Cáritas alerta de que la Covid-19 ha disparado un 25% la demanda de plazas para personas sin hogar

En el informe presentado hoy bajo el título “Las personas en situación de sin hogar acompañadas por Cáritas. Contexto en 2019 y durante el estado de alarma y la COVID-19”, Cáritas alerta de que la crisis sanitaria y social causada por el coronavirus ha provocado el aumento de la presencia de personas sin hogar en los recursos de la Confederación de toda España y ha incrementado la necesidad de plazas en un 25%.

Este aumento ha puesto al borde de la saturación la red de acogida y acompañamiento de Cáritas para las personas sin hogar, por lo que, como se reclamó en la rueda de prensa de presentación del estudio, “urgen alojamientos de continuidad y medidas alternativas para todas las personas sin hogar afectadas por la pandemia”, junto a políticas públicas ágiles para afrontar las nuevas necesidades planteadas por la Covid-19 que garanticen los derechos y la dignidad de estas personas invisibles”.

Este informe, que se publica dentro de la colección “Estudios e Investigaciones” del sello Cáritas Española Editores, ha sido presentado por Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas; Thomas Ubrich, técnico del Equipo de Estudios y coordinador de la investigación; y Enrique Domínguez, técnico del Equipo de Inclusión y responsable de Personas sin Hogar.

Este estudio es el resultado de un exhaustivo trabajo de consulta llevado a cabo por el Equipo de Estudios de Cáritas entre las Cáritas Diocesanas de toda España que tienen algún tipo de proyecto de intervención con personas sin hogar, con el objetivo de disponer de un análisis fiable en torno a la realidad del sinhogarismo. Para ello se ha realizado una macro-encuesta en la que han participado 58 Cáritas Diocesanas, que representan el 92% de las Cáritas Diocesanas del país que tienen algún tipo de proyecto de intervención con personas en situación de sin hogar (PsSH).

Resultados de la encuesta: número de plazas y perfiles

La consulta ha permitido realizar una radiografía de la intervención que Cáritas lleva a cabo con estas personas y conocer el impacto que está teniendo la COVID-19 en los recursos y en los usuarios de los mismos.

Cáritas estima que actualmente unas 40.000 personas viven en la calle en España, un dato muy superior a la cifra oficial de las 33.000 personas identificadas en el año 2015 en la Estrategia Nacional Integral para las Personas Sin Hogar y que es el instrumento del que se ha dotado la Administración central para dar respuesta a la situación de estas personas.

Sobre la actividad llevada a cabo por Cáritas, destacan estos datos:

– Durante el último año, la red de Cáritas para PsSH atendió a 39.483 personas. El perfil general de las personas sin hogar acompañadas es el de un varón entre 45 y 64 años de nacionalidad española.

– El 53,5% son de nacionalidad española y el 46,5% restante extranjeras; de estas, siete de cada diez son de origen extracomunitario, y tres de cada diez son ciudadanos de un país de la Unión Europea.

– Cáritas gestiona un total de 5.448 plazas para personas sin hogar, a través de una red de 469 centros en todo el país.

– La mitad de estas plazas (2.700) son de tipo habitacional: centros de acogida y asistencia integral, pisos de acogida temporal, centros de noche, centros de acogida para mujeres solas o con sus hijos, o pisos de inclusión social de estancia indefinida, entre otros.

– 2.100 plazas son gestionadas en centros de día, donde se facilitan y apoyan procesos orientados a la socialización, la recuperación de habilidades personales, la mejora de su salud y la ocupación del tiempo, junto a la mejora de su empleabilidad y autonomía económica.

– Las plazas restantes corresponden a centros ocupacionales, empresas de inserción, casas de acogida VIH, drogodependencia, centros de urgencia y otros.

La encuesta revela los distintos perfiles de vulnerabilidad que presentan las personas acompañadas por Cáritas a través de sus recursos. En especial destacan los siguientes:

– La dureza de la realidad que sufren cerca de 7.100 mujeres sin techo o sin vivienda atendidas por Cáritas, muchas de las cuales se ven en la calle tras haber sufrido violencia.

– Los más de 1.000 niños, niñas y adolescentes que viven en familias sin vivienda habitual; y los 7.300 jóvenes entre 18 y 29 años, muchos de ellos jóvenes ex tutelados que salen de los centros de menores sin un alojamiento alternativo.

– La extrema fragilidad de los 2.000 mayores de 65 años que Cáritas acompaña a través de su red de atención a personas sin hogar.

Impacto de la Covid-19

La encuesta desvela el impacto que la pandemia está teniendo en la red de acogida a las PsSh de Cáritas. En primer lugar, la crisis socio-sanitario provocada por la COVID-19 ha provocado el aumento de la presencia de personas sin hogar en los recursos de Cáritas y ha incrementado la necesidad de plazas en un 25%.

