necesitamos potenciar actitudes y valores. Apuntamos algunos que nos pueden ayudar a vivir el amor fraternal.

  • Mirada atenta para descubrir la necesidad del otro, comenzando por aquellos con quienes comparto el hogar y el confinamiento.
  • Humildad para reconocer la propia vulnerabilidad y acoger el cariño y la cercanía del otro.
  • Ayuda mutua. Es la hora de una fraternidad inteligente, ejemplar y creativa para superar el individualismo y descubrir que nos necesitamos todos.
  • Compasión. Sentir con el otro y estar al lado compartiendo desalientos y esperanzas.
  • Responsabilidad para cuidarse y cuidar al otro, asumiendo las consecuencias de las propias acciones.
  • Gratuidad. Amar es dar, es dar-se, ofrecer lo que soy y tengo, aunque parezca insignificante.
  • Acompañar como expresión del amor hecho servicio generoso, entregado y cercano.
  • Orar contemplando a Cristo en su Cruz y mirando con ternura a todos los que sufren.
  • Esperanza, la que viene de Cristo resucitado, una esperanza que ilusiona y abre al futuro porque con la Pascua llegan días de salvación y alegría.[2]

Un gesto: la fraternidad alumbra la esperanza.

Desde Cáritas proponemos un gesto para el día de Jueves Santo. Se trata de encender una vela en el momento de compartir la cena, acompañado de una oración-bendición.

Con este gesto queremos unirnos a Jesús en su Última Cena y a todos por los que Él se entrega. En un día donde se nos pide “aislarnos”, cuando solo hemos podido celebrar la Eucaristía de manera virtual, nos sentimos, si cabe, más unidos entre nosotros, más en común-unión con todos y con toda la humanidad sufriente, alumbrando, de esta manera, la Pascua que esperamos.

Oración-Bendición:

Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: dar la vida por otro.

Gracias Señor, porque en la última cena partiste tu pan y vino, para saciar nuestra hambre y nuestra sed…

Gracias Señor, porque en la Eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes a tu vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar la nuestra…

Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas de tu presencia.

Gracias Señor, porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor.

Bendice nuestra cena, Señor; bendice a nuestros hermanos más frágiles y enfermos con quienes hoy nos sentimos especialmente unidos; que la fraternidad alumbre para ellos la esperanza. AMEN.


[1] Cf. Cáritas Española, “Conectados y … ¿Vinculados? Guiones Litúrgicos de Cuaresma Pascua 2020.

[2] Cf. Cáritas Española, “Tu compromiso mejora el mundo”, Guiones Litúrgicos de Cuaresma y Pascua 2018.

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