Iglesia por un Trabajo Decente reivindica la dignidad del trabajo como una prioridad humana

La crisis socioeconómica provocada por la pandemia ha duplicado la tasa de precariedad laboral. Según el último informe FOESSA, «Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España», casi dos millones de hogares (10,3%) sufren las consecuencias de la inestabilidad laboral grave debido a que el sustentador principal ha estado tres o más meses en desempleo o ha tenido tres o más contratos diferentes en distintas empresas. Otras muchas familias (1.023.900) tienen a todos sus miembros en paro, mientras que 589.900 carecen de algún tipo de ingreso periódico.

Frente a este deterioro del mercado laboral y con motivo de la celebración, el próximo 1º de Mayo, del Día Internacional del Trabajo, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) ha lanzado el manifiesto “Sin compromiso no hay trabajo decente” en el que alerta cómo la pandemia y las previsibles consecuencias económicas de la guerra en Ucrania “están debilitando el derecho al trabajo y empobreciendo y descartando a millones de trabajadores, principalmente mujeres, jóvenes y migrantes”.

Según la última EPA (Encuesta de Población Activa) del cuarto trimestre de 2021, el desempleo (13,33%) afecta a más mujeres (1.650.600) que a hombres (1.448.200) y es 7,5 puntos porcentuales superior entre la población extranjera (20,89%). Entre los jóvenes, la falta de trabajo afecta al 30,7% de los menores entre 16 y 24 años.

Un mercado de trabajo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad laboral -advierten las entidades de inspiración cristiana que impulsan en España esta iniciativa- provoca que “muchas personas, a pesar de tener un trabajo no consigan salir de la pobreza”.

Cambio en el sistema productivo

ITD subraya que “la crisis visibilizó la necesidad de un cambio en el sistema productivo, que fuese capaz de crear empleos que aporten valor y con condiciones laborales dignas, pero la generación de empleo no está avanzando en este sentido y, de nuevo, asistimos a un sistema que prioriza el beneficio económico y ‘descarta’ a las personas, principalmente mujeres, jóvenes y migrantes”.

Por ello, en este Primero de Mayo, -añade- defendemos la dignidad del trabajo y el trabajo decente como una prioridad humana y, por ello, una prioridad cristiana y un compromiso de toda la Iglesia. El trabajo decente es además uno de los compromisos asumidos por las Naciones Unidas y los países que la forman en la Agenda 2030, que fue aprobada en 2015.

Pese a las dificultades que plantea el mercado laboral, ITD aprovecha su Manifiesto para resaltar el diálogo, la dedicación y el esfuerzo de numerosos trabajadores para hacer frente a la precariedad. Es el caso de un grupo de trabajadoras de la limpieza del Museo Guggenheim en Bilbao. Tras 285 días de huelga, estas mujeres han logrado recientemente una subida salarial del 20%, la desaparición de los contratos parciales y la reducción de la brecha salarial.

“Estos nueve meses han sido muy duros, pero han merecido la pena, han servido para ganar en dignidad. Ha sido una lucha muy bonita, un ejemplo de trabajo colectivo”, señala Carmen, trabajadora de la limpieza del museo.

ITD plantea además algunas medidas urgentes para reconducir la situación, como:

1. Igualdad salarial, políticas sociales y de género que permitan a las mujeres el acceso a las mismas oportunidades laborales que los hombres, garantizando la conciliación de la vida personal y laboral.

2. Creación de empleo juvenil de calidad: para que jóvenes en desempleo o en situación de temporalidad o precariedad tengan el derecho a acceder a un trabajo digno; relacionado con sus estudios y/o vocación.

3. La promoción de un entorno de trabajo seguro: con la puesta en marcha de políticas activas y la financiación de medidas de seguridad y de salud laboral.

4. Que las trabajadoras de hogar tengan acceso a los mismos derechos que el resto de trabajadores y trabajadoras, reconociéndose definitivamente su derecho a la prestación por desempleo.

5. La regularización urgente de las personas migrantes en situación administrativa irregular.

6. El acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan acceder a un empleo.

“Animamos a que en este 1º de Mayo nos unamos, como comunidad cristiana, en el compromiso por la defensa del trabajo decente, participando en los actos reivindicativos y celebrativos que se realicen en las diócesis; apoyando su visualización y difusión; contribuyendo así a que nuestro mensaje pueda llegar con fuerza en la esperanza de que el trabajo decente pueda ser una realidad para todas las personas”, concluye.