Las plazas han aumentado durante la pandemia en un total de 1.407. Esto significa que, con la aparición de la emergencia, Cáritas está llegando a gestionar un total de 6.855 plazas para atender a las necesidades de PsSH.

“El coronavirus –ha subrayado Thomas Ubrich— ha puesto en primera línea la dificultad para el acceso a una vivienda digna y revelado la especial fragilidad de estas personas y la importancia de ese espacio de protección que es el hogar. Esta crisis nos ha hecho conscientes que no podemos vivir sin hogar: necesitamos independencia, de un hogar nuestro, no compartido, seguro y confortable”. “La vivienda es más que nunca un elemento central de la vida, y en particular frente al coronavirus”, ha añadido.

Los rebrotes de contagio y las nuevas medidas de confinamiento afectan especialmente a los más vulnerables. De ahí la advertencia lanzada por Ubrich de que en esta segunda ola “nuestros recursos están al borde de la saturación, a punto de desbordar nuestra capacidad para responder a las necesidades de las personas sin hogar”. “Necesitamos urgentemente de nuevas medidas—ha asegurado—, también a largo plazo ante la complejidad de la situación, así como mantener y consolidar las plazas nuevamente creadas, pero, sobre todo, avanzar hacia soluciones permanentes. No podemos olvidar que la vivienda es la primera barrera de protección para preservar la salud, la vida y la dignidad”.

Retos para la acción

Junto a los datos obtenidos a través de la encuesta a las Cáritas Diocesanas, el estudio plantea los retos y oportunidades que lanza la nueva realidad social creada por la pandemia, junto a una serie de orientaciones que permitan generar cambios encaminados a mejorar la vida de las personas sin hogar y en situación de exclusión.

A la luz de los datos recogidos, Enrique Domínguez puso el foco en estas constataciones, que supone un reto para el trabajo de Cáritas en este ámbito:

– Más de un tercio de las Cáritas Diocesanas llevan a cabo trabajo de calle, un servicio que, en general, cuenta con un menor desarrollo y presencia en la acción de las entidades sociales y las Administraciones.

– La atención de Cáritas se centra sobre todo en el acceso a un alojamiento adecuado: 8 de cada diez recursos destinados a PsSH son de tipo habitacional u alojamiento. Merecen destacarse los más de 220 recursos de alojamiento ubicados en pisos.

– En torno al 80-90% de los recursos y dispositivos de Cáritas para PsSH son de titularidad propia. Durante el estado de alarma, la titularidad de las plazas generadas en colabora¬ción con Cáritas ha sido sobre todo pública (un 74%).

– La encuesta confirma la necesidad de adaptar nuestras intervenciones y recursos a lo que las personas realmente necesitan, y trabajar cada vez más “con” las personas y no sólo “para” las personas.

– Aunque el estudio presenta un perfil general muy similar al “tradicional”, eso no significa que no existan o no estén llegando a los centros de Cáritas personas con otras situaciones de gran vulnerabilidad, como son los jóvenes ex tutelados que salen de los centros de menores sin un alojamiento alternativo, mujeres que han sido víctimas de una agresión o violencia, personas que encadenan estancias temporales en casas de conocidos donde ya no pueden quedarse, o quienes sufren un trastorno de salud mental o determinadas adicciones.

– Es preocupante el dato de que dos de cada diez personas sean jóvenes entre 18 y 29 años, un 18,6% del total, y que un 2,6% sean menores de edad, es decir que corresponden a familias en situación de sin hogar (hablamos de más de 1.000 niños, niñas y adolescentes).

– El papel decisivo de las personas voluntarias en la acción de Cáritas con las PsSH: en 2019 fueron 3.344 personas voluntarias, lo que supone un 78% del total de quienes desarrollan su acción en recursos de Cáritas dirigidos estas personas.

Orientaciones y propuestas

Los dos últimos capítulos del informe se dedican a señalar una serie de orientaciones y propuestas de intervención en este terreno, para garantizar el pleno acceso a los derechos humanos de las PsSH y unas condiciones de vida dignas.

De manera resumida, en la rueda de prensa se señalaron algunas, como:

– En un escenario de gran incertidumbre, desprotección y vulnerabilidad como el actual, las políticas públicas deben ser ágiles y dirigir su foco a las personas más vulnerables, que muchas veces son invisibles o ni siquiera están en el sistema.

– Urge que tanto las entidades sociales como las Administraciones pongamos la atención en la garantía de acceso y disfrute de derechos: a la salud, a la vivienda o a la protección social, entro otros.

– El riesgo de perder el enfoque integral y de derechos humanos en la acción con las PsSh a causa de la emergencia causada por la COVID-19 no debe suponer pasos atrás en nuestra apuesta por el acompañamiento a estas personas: se necesitan alojamientos de continuidad y alternativas de alojamiento para todas las personas que llegaron a los dispositivos provisionales durante la pandemia y que, a fecha de hoy, han desaparecido en su mayoría.

