Ante la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer, Cáritas pone el foco en el agravamiento de la situación de vulnerabilidad de las mujeres que sufren algún tipo de violencia por ser mujer, que acompaña a través del proyecto ‘Atención a las mujeres en situación de marginalidad’, más conocido como proyecto AMMAR y los talleres de intervención y educación familiar que se organizan desde el Área de Familia.
Problemas agravados a causa de la pandemia
Se constata cómo la pandemia sanitaria provocada por el coronavirus está doblando o triplicando sus condiciones de vulnerabilidad y las de sus familias. Algunos de los problemas que se están detectando son los siguientes:
– Agravamiento de las dificultades económicas, relacionadas con la pérdida de ingresos, situación de desempleo e imposibilidad de acceso a las ayudas sociales. A esta precariedad económica se suma la falta de oportunidades en el ámbito formativo y laboral, junto a la brecha digital, provocada no sólo por las dificultades de acceso a Internet o a medios digitales, sino también por el limitado manejo de los mismos o un uso reducido a aplicaciones básicas, lo que dificulta, por ejemplo, el acceso a la información sobre los recursos disponibles.
– Retroceso en sus procesos de recuperación. Las limitaciones impuestas por la pandemia han obligado a muchas mujeres, por razones económicas, a volver a depender de sus parejas, con lo que interrumpen sus procesos formativos en la búsqueda de empleo. En otros casos, su pareja ha perdido el empleo, con lo cual ambos pasan más tiempo en casa, lo que genera mayor sometimiento o situaciones de conflicto y se reavivan los sentimientos de incapacidad sobre la dificultad de salir del círculo de violencia.
– Deterioro de su situación emocional. La incertidumbre provocada por la Covid genera también situaciones que afectan al estado anímico de las mujeres víctimas de violencia, de por sí muy frágil debido a cuestiones preexistentes. A lo largo de los últimos meses han sido muchos los casos de mujeres acompañadas necesitadas de apoyo emocional y psicológico debido a situaciones de duelo y ansiedad.
Respuestas adaptadas a las características individuales
Cáritas, a través de los diferentes proyectos es testigo directo de la violencia machista que azota nuestra sociedad. Es una lacra en la cual sus víctimas no tienen una edad, nacionalidad, nivel de estudios o condición económica preestablecidas. Cualquier mujer puede sufrirla en cualquier lugar del planeta. Pueden ser amigas, parientes, vecinas, conocidas e, incluso, una misma. Pero hay muchas formas de violencia: feminicidios, prostitución, explotación sexual y trata de personas con fines de explotación sexual, violencia intrafamiliar, matrimonios forzados, violencia sexual, sin olvidar cuestiones que se encuentran normalizadas entre nosotros, como pueden ser los “micro machismos” de los que somos testigos cada día y que forman parte de nuestra “cultura social”. Cabe señalar, además, el preocupante incremento que se está produciendo en los últimos años de la violencia entre los jóvenes y en las redes sociales.
En este sentido, el proyecto ‘Atención a las mujeres en situación de marginalidad’, más conocido como proyecto AMMAR está llevando a cabo unos talleres dos veces al mes donde la temática principal son las habilidades sociales y personales, igualdad de género, salud e higiene. Las mujeres que se atienden en este proyecto han vivido durante mucho tiempo en la exclusión social, por lo que vienen muy deterioradas a todos los niveles, tienen graves dificultades para su inserción social, sienten indefensión, pierden el control de su vida y de sus sentimientos. Este estado se acaba generalizando y la mujer termina por creer que no puede hacer nada.
Por otro lado, entre las diferentes acciones que se realizan desde el Área de Familia en las parroquias de Huelva ciudad cabe destacar el trabajo de intervención y educación familiar que se realiza en varias parroquias desde hace más de cinco años. Se trata de una acción que se va consolidando en algunas parroquias de la periferia de Huelva como son la de San Fco de Asís, la de Sagrada Familia, Ntra Sra del Carmen y Ntra Sra de los Dolores, que siguen apostando por tratar de ofrecer una respuesta integral a las problemáticas y necesidades detectadas en las familias atendidas. En ellos participan mujeres jóvenes con graves dificultades socioeconómicas, a las que se acompaña durante varios meses con el fin de promover su desarrollo y crecimiento personal, detectando y trabajando sus carencias y reforzando sus capacidades o potencialidades de manera que se conviertan en protagonistas de su proceso de cambio, y se involucren más en la resolución de sus problemas.
Francisco: “Una cobarde degradación”
Es oportuno recordar la condena que el Papa Francisco hace en Amoris Laetitia de la violencia contra las mujeres. “Destaco la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud que no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradación”, se señala en el punto 54 de la encíclica.
Y añade el Papa: “La violencia verbal, física y sexual que se ejerce contra las mujeres en algunos matrimonios contradice la naturaleza misma de la unión conyugal. Pienso en la grave mutilación genital de la mujer en algunas culturas, pero también en la desigualdad del acceso a puestos de trabajo dignos y a los lugares donde se toman las decisiones. La historia lleva las huellas de los excesos de las culturas patriarcales, donde la mujer era considerada de segunda clase, pero recordemos también el alquiler de vientres o «la instrumentalización y mercantilización del cuerpo femenino en la actual cultura mediática»”.
Este mismo año, durante su homilía en la Misa del Año Nuevo, Francisco puso sus esperanzas para que 2020 sea un mundo más pacífico para las mujeres, al tiempo que alertaba que “usar la violencia contra ellas equivale a profanar a Dios”.