La iniciativa Iglesia por el trabajo Decente (ITD) comenzó su andadura en 2014 y está formado por organizaciones de inspiración católica y congregaciones religiosas, entre las que se encuentran Cáritas, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC). Su objetivo es sensibilizar, visibilizar y denunciar una cuestión esencial para la vida de millones de personas: el trabajo humano y reivindicar el trabajo decente «hacia el interior de estas organizaciones, hacia la Iglesia en general y hacia la sociedad».

Cáritas Diocesana lamenta la muerte de Alam en el asentamiento de Lepe a causa de un incendio

Huelva, 22 de abril de 2022. Cáritas Diocesana de Huelva, junto con el Secretariado de Migraciones y la HOAC, lamenta el fallecimiento a causa de un incendio de Alam, un chico de 27 años originario de Marruecos que vivía en el asentamiento chabolista de Lepe.

La Iglesia Diocesana de Huelva ha alertado desde hace varios años de la situación de vida insostenible de estas personas. Las condiciones de falta de acceso a derechos, el agravamiento emocional y la perpetuación de condiciones de exclusión social tan severas y prolongadas en el tiempo, agravan, más si cabe,  la realidad de estos asentamientos chabolistas y de las personas que malviven en ellos.

La falta de alternativas habitacionales dignas, unida a la prohibición de construir infraviviendas, hace que muchas personas vivan en un espacio muy pequeño, hacinadas e incrementando así el riesgo a accidentes como el ocurrido.

Nunca como ahora se pone de manifiesto la necesidad de elaborar un plan que integre medidas a medio y largo plazo y que conduzcan a la erradicación de estos asentamientos y a las causas estructurales que propician la aparición y consolidación de los mismos.

Las entidades mencionadas llevan años alertando y denunciando la total vulneración de derechos humanos a la que se ven sometidas miles de personas que malviven en estos asentamientos y que, a fecha de hoy, siguen poniendo rostro a una de las realidades de exclusión más duras que se dan a nivel autonómico, nacional y europeo.

Caritas Diocesana de Huelva y el resto de entidades eclesiales firmantes, en su trabajo diario de acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes en cada una de sus necesidades, no olvidan, como dice el Papa Francisco que lo que está en juego es el rostro que queremos darnos como sociedad y como vida humana.

Mari Carmen: “No tenemos hora, estamos siempre disponibles”

Cuando se declaró el estado de alarma a causa de la pandemia de la Covid-19, Mª Carmen Camacho, voluntaria de Cáritas Parroquial de Beas, se encontraba en el campo. Esos días, recuerda, “las llamadas no pararon de llegar por parte de los usuarios. Estaban asustados por lo que veían en las noticias y sentían una tremenda ansiedad”. Y es que, según cuenta la voluntaria, muchas fueron las personas que de un día para otro se quedaron sin nada.

En esos momentos, parte del equipo de voluntariado que forma Cáritas Parroquial de Beas se tuvo que resguardar, ya que eran personas mayores. Además, la situación de restricción de la movilidad y la apertura, impidió al equipo seguir abriendo la acogida presencial, aunque la telefónica nunca cesó. Por ello, Mª Carmen, siendo una de las más jóvenes, estuvo al frente y tuvo una muy buena coordinación con el Ayuntamiento de la localidad y los Servicios Sociales. “ En las primeras semanas del confinamiento, yo me hice cargo de la asistencia tanto de las familias con las que ya trabajábamos como de aquellas que nos derivaba el Ayuntamiento. Desde mi casa hacía los vales de alimentos y la Policía Local se los llevaba a las familias”. Para este trabajo, Mª Carmen resalta que fue vital la coordinación para actuar rápido y con calidad. “Además, Cáritas Diocesana de Huelva siempre estuvo ahí, preocupándose por nosotros y orientándonos para atender a las personas”.

El teléfono ha sido clave en esta crisis, ya que se convirtió en un aliado para estar cerca de las personas. “Cuando alguien te necesitaba te llamaba, lo escuchabas e intentabas ayudarle, pero nos hemos encontrado con muchas situaciones nuevas que no sabíamos muy bien cómo tratar y aliviar. Fueron momentos muy duros para muchas personas”.