– Debemos avanzar a una sociedad de los cuidados, donde protejamos la vida de cada persona, y en especial la de las más vulnerables, y recuperar valores como la solidaridad, la justicia y la empatía. Esta transformación debe darse en la práctica en las comunidades y el conjunto de la sociedad, donde todos tenemos derecho a tener un lugar.

Construir una nueva realidad

Las soluciones al problema de las personas sin hogar deben venir de la mano de esa colaboración entre los poderes públicos y las entidades sociales, como bien subrayó Natalia Peiro en su intervención. “Como Cáritas hemos colaborado, y seguimos haciéndolo, –afirmó— en el proceso de desescalada y reconstrucción posterior con las personas en situación de sin hogar, en la medida en que se han gestionado varios recursos nuevos y se han gestionado plazas de emergencia en colaboración con la Administración por todo el territorio”.

Y aunque “existe una gran incertidumbre de cara al futuro, nadie sabe cómo va a evolucionar la pandemia ni cómo vamos a salir de las diferentes olas y confinamientos que está suponiendo la COVID, tenemos la oportunidad de construir una nueva realidad de manera conjunta, implicando a toda la sociedad, en la que nadie sin hogar sea posible”, aseguró la secretaria general de Cáritas.

Descarga el informe aquí.

Cáritas Diocesana de Huelva atendió en 2019 a 785 personas sin hogar

Con motivo del Día de las Personas Sin Hogar, que se celebra el próximo domingo 27 de octubre, Cáritas Diocesana de Huelva presenta un año más la campaña de sensibilización y denuncia en defensa de este colectivo.

En el marco de extrema vulnerabilidad de estas personas ante el virus, la Campaña de Personas Sin Hogar se presenta con un contundente mensaje: “No tener casa MATA”. Con este lema se quiere llamar la atención de los poderes públicos y de la ciudadanía sobre los efectos que la falta de una vivienda adecuada supone para miles de personas y familias en nuestro país.

Octubre es el mes de las personas sin hogar y en Cáritas Diocesana de Huelva trabajamos desde nuestros diferentes proyectos para atender a este colectivo. El  Centro de Día Puertas Abiertas atendió el pasado año a 683 personas con un total de 26.359 atenciones. Este centro de día,  además de cubrir las necesidades de aseo, desayuno y lavandería se constituye como un espacio de acogida ofreciendo  además servicios específicos como el acompañamiento, la orientación y  el apoyo a las gestiones sociales necesarias.

Además, Cáritas cuenta con tres casas de acogida, Casa de Santa María, Casa de los Milagros y la Buena Madre, en las cuales han sido acogidas 102 personas en el año 2019. En estas casas se presta una acogida integral para normalizar la situación de sin hogar, se acompaña a cada persona de manera personalizada y, a muchas de ellas, se les da respuesta a los problemas de salud que puedan presentar, hasta lograr su autonomía personal.

Por ello lanzamos la campaña  de Personas Sin Hogar 2020 «No tener casa mata: mata sus sueños, sus oportunidades, su confianza, su salud… Sus derechos». El objetivo principal de la campaña es reclamar la atención de la sociedad como colectividad responsable de reconstruir y tejer un modelo social sostenible e inclusivo para toda la población. Para ello, queremos poner el foco de nuestra atención en las personas más vulnerables, las que viven a la intemperie y en las fronteras de los espacios de protección social, las que viven en la calle, sin casa ni hogar, las que no cuentan porque persisten invisibles y alejadas de los intereses comunes. Estas personas forman también parte de este tejido social a reconstruir y nos encontramos ante una nueva oportunidad para tomar conciencia y cambiar la percepción que tenemos como sociedad de las personas que viven situaciones de mayor vulnerabilidad.

IMPACTO Y REPERCUSIÓN DE LA COVID19 EN LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE SIN HOGAR

El inicio de la crisis sanitaria ha puesto de relieve cómo la vivienda, un derecho vulnerado, ha sido la primera línea de defensa para protegerse del coronavirus. Cuando el mensaje más escuchado era «quédate en casa», miles de personas que no tenían acceso a un hogar, o aquellas que han perdido el suyo durante este tiempo, se han visto en una grave situación de desprotección. Una circunstancia a la que se han sumado las graves dificultades que muchas familias tienen que afrontar como consecuencia de esta crisis, también social y económica.

Muchas de las medidas dirigidas a la población en general en relación a la pandemia (aumento de la higiene, quedarse en casa, distanciamiento social estricto) no son perspectiva realista ni posible para las personas que viven en la calle, que no disponen de un lugar adecuado donde poder hacerlo. Esta situación de desprotección y mayor vulnerabilidad genera todavía mayor exclusión social y al mismo tiempo las deja fuera de las respuestas a la pandemia que se dan desde las políticas públicas.

PROPUESTAS Y DEMANDAS:

Así, Cáritas Diocesana de Huelva refuerza las propuestas realizadas por Cáritas a nivel nacional, que consideran imprescindible el fortalecimiento de políticas públicas que aseguren este derecho y prevengan la vulneración del mismo.

  • Es urgente una ley estatal de garantía de acceso a la vivienda que contemple todas las situaciones de exclusión residencial y sinhogarismo.
  • Es necesario incrementar el esfuerzo de la Administración pública en materia de rehabilitación y mantenimiento del parque de viviendas, y promoción de viviendas en alquiler social de forma preferencial.
  • Continuar con la medida extraordinaria de paralización de desahucios y desalojos sin alojamiento alternativo en vivienda habitual en alquiler. Tan sólo por detrás de Cataluña, Andalucía es la comunidad autónoma con mayor número de desahucios, 8.806 de los 54.006 lanzamientos en toda España, según datos del Consejo General del Poder Judicial. Aunque las cifras han descendido, siguen reflejando una realidad dramática.
  • Proporcionar viviendas de emergencias con servicios adecuados para casos afectados por la COVID19 y que necesiten espacios de aislamiento, asegurando medidas de contención que no conduzcan al castigo de nadie en función de su estado habitacional.

Además, compartimos varios testimonios:

No tener casa mata

En esta campaña queremos destacar que la vivienda es un Derecho Humano, necesario para preservar la dignidad de todas las personas. Las circunstancias sobrevenidas a raíz de la pandemia mundial provocada por la COVID19 nos han resituado en un nuevo mapa histórico en el que emerge una sociedad mucho más frágil y vulnerable, poniendo a la luz la realidad de muchas personas sin hogar o de personas que viven en infraviviendas, lugares poco salubres y dignos para una vida con cierta seguridad y para quienes es una utopía poder adoptar las medidas de prevención decretadas por las Administraciones.

Son ya 28 años los que llevamos de campaña, sensibilizando sobre la dignidad y derechos de miles de personas en situación de sin hogar, rostros que nos interpelan y nos deben movilizar como sociedad.

“¿Y tú qué dices? ¡Di basta! Nadie sin hogar”

Mantenemos nuestra interpelación a la sociedad, el clamor de decir ¡basta de vulneraciones de derechos, de invisibilidad, de sufrimiento, de vivir en la calle, de inseguridad, de agresiones, de no poder acceder a una vivienda… de no tener hogar!

Aún queda mucho por hacer. Se estima que cerca de 800.000 hogares y 2,1 millones de personas sufren situaciones de inseguridad en la vivienda (VIII Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en España).

Conoce más sobre la campaña y sus propuestas en los materiales.


Día Europeo contra la Trata: Medidas urgentes de protección de las víctimas ante el impacto de la Covid-19

La celebración, el 18 de octubre, del Día Europeo contra la Trata de Personas supone una oportunidad para alertar sobre los riesgos que la pandemia causada por el coronavirus ha añadido sobre la extrema vulnerabilidad de las víctimas de este delito, y reclamar medidas urgentes que permitan su identificación y garanticen su protección.

Cáritas es testigo directo del agravamiento que la Covid-19 está añadiendo a la situación de violación sistemática de derechos humanos a las que se ven abocadas las personas sometidas a la trata de seres humanos.

Dificultades de detección e identificación

A la ya habitual complejidad que supone el trabajo en este ámbito social, se suman ahora las dificultades creadas por la pandemia. El confinamiento impuesto por el estado de alarma ha aumentado la situación de vulnerabilidad de las víctimas de trata, que, por ejemplo, siguen teniendo que hacer frente al pago de la “deuda” de sus explotadores en una etapa de falta de ingresos. A esto se suman las dificultades a la hora de proceder a detectar e identificar a las víctimas a este delito, lo que las deja más expuestas a contraer el virus tanto por la escasez de medios para prevenirlo como a su limitado acceso a los sistemas de salud y, por tanto, a un tratamiento adecuado en casos de contagio.

Cáritas tiene un amplio conocimiento de esta realidad, avalada por más de 20 años de trabajo en este ámbito de la exclusión social, lo que nos permite tomar el pulso a la realidad y adaptar el acompañamiento a las personas víctimas de trata a las nuevas situaciones.

Actualmente, Cáritas desarrolla 15 proyectos de apoyo a mujeres en contexto de prostitución y víctimas de trata con fines de explotación sexual en diferentes lugares del país, una labor que se completa con programas de acompañamiento a víctimas de trata con fines de explotación laboral, principalmente en el sector agrícola. En el último año, la Confederación Cáritas en España ha atendido a 3.738 mujeres en contextos de prostitución, de las cuáles se han encontrado indicios de trata en 253.