Han sido muchos los problemas psicológicos que la crisis de la Covid-19 ha supuesto para muchas personas que tenían una vida normalizada y que de repente, se encontraron en una situación de vulnerabilidad, perdiendo sus trabajos y quedándose sin su sustento principal. “Escuchamos el llanto de las personas que lo estaban pasando mal, y en ese momento, escucharles, apoyarles e intentar entenderles era, a veces, la única cosa que podíamos hacer. Estar disponibles para ellos, porque Cáritas Beas no ha tenido horarios, estamos disponibles siempre”, confiesa Mª Carmen.

Una vez superadas las semanas más duras de confinamiento y las restricciones más fuertes, el voluntariado de Cáritas Parroquial de Beas ha vuelto a su labor aunque “en ningún momento lo dejaron, porque aunque las voluntarias de más edad tuvieron que quedarse en casa, siempre estaban atentas, preocupadas y disponibles para todo lo que pudieran hacer. Las personas mayores hacen una labor increíble porque son constantes, conocen al pueblo y tienen disponibilidad”. Poco a poco, también fue volviendo el equipo más joven, “personas como Maleni, Maribel y Miriam empezaron a hacer los repartos, tanto fuera como en la sede”.

En estos momentos, Cáritas Parroquial de Beas ha vuelto a abrir la acogida presencial con un sistema de citas para evitar colas, con la intención de escuchar a las personas y tomar una decisión personal para cada una de ellas. Después de la vivencia acaecida, después del año 2020 y lo que aún estamos viviendo, Mª Carmen expresa que “tienes que estar preparada para situaciones inesperadas y que, a veces, esa preparación te la da el Señor”.

Sin duda, el voluntariado de la Cáritas Parroquial de Beas ha sido el principal motor que ha hecho posible la labor de atención social que han realizado, demostrando una buena coordinación con otras entidades y administraciones. “Sin olvidar al pueblo, que también se volcó con las realidades más duras, haciendo donaciones y preocupándose por ellas”.

Nuestros mayores: un valor incalculable

Hasta la declaración de esta pandemia nunca las personas mayores habían sido tan mencionadas ni habían tenido tanto protagonismo en los medios de comunicación. La constatación de que el virus genera síntomas más graves y de que sus consecuencias tienden a ser peores en quienes tienen más edad, llevó a definir a los mayores de 65 años como el colectivo más vulnerable y a recomendarles que no salgan de casa, quedándose, en muchos casos, aislados, sin que nadie pudiera ir a visitarlos, sintiendo, como consecuencia, miedo y soledad.

Para Cáritas Diocesana de Huelva, las personas mayores son el pegamento entre nuestro pasado y nuestro presente, y su conocimiento debe ser contado, acompañado y compartido. Por ello, se merecen toda nuestra atención, escucha y amor antes, durante y cuando pase la crisis sanitaria.

El Proyecto de Acompañamiento a Mayores se viene desarrollando desde hace varios años en la zona de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Inma Ruiz y Nieves Domínguez, técnicas del proyecto, cuentan que “es muy gratificante trabajar con estas personas”. Recuerdan que cuando se produjo el confinamiento, “tuvimos que pararnos y evaluar lo que ocurría, era una situación totalmente nueva”. Así que, elaboraron un listín telefónico con todos los pueblos y empezaron a organizar los talleres a través de WhatsApp. “Es difícil trabajar de manera telemática con personas que no saben manejar un ordenador, pero siempre había un hijo, un amigo o un vecino que nos hacía de puente”. En esos momentos de caos e incertidumbre, también recibieron muchas llamadas, “algunas personas estaban muy preocupadas, se encontraban solas y no sabían lo que pasaba realmente”, cuentan.

Ángela Maestre, lleva siendo voluntaria del proyecto desde 2019. En su voluntariado, visita a los mayores para darle compañía o para dar respiro a sus acompañantes. “Son visitas largas que nos dan la oportunidad de disfrutar del mayor, hablar con tranquilidad y poder hacerle compañía”. Emocionada de su función y con alguna lágrima en los ojos, cuenta que cuando conoció el proyecto pensó que podría aportar mucho. “Después fue al revés, estar con los mayores me aporta mucho más a mí”. En la etapa del confinamiento, Ángela recuerda llamadas con los mayores en las que “sentía la pena en sus voces, porque se sentían solos al no tener a sus familias cerca. Ante esto, les intentaba transmitir esperanza, aunque yo no la tuviera, me tenía que hacer fuerte por ellos”. Milagros Mozo (85) es una de esas personas que recibe la visita de las técnicas y voluntarias. “Cuando no podían venir me sentía regular, porque me alegraban mucho sus visitas. Hablar es necesario y a veces lo hago muy poco, cuando están ellas puedo hacerlo”.

A su vez, Cruz Rosario Rodríguez (86) participa en los talleres de memoria que realizan todas las semanas. En esas horas hacen ejercicios para mejorar la memoria y la retención de los mayores. “Hacemos diferentes ejercicios que me ayudan a acordarme de lo que se me olvida. Me gusta venir, nos conocemos entre todas y pasamos un buen rato”. Eso mismo le sucede a MªTeresa Romero (90) que vive sola y venir cada semana “le da mucha alegría”.

Cuando las técnicas, viendo que todo estaba cerrado, decidieron seguir con el taller telemáticamente Felisa Acedo (64) y Francisca Suárez (68) recibían todas las semanas fichas con ejercicios, “eran actividades diferentes que nos ayudaban a sentirnos entretenidas”, comentan. Antonia López (75) y Yeye (80) sintieron miedo y desinformación porque no podían salir en pleno confinamiento, pero “ahora estamos deseando venir al taller, echamos una hora muy buena porque aprendemos cosas que no sabemos. A veces preguntamos mucho, menos mal que tienen paciencia”, ríen ambas.

Mayores con ganas de seguir aprendiendo y mejorando. Mayores que enriquecen nuestra vida aportándonos su tiempo y sus saberes. Un tesoro del tiempo que debemos respetar y cuidar.

Un voluntariado comprometido en tiempos de pandemia

Los voluntarios y voluntarias de Cáritas son los pilares de la acción Sociocaritativa de la Iglesia y han estado al frente de la acción cuando todo cerraba. Cuando estalló el estado de alarma, fueron estas personas voluntarias las que estuvieron atendiendo desde el teléfono, desde la acogida de la Parroquia o desde sus propias casas. Ellos y ellas han estado presentes, de una u otra manera, para atender las situaciones de necesidad que muchas personas han sufrido por la pandemia de la Covid-19.

Ejemplo de esta acción comprometida son Manolo Roque, de 66 años y Luciano Ortiz, de 67, que llevan como voluntarios de Cáritas Parroquial de Lepe desde hace más de 10 años. Ambos son parte del Programa de Asentamientos, un proyecto de acompañamiento parroquial y de atención a las personas que viven en los asentamientos chabolistas. Concretamente, ellos se centran en los asentamientos de Lepe, donde realizan junto con técnicos y otras personas voluntarias un trabajo integral con las personas que residen en estos núcleos.

Dentro de sus actividades como voluntario, Luciano se ocupa de preparar en la Parroquia las bolsas de alimentos que al día siguiente llevan a los asentamientos, “cuando vamos intentamos ayudar a todos aquellos que lo necesitan e intentamos apotarles lo que les falte, bien sea comida, medicinas o si necesitan otra cosa, como ir al médico”, cuenta Luciano.

Cuando se declaró el estado de alarma, muchas personas de la Cáritas Parroquial de Lepe tuvieron que resguardarse, ya que eran grupo de riesgo, “pero esto nunca cerró, estuvimos ahí de una manera o de otra para echarle la mano a quien lo necesitara”, confiesa. En esos momentos hubo muchas familias que perdieron sus trabajos y no podían hacer frente a los gastos de la casa, “menos mal que Cáritas hizo real el lema de #LaCaridadNoCierra”.


Manolo, por su parte, cuenta que en su voluntariado cada uno de ellos hace de todo, “cubrimos todas las necesidades que nos pidan, desde la comida, viajes que tengan que hacer por trabajo o pagos de recibos, valorando cada caso individualmente”.

La atención en la Parroquia está marcada por un horario semanal pero, “aunque pongamos horas de atención, cuando hay una urgencia siempre estamos disponibles”.

La visita a los asentamientos la realizan una vez en semana, siempre acompañados por un técnico de Cáritas Diocesana, “vamos por la mañana para atender al que no está trabajando y echarle una mano en lo que le haga falta”. Con motivo de la pandemia, comenzaron a llevarles mascarillas, equipamiento de higiene y sobre todo “les informábamos de lo que sabíamos sobre el virus, lo que tenían que tener en cuenta para cuidarse… Pero claro, nos pedían que nos laváramos las manos cuando ellos no tenían ni agua”. Roque expresa la impotencia que siente cada vez que ve las condiciones en las que viven, “es muy frustrante, son condiciones que ninguna persona merece”.