La trata de personas es una grave violación de los derechos humanos que está tipificada como delito en nuestro Código Penal desde 2010 en sus distintas modalidades, como son matrimonios forzosos, mendicidad y comisión de delitos, extracción de órganos y trata con fines de explotación laboral, entre otras, aunque la más conocida es la trata con fines de explotación sexual.

2,45 millones de víctimas de trata en todo el mundo

Anualmente, se estima que 2,45 millones de personas son víctimas de trata en todo el mundo, de las cuales cientos de miles tienen lugar en Europa o tienen nuestro continente como destino.

El Grupo de Expertos sobre la Lucha contra la Trata de Seres Humanos del Consejo de Europa (GRETA), en su presentación en abril pasado de IX Informe anual alertaba del incremento del número de víctimas de trata en los últimos años. Los datos recabados entre 2015 y 2018 confirman un aumento del 44% en los 47 países miembros del Consejo de Europa. Estamos hablando de 15.310 víctimas en 2018, frente a 10.598 de 2015.

Para el presidente de GRETA, Davor Derenčinović, “la naturaleza oculta de la trata de personas y el hecho de que hayamos encontrado problemas con el proceso de identificación en muchos países, nos hace pensar que el número real de víctimas en realidad puede ser más alta”. Para ello, indicó le necesidad que las autoridades aumenten sus esfuerzos para luchar contra este delito.

En el caso de España, según los datos del último informe del Departamento de Estado de EEUU (2019), las autoridades informaron haber identificado 467 víctimas (250 de trata con fines de explotación sexual, 173 de trata con fines de explotación laboral, 24 de criminalidad forzada y 20 de mendicidad forzada. Estas cifras, según la experiencia de Cáritas, no son más que una gota en el mar, ya que el número de personas en las que se han encontrado indicios de trata es mayor. GRETA va a evaluar las medidas puestas en marcha en España entre septiembre de 2020 y junio de 2021 para luchar contra este delito dentro del marco del Convenio del Consejo de Europa de Lucha contra la Trata.

A mayor vulnerabilidad socioeconómica, mayor riesgo de captación

En este Día Europeo contra la Trata es urgente, además, poner el acento sobre las graves consecuencias socioeconómicas que la pandemia está teniendo en las personas en situación de extrema vulnerabilidad como son las víctimas de trata. La indefensión ante factores como la pobreza, la discriminación, la falta de acceso a derechos básicos, la desigualdad de género o los conflictos y desastres naturales se ve incrementada en momentos como el actual, lo que aumentan las condiciones de precariedad de muchas personas y, por tanto, el riesgo de ser captadas por parte de las mafias vinculadas a la trata de seres humanos.

Estas situaciones suponen un reto para el trabajo de Cáritas, donde son claves la protección y recuperación integral de las víctimas, a través de un enfoque basado en los derechos humanos y poniendo en el centro a la persona.

Como aseguró el Papa Francisco el pasado mes de julio con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personas, “es una plaga que vulnera la dignidad humana”. Por ello, Cáritas insta a las Administraciones públicas europeas y españolas a adoptar medidas urgentes para erradicar esta lacra y garantizar la identificación y protección a las víctimas de este delito. Sólo con voluntad política, trabajando de manera coordinada, y poniendo los derechos humanos de las personas en el centro, podremos garantizar su protección de forma eficaz.

Cáritas ayudó a 15.368 personas a encontrar trabajo en 2019 en un mercado laboral inestable y precario

Coincidiendo con la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, Cáritas ha presentado en Madrid su Informe de Economía Solidaria 2019, junto a una nueva entrega de la serie “Focus” de la Fundación FOESSA con el título “Vulneración de derechos: Trabajo decente”.

Al sacar a la luz simultáneamente ambos documentos, Cáritas pretende poner el foco los esfuerzos desarrollados por el conjunto de las 70 Cáritas Diocesanas del país en un mercado de trabajo caracterizado por una creciente inestabilidad y precariedad para acompañar a las personas en situación de mayor vulnerabilidad laboral.

Por eso, además de rendir cuentas sobre las acciones de empleo, economía social, comercio justo y finanzas éticas en las que en 2019 participaron casi 79.000 personas, Cáritas alerta sobre las amenazas para el trabajo decente que suponen el aumento de la precariedad laboral de nuestro país, donde casi el 48,1% de los trabajadores que tienen jornada parcial no la desean y la inestabilidad laboral grave afecta a 7,8 millones de personas que viven en hogares donde su sustentador principal mantiene una relación muy insegura con el empleo.

La rueda de prensa celebrada en la sede de Cáritas Española en la que se presentaron ambos documentos contó con las intervenciones de Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas, que estuvo acompañada por Raúl Flores, coordinador de Estudios y secretario técnico de FOESSA, y Francisco Lorenzo, director de Acción Social.