Ambos expresan que decidieron ser voluntarios de Cáritas porque siempre les gustó ayudar, servir y dar a los demás, “haz el bien sin mirar a quien”, sonríen entre ellos. No dudan en seguir siendo voluntarios ya que “siempre va a haber personas que necesiten una mano en algún momento y nosotros queremos estar ahí. Solo con que nuestro voluntariado ayude a una persona, ya nos merece la pena”.

Cáritas Española se suma al mensaje de condolencias de Caritas Internationalis por la muerte de dos trabajadoras de Cáritas en Mariúpol

Cáritas Española se ha sumado este martes al mensaje de condolencias de Caritas Internationalis por la muerte dos trabajadoras de Cáritas Ucrania en Mariúpol.

“Esta dramática noticia deja a la familia de Cáritas horrorizada y conmocionada. Nos unimos al dolor y al sufrimiento de las familias y de nuestros compañeros de Cáritas Ucrania que están viviendo una tragedia”. Con estas palabras, el secretario general de Caritas Internationalis, Aloysius John, expresa el dolor de la Confederación ante la noticia del fallecimiento de dos trabajadoras de Cáritas Ucrania en Mariúpol.

Pese a que el ataque se ha conocido en las últimas horas, es probable que tuviera lugar el pasado 15 marzo cuando un tanque disparó contra el edificio del centro de Cáritas en Mariúpol, matando a los dos miembros del personal y cinco de sus familiares. En este momento, debido a la ausencia de comunicación con la ciudad de Mariúpol y la falta de acceso a las instalaciones del centro de Cáritas, la oficina nacional de Caritas Ucrania aún no cuenta con elementos suficientes para determinar qué sucedió y continúa recopilando información. Presuntamente, el personal de Cáritas y sus familias se refugiaron en el centro durante el bombardeo.

“Caritas Internationalis reitera su incesante llamamiento a la paz, como lo viene haciendo desde hace 48 días”, señala John. “El ‘martirio’ en Ucrania, como lo ha llamado el papa Francisco, debe detenerse, y debe detenerse ahora. La comunidad internacional debe hacer lo imposible para frenar esta masacre de inmediato. Hay que darle una oportunidad a la paz. El conflicto armado y la violencia no son la solución. Se deben salvaguardar las vidas humanas y defender la dignidad humana. Debe garantizarse la seguridad de los civiles”, añade.

La Confederación de 162 organizaciones de Cáritas nacionales en todo el mundo también condenan la violación generalizada del derecho internacional humanitario en varias zonas de Ucrania.

Al lado de la gente

Desde el comienzo del conflicto, las dos Cáritas presentes en el país -Cáritas Ucrania y Caritas-Spes- han estado al lado de la gente y han brindado asistencia humanitaria para salvar la vida de unas 600.000 personas. «Cáritas Ucrania y las de los países vecinos continúan brindando asistencia vital a la población y a los refugiados que huyen de la guerra. Estamos profundamente agradecidos a todos los trabajadores y voluntarios de Cáritas que continúan incesantemente sirviendo a las personas necesitadas, incluso a riesgo de sus propias vidas”, agrega Aloysius John.

La presidenta de Cáritas Ucrania, Tetiana Stawnychy, pide honrar la memoria de las víctimas. “Necesitamos vuestra solidaridad y oraciones por las familias que sufren, por toda la comunidad de Cáritas Ucrania”, señala.

Mariúpol se encuentra entre las tres regiones del país con una situación humanitaria más crítica. Desde que empezó el conflicto, Cáritas ha atendido a más de 352.000 personas, muchas de ellas dentro de Ucrania. Solo en ese país se reparten diariamente más de 4.000 comidas. Las Cáritas nacionales en los países vecinos, incluidos Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumania y Moldavia, están en primera línea para ayudar a los millones de refugiados.

Cáritas y la Iglesia se encuentran entre las pocas organizaciones que quedan al lado de la población ucraniana, y su presencia de base les permite llegar incluso a zonas de conflicto muy remotas.

Emergencia en Ucrania


A las 02.55 del 24 de febrero, el presidente de Rusia anunció una operación militar en Ucrania.

Rusia ha lanzado misiles a las infraestructuras y puntos fronterizos. Tanques y tropas han entrado en Ucrania en puntos del Este, Sur, y Norte del país. 

Según los últimos datos de ACNUR, a 29 de marzo de 2022, más de cuatro millones de refugiados han salido de Ucrania. Es el mayor éxodo de personas refugiadas en Europa desde la II Guerra Mundial. Además de los refugiados que salen del país, se estima que 12 millones de personas dentro de Ucrania necesitan ayuda humanitaria urgente.

La situación es muy cambiante, y todo el país está en alerta máxima.

Ucrania está en estado de guerra

Cáritas Española trabaja en Ucrania desde 2010, y desde 2014 en la región del Donbass. En estos momentos, estamos apoyando el trabajo humanitario de Cáritas Ucrania y las Cáritas de países limítrofes.


UCRANIA

Desde que empezó el conflicto Cáritas ha atendido a más de 352.000 personas. Los centros ofrecen alojamiento, aseo básico, comida y agua. Cáritas está haciendo un esfuerzo por acompañar esta atención con ayuda psicológica. Además del alojamiento se ofrecen 4.000 comidas al día por todo el país.

Cáritas Ucrania está haciendo un gran esfuerzo para detectar los casos más vulnerables (madres a cargo de familias numerosas, personas mayores, mayores a cargo de nietos) con el fin de protegerles y acompañarles de manera específica.

Las líneas de acción prioritarias para Cáritas Ucrania son:

  • Reparto de información actualizada, comida caliente, agua, kits de higiene básica.
  • Transporte seguro para las personas evacuadas.
  • Refugio seguro y lavandería en los centros de atención.
  • Respuesta a casos especiales (ancianos, personas con discapacidad, menores) y apoyo emocional básico y zona de juegos para niños (deportes y manualidades) para eliminar la tensión.

Gracias al apoyo y solidaridad de la sociedad, Cáritas Española contribuye con 100.000 euros a este proyecto.

POLONIA

La actividad de Cáritas Polonia está centrada en:

  • Registro de personas y acompañamiento a alojamientos de los servicios públicos o de Cáritas en el caso de perfiles muy vulnerables.
  • Distribución de comida no perecedera.
  • Entrega de colchones y sacos de dormir.
  • Registro de menores no acompañados.
  • Distribución de información en los puntos de llegada.

En los 26 puntos de ayuda, se ha atendido a 80.000 personas desde el inicio de la invasión.

Además Cáritas Polonia ha preparado 2.500 plazas para menores no acompañados refugiados de Ucrania y familias vulnerables. En una semana se han cubierto 800 plazas. Este trabajo se realiza en coordinación estrecha con el gobierno local y 20 Cáritas diocesanas distribuidas por todo el país.

Gracias al apoyo y solidaridad de nuestra sociedad, Cáritas Española puede apoyar esta intervención con 100.000 euros

rumanía

Cáritas Rumanía y las Cáritas Diocesanas del país se han movilizado para dar una respuesta humanitaria rápida y urgente.

Actualmente hay 12 centros por todo el país que ofrecen alojamiento, comida y servicios básicos.

Asimismo, se ha hecho un envío de material de ayuda humanitaria a Ucrania.

Las líneas de acción prioritarias para Cáritas Rumanía son:

  • Alojamientos seguros y dignos de corta y media estancia.
  • Satisfacción de necesidades básicas de comida y enseres domésticos.
  • Los refugiados ucranianos acceden a los servicios sociales básicos.
  • Los desplazados internos de Ucrania satisfacen sus necesidades de comida y enseres básicos.

Gracias al apoyo y solidaridad de la sociedad, Cáritas Española aportará 300.000 euros al presente proyecto.

MOLDAVIA

Desde el inicio de la crisis, Cáritas Moldavia está distribuyendo ayuda humanitaria para cubrir tanto necesidades físicas (agua, comida, alojamiento y transporte), como emocionales.

Además ofrece información sobre los recursos a los que se puede acceder y cómo, prepara actividades para niños y ayuda a las personas refugiadas a tomar una decisión sobre su futuro próximo.

Cáritas Moldavia está haciendo un esfuerzo por aumentar sus actividades, de manera que se pueda dar respuesta al creciente flujo de refugiados.

Las líneas de trabajo priorizadas por Cáritas Moldavia para atender a 9.600 personas son:

  • Garantizar el transporte seguro desde la frontera a los centros de acogida.
  • Brindar centros de alojamiento seguros para descansar.
  • Asegurar el acceso a comida, servicios de higiene y aseos básicos.
  • Apoyar psicosocialmente a familias que han huido del conflicto.

Gracias al apoyo y solidaridad de nuestra sociedad, Cáritas Española puede apoyar esta intervención con 300.000 euros.