Precariedad e inestabilidad, amenazas para el trabajo decente

El “Focus” de FOESSA sobre vulneración de derechos en el ámbito laboral analiza en qué medida la alerta sobre el aumento de la precariedad y la inseguridad laboral lanzada hace poco más de un año en el VIII Informe FOESSA se está asentando en nuestro mercado de trabajo y provocando, en palabras de Raúl Flores, que “una parte de los trabajadores se vean privados sistemáticamente del derecho a un trabajo decente”.

Esta aseveración se basa en los datos recogidos en el estudio elaborado por el Comité Técnico de FOESSA, donde se señalan las siguientes constataciones:

– El trabajo indefinido y a tiempo completo es hoy en día una quimera para cerca de cuatro de cada diez trabajadores (34,6%), un amplio porcentaje de población que no se encuentra dentro de la norma social de empleo, es decir; que no trabaja las horas que le gustaría ni durante los periodos de tiempo que querría, viendo claramente vulnerado su derecho a un trabajo digno.

– El 13,5% de la población tiene una jornada laboral a tiempo parcial y casi la mitad de ellos, el 48,1%, sufren la parcialidad indeseada; es decir, se mantienen en esa situación contractual porque no han podido encontrar un trabajo a jornada completa o conseguir la ampliación horaria en su actual empleo, con lo que eso significa en cuanto a merma de nivel de ingresos y el bienestar y comodidad asociadas a ellos.

– La temporalidad en las contrataciones y la corta duración estas es otra de las realidades que azota a nuestro mercado laboral. En agosto del presente año, y según el Informe del Servicio Público de Empleo Estatal, sólo un 8,6% de los nuevos contratos fueron indefinidos, mientras que los temporales alcanzaron el 56,3% del total firmados en ese mes y, de ellos, casi cuatro de cada diez, el 37,8%, tuvieron una duración inferior a siete días.

– La inestabilidad laboral grave alcanza a 7,8 millones de personas que viven en hogares donde su sustentador principal mantiene una relación muy insegura con el empleo. Esta realidad afecta al 16,4% de las familias.

– Destacan especialmente la situación de inestabilidad de aquellas personas que subsisten a base de empleos informales. Hablamos de 615.000 conciudadanos que, en la mayoría de los casos, sufren la máxima expresión de la precariedad laboral al ver pisoteados sus derechos sin poder agarrarse al arbitraje de la justicia ni a coberturas sociales en los periodos menos favorables.

– Las familias en inestabilidad laboral grave sufren serias dificultades económicas, que se reflejan en no disponer de dinero para afrontar gastos imprevistos (52%) o haberse visto en la obligación de pedir ayuda económica a parientes o amigos (42%). La realidad de ser trabajadores y ser pobres, a pesar de madrugar a diario y dedicar gran parte de su tiempo y energías a cumplir en su empleo, afecta a casi 2,5 millones de trabajadores pobres (13% de los trabajadores), quienes, a pesar de estar empleados, no logran abandonar situaciones de pobreza relativa.

– La fragilidad del espacio básico de seguridad, la vivienda, es otra consecuencia de este panorama: 3 de cada 10 familias en Inestabilidad Laboral Grave carecen de dinero suficiente para afrontar gastos relacionados con la vivienda (hipoteca, alquiler, suministros, etc.). Asimismo, 2 de cada 10 familias han recibido avisos de cortes de suministros por no disponer de dinero suficiente para pagarlos.

– La privación del trabajo decente afecta más a aquellos sectores y grupos humanos muy expuestos a la estacionalidad y a las coyunturas socio-económicas (hostelería, turismo, servicios auxiliares…). Al comparar la base de cotización media de la hostelería con la media de los trabajadores del país, el resultado es que los sueldos son un 40% más bajos. Y si dentro de este sector ponemos el foco en el servicio de comidas y bebidas, y observamos la diferencia entre hombres y mujeres se compruebas que los salarios de los camareros son un 43% más bajos y los de las camareras un 50%.

– Con relación al trabajo en el ámbito doméstico, lo primero que destaca es que solo hay registradas 38.274 personas como cotizantes en este sector profesional, lo que indica que buena parte de las trabajadoras (sector altamente feminizado) realizan su labor sin los derechos y la protección que deberían tener. Por otro lado, el salario del personal doméstico es hasta un 52% inferior a la media entre las mujeres.

– Las dificultades para acceder a un trabajo decente son especialmente significativas entre las mujeres y la población de origen extranjero. En el caso de las mujeres cabe destacar la importante desigualdad salarial con respecto a los hombres, que medida en términos de brecha salarial alcanza una ganancia media inferior del 21%.

– La población de origen extranjero sufre de forma especialmente grave la vulneración del derecho al trabajo decente al ser personas a quienes el marco legal empuja a una situación administrativa irregular y se ven obligadas a cubrir puestos de trabajo en la economía informal. Incluso cuando la situación administrativa es regular, la desigualdad salarial medida en términos de brecha salarial alcanza una ganancia media inferior del 24% entre los trabajadores extranjeros.