¿Cómo puedes ayudar?

Concepto: Ucrania

La Caixa / ES69 2100 8475 932200263766

BIZUM: 00566

Cáritas invita a “ayudar X dos” en la declaración de la Renta

Recuerda que marcar conjuntamente las casillas de la Iglesia y la de Fines Sociales no supone pagar más ni que se le devuelva menos

Un 35% de las personas no eligen el destino de sus impuestos y dejan en blanco su asignación

En 2021 se recaudaron más de 386 millones de euros, que irán destinados a proyectos sociales desarrollados por las ONG

Cáritas agradece la solidaridad de los contribuyentes porque permite seguir impulsando una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria

Cáritas. 7 de abril de 2022. La pasada primavera, el 54% de las personas contribuyentes marcaron la casilla solidaria de la renta, superando los 11 millones y medio de personas. Sin embargo, todavía hay un 46% (10 millones de personas) que no lo hacen, o bien porque marcan solamente la casilla de la Iglesia católica o porque no marcan ninguna (35%). Dejar en blanco estas casillas de la asignación tributaria supone que una parte importante de la recaudación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) pase cada año directamente a las arcas del Estado, en lugar de destinarse a fines sociales o al sostenimiento de la Iglesia.

“Existen dos perfiles básicos que no marcan ninguna de las dos casillas. Por un lado, está el público joven que está haciendo su primera o primeras declaraciones, y, por otro, un grupo importante de personas que no marcan ninguna o que marcan solo una al pensar que entre ellas se restan o que se pagan más impuestos”, explica Eduardo López, del equipo de Sensibilización y Comunicación en Cáritas Española.

Multiplicar la labor

Durante la presentación de la campaña de la X Solidaria, la Plataforma de ONG de Acción Social (POAS) ha recordado que si todos los contribuyentes marcaran la casilla de otros fines sociales, las organizaciones del tercer sector podrían haber recibido este año cerca de 631 millones de euros en lugar de los 386 que obtuvieron de la asignación tributaria, según el balance de los datos provisionales facilitados por Hacienda.  “Si todos los contribuyentes la marcasen en su renta, las ONG podríamos multiplicar nuestra labor, lo que sin duda supondría un antes y un después para la vida de millones de personas a las que las ONG podrían ayudar”, explica la presidenta de la Plataforma de ONG de Acción Social, Yolanda Besteiro.

La solidaridad de los contribuyentes españoles a través de las casillas de la asignación tributaria permite a Cáritas poner en marcha cada año cientos de proyectos sociales, ya que, como entidad del tercer sector de acción social, obtiene fondos a través de la casilla de “otros fines sociales” y también de la casilla destinada a la Iglesia católica, al ser la confederación oficial de las entidades de acción caritativa y social de la Iglesia en España.

Con motivo del inicio de la campaña de la Renta 2022 y con el objetivo de poder seguir impulsando una sociedad más justa, inclusiva e igualitaria, Cáritas ha lanzado la campaña “No cuesta nada ayudar X dos” para invitar a la sociedad a marcar las dos casillas.

“De esta manera, el contribuyente puede multiplicar su solidaridad al aportar el 1,4% de sus impuestos tanto al sostenimiento de la Iglesia como a los fines sociales. Este sencillo gesto no supone pagar más ni que se le vaya a devolver menos en el resultado de su declaración”, apunta López.

“Marcando ambas casillas -añade- podemos apoyar a cientos de proyectos de atención a personas en situación de pobreza y exclusión, y, al mismo tiempo, la importante labor pastoral y litúrgica que lleva a cabo la Iglesia católica en España”.

“Los que hemos pasado por la cárcel parece que quedamos marcados, pero no siempre es así”

Uno de los muchos proyectos que Cáritas lleva adelante gracias a los fondos obtenidos de la asignación tributaria es “Volver a empezar”. Este programa, liderado por Cáritas Burgos y la Pastoral Penitenciaria de dicha diócesis, permite acompañar cada año a 175 personas privadas de libertad. Su objetivo es acompañar a estas personas desde que entran en el centro penitenciario hasta que consiguen su reinserción social. Además de acompañar y elaborar junto a las personas reclusas un itinerario personal que permita a los educadores sociales orientarles en aquellos talleres educativos-formativos y en la formación ocupacional que estén más acorde a sus expectativas, se les ofrece también estancias en albergues o pisos de Cáritas durante los permisos y después de obtenida la libertad, además de apoyo económico o en especie para la cobertura de sus necesidades básicas.

“La financiación de este proyecto nos ha permitido intervenir de una forma determinante con un colectivo que sufre unas elevadísimas tasas de exclusión social. Las actividades que se desarrollan dentro del Centro Penitenciario les preparan para la vida, y para los retos que afrontarán una vez en libertad. Por encima del apoyo económico, sanitario o psicológico, es fundamental que descubran que tienen un proyecto de vida, que no están solos, y que la dura experiencia de la cárcel puede ser también el punto de partida para acceder a una integración plena”, señala David Alonso, educador social y responsable del proyecto.

Para muchos reclusos este programa es su única oportunidad de volver a formar parte de la sociedad. “Entré en contacto con Cáritas Burgos mientras estaba en la cárcel, porque nos ofrecieron unos talleres y, casi por curiosidad o aburrimiento, me apunté. A las pocas semanas, empecé a darme cuenta de que me venían muy bien, de que me planteaban un futuro que no me había imaginado antes. El camino es difícil, porque he cometido errores grandes y he tenido que pagar las consecuencias, pero ahora sé que hay quien se preocupa, quien me apoya y quien me anima. En unas semanas terminaré un curso y es muy posible que empiece a trabajar. Los que hemos pasado por la cárcel parece que quedamos marcados para siempre, pero no tiene por qué ser así”, explica José B, exrecluso.

En esta declaración de la Renta, piénsalo, “no cuesta nada ayudar X dos”.  

Alrededor de 200 personas participaron en el Encuentro de Voluntariado de Cáritas Diocesana de Huelva

El pasado sábado 2 de abril, Cáritas Diocesana de Huelva ha celebrado su Encuentro Provincial de Voluntariado en un marco tan especial como la aldea del Rocío. Alrededor de 200 personas asistieron al evento con ganas de compartir y celebrar después de un largo tiempo sin poder realizar encuentros de convivencia presenciales que tan motivadores son para todas las personas que forman el voluntariado de Cáritas Diocesana de Huelva.

El encuentro tuvo como inspiración y eje central la campaña del 75 aniversario de Cáritas Española, “75 años de amor por los demás». En el encuentro, la entidad evaluó todo el camino recorrido en estos años y la labor realizada, para así, llenarse de fuerzas para los años siguientes y seguir soñando juntos con una Cáritas que continúe navegando con fortaleza, unión y compromiso, por turbulentas que puedan resultar las aguas.

El evento estuvo encabezado por la oración de José Antonio Omist, Delegado Diocesano para la Pastorial Social y Promoción de las Personas de Cáritas Diocesana de Huelva. Seguidamente, la directora de Cáritas Diocesana de Huelva, Pilar Vizcaíno, dió una cálida bienvenida a todos los participantes de la sala, agradeciendo su asistencia y su labor como voluntarios y voluntarias.

A las 11 de la mañana dió comienzo un interesante conversatorio formado por
Faruk Narváez, Responsable de Formación y Voluntariado de Cáritas Diocesana de Huelva; Francisco Jóse Martínez, Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad de Huelva;Teresa González Gómez, Doctora en Sociología de la Universidad de Huelva. En él, los ponentes ahondaron sobre la figura del voluntariado en la sociedad de hoy, dieron datos, apuntes y reflexiones que fomentaron la curiosidad del público y que animaron a que las personas se lanzaran a preguntar dudas.

A las 12 comenzó una emotiva Eucaristía que tuvo como tema central el voluntariado y el Encuentro. En ella, destacó la parte de acción de gracias, ya que cada Coordinadora se encargó de preparar un gesto que representara a su territorio y compartirlo con los demás.

Para terminar el evento, los asistentes compartieron un almuerzo de manera distendida y alegre. Con este evento, Cáritas Diocesana de Huelva, siendo una institución de voluntariado, quería darle el valor y la importancia que merecen todas y cada una de las personas voluntarias, ya que tienen un papel importantísimo en la labor con las personas que más lo necesitan y también aportan un valor grandísimo a la sociedad en general.

En el encuentro, cabe destacar la labor de organización y bienvenida que hizo el Voluntariado Joven de Cáritas Diocesana de Huelva. La entidad les agradece de corazón el esfuerzo, así como la asistencia y el compromiso a ellos y ellas como grupo y también a todas las personas que asistieron e hicieron posible el Encuentro.