– Los sistemas de protección pública al desempleo no han sabido adaptarse a la mutación que ha tenido lugar en el mercado laboral. Como Cáritas y FOESSA vienen alertando repetidamente, el trabajo ha perdido su relevante rol de garantizador de la inclusión social: contar con un empleo, más aún si éste es precario, no protege ante situaciones de exclusión o pobreza, lo que se debe asumir y comprender desde los sistemas de protección pública para abordar ese problema.

– Este desajuste se muestra en el hecho de que sólo uno de cada cuatro (el 24,8%) hogares sustentados por una persona en situación de inestabilidad laboral grave reciben algún tipo de prestación por desempleo o renta mínima de inserción.

“En resumen –afirmó el coordinador de Estudios de Cáritas—, nos encontramos ante un mercado laboral y una concepción del trabajo que no es capaz de asegurar a un elevado porcentaje de población ocupada el derecho a un trabajo decente y que, como consecuencia, ve vulnerado su derecho a la vivienda y a otras necesidades básicas, sin que los sistemas de protección del Estado de bienestar estén reaccionando con la flexibilidad y la adaptación que la realidad requiere”.

Informe de Economía Solidaria 2019: Trabajar por lo que es justo

En este escenario donde, como señaló Francisco Lorenzo, “nuestro modelo de sociedad parece seguir afirmando que el empleo es camino señalado para la integración social, pero vemos que su capacidad protectora es claramente insuficiente” es en el que Cáritas “sigue reforzando su apuesta por una forma de hacer economía en la que la persona y su dignidad, y las comunidades se encuentran en el centro”.

Esta opción por un modelo inclusivo del empleo arroja resultados concretos y positivos año tras año. Así lo confirman los datos del Informe de Economía Solidaria 2019, que se edita bajo el título “Economía y personas: Trabajar por lo que es justo”. Las cifras del último año apuntan en esa dirección:

– De las 78.976 personas que han participado en programas de empleo, 15.368 han encontrado trabajo. en un mercado laboral exigente y tratándose de personas que en algunos casos tienen que superar barreras añadidas.

– Se realizaron 1.057 acciones formativas, por las que pasaron 16.276 personas.

– 29.755 personas fueron atendidas por los servicios de intermediación laboral.

– Junto a ello, 689 personas participaron en acciones de autoempleo.

Además de apoyar a las personas para que encuentren un puesto de trabajo en el mercado laboral, en Cáritas también se promueven iniciativas capaces de generar empleo a través de las empresas de inserción, que son iniciativas sin ánimo de lucro donde más de la mitad de los trabajadores son empleos de inserción.

A fecha de hoy, Cáritas cuenta en todo el país con 73 iniciativas de economía social, que suponen un total de 1.787 puestos de trabajo, de los cuales 985 son empleos de inserción por los que pasaron 1.353 personas en 2019. Gracias al impulso a la empleabilidad de estas empresas de inserción, 287 personas han encontrado empleo en el mercado normalizado.

Otro ámbito estratégico de la acción de Cáritas en el marco de la economía solidaria es su apoyo al comercio justo, que se concreta en una red estatal integrada por 33 tiendas y 114 puntos de venta, que el año pasado facturaron casi 582.000 euros. Además, se llevaron a cabo 520 acciones de sensibilización entorno al consumo responsable, el comercio justo y las finanzas éticas

Todo este trabajo a favor de la creación de empleo decente se apoya en el compromiso activo de 3.184 voluntarios y 984 contratados.

En términos económicos, la inversión total destinada por las 70 Cáritas Diocesanas de toda España a sus recursos y proyectos de empleo y economía social en 2019 fue de 45.857.329 euros. De estos, 31.219.095 euros se invirtieron en los programas de empleo, 482.596 euros en actividades de comercio justo y 14.155.638 euros se destinaron a las iniciativas de economía social.

Como explicó el director de Acción Social de Cáritas, “preferimos no hablar de gasto, sino de inversión, y no lo hacemos en términos metafóricos o poéticos sino porque para Cáritas, cada recurso invertido supone un beneficio en el medio-largo plazo: un beneficio social en términos de autoestima, reconocimiento de dignidad y acceso a derechos de las personas que acompañamos; y un beneficio económico, ya que si los más de 31 millones de euros han servido para que 15.368 personas encuentren empleo, eso nos da una media de inversión de 2.000 euros por persona”.

Además de reclamar la implicación de las Administraciones públicas como “garantes de derechos y para que inviertan en iniciativas que en el medio plazo les supondrá un ahorro”, Francisco Lorenzo apeló a las entidades privadas a “dar oportunidades dignas a las personas a las que atendemos y a reforzar un apoyo que nos permitan seguir manteniendo iniciativas que funcionan”.

Una economía que ponga a la persona en el centro

Aprovechando la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, Natalia Peiro apostó en su intervención por “una economía que ponga a la persona en el centro como condición indispensable para avanzar en el horizonte del trabajo decente”.

“Proteger el derecho al trabajo decente precisa de un cambio de paradigma, pensar el trabajo desde las personas y no desde la dimensión puramente productiva y económica. Una sociedad que promueva el derecho al trabajo decente tendrá que plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo”, aseguró.

La secretaria general de Cáritas apeló, asimismo, al decisivo papel de las empresas para la consecución del trabajo decente, ya que “en el marco del modelo social en que vivimos, cumplen una clara función social, que actúa de manera complementaria a otros agentes, en la construcción de sociedad”. “Las empresas –dijo— han de comprenderse a sí mimas como agentes que se hacen cargo y cuidan de la sociedad a la que pertenecen y en la que operan, que es la única manera en que se puede generar no solo riqueza sino también valor social”.

Por ello, lanzó “un llamamiento a la sociedad en general y a las empresas en concreto, para transformar elementos cruciales del mercado de trabajo, muchas de ellas vinculadas a una competitividad mal entendida que, en ocasiones, puede acabar ofreciendo unas condiciones laborales precarias para sus empleados”.

En ese sentido, la secretaria general de Cáritas invitó “tanto a empresas como a consumidores para que las primeras sean capaces de asentar su posición en el mercado y buscar su competitividad, sin cargar el coste de esta operación sobre los hombros de los trabajadores, junto a una actitud vigilante, comprometida y responsable de los consumidores que premie a las compañías que cumplen con los principios del trabajo decente”.

Jornada Mundial por el Trabajo Decente: «Moverse» por un nuevo sistema productivo que ponga a la persona en el centro

Las entidades de inspiración cristiana que impulsan en España la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) lanzan un llamamiento a celebrar el 7 de octubre la Jornada Mundial por el Trabajo Decente “moviéndose” y alzando la voz “en nuestros barrios, ante las organizaciones sindicales y en las instituciones de gobierno” para reclamar un nuevo modelo productivo que, en pleno impacto social de la pandemia, garantice empleo digno y accesible.

En el Manifiesto para esta Jornada bajo el lema “Nos movemos por el trabajo decente”, y que ITD convoca en España por sexto año consecutivo, se denuncia la precariedad que sufren millones de trabajadores y trabajadoras “aumentada por la situación de emergencia sanitaria provocada por la pandemia mundial de la COVID-19” y que ha puesto de relieve “las debilidades estructurales del Estado de bienestar en España y la necesidad del trabajo decente para el desarrollo de una sociedad fraterna”.

Millones de personas se están quedado atrás

“Esta crisis –señala ITD—nos ha enseñado que se puede consumir menos y mejor, que el servicio de aquellos oficios menos valorados, social y económicamente son los que sostienen la vida y el cuidado comunitario”. Denuncian, en ese sentido, que “la realidad en que nos encontramos está visibilizando las consecuencias de un modelo productivo incapaz de generar empleo con alto valor añadido y caracterizado por las altas tasas de precariedad laboral”.

ITD identifica los síntomas de la gravedad de la situación, como son la galopante destrucción de empleo, con unas cifras de ERTE y paro disparadas; una protección social que no está llegando a quienes tienen derecho y peor lo están pasando, como en el caso del ingreso mínimo vital o la prestación para las empleadas de hogar, y que deja fuera a miles de personas sin posibilidad de acceso por ejercer su actividad en la economía sumergida; y la persistencia de demasiados empleos considerados esenciales que mantienen condiciones laborales tan precarias que rozan la indecencia.

Las últimas cifras aportadas por el Instituto Nacional de Estadística y CC.OO. así lo confirman:

– Hay 3.368.000 personas en paro (15,3% de tasa de desempleo). Entre los menores de 25 años, es del 39,6%; entre los mayores de 55 años, el 11,6%. La tasa de paro masculina, es del 14,13%, mientras la femenina es del 16,72%

– El 34% de los desempleados lleva más de un año buscando empleo y un 22% más de dos.

– El número de asalariados temporales sufre el mayor descenso trimestral (671.900 menos, un 16,22%), mientras el número de asalariados con contrato indefinido muestra una cifra de caída trimestral más moderada (-2,91%, con 361.400 asalariados indefinidos menos). La tasa de temporalidad se sitúa en un 22,35%, casi 4 puntos menos que al inicio de 2020 (26,1%).

– Hay 1.063.000 personas inactivas (han dejado de buscar empleo por el confinamiento y la coyuntura) y 1.150.00 hogares con todos sus miembros activos en paro.

Junto a ello, el informe Análisis y Perspectivas 2020 de la Fundación FOESSA constata el notable incremento (30%) de familias en situación de pobreza severa (67,8%), con unos ingresos inferiores a los 370 € mensuales para una persona y menos de 776 € para dos adultos y dos menores de edad.

Señala, además, que solo 1 de cada cuatro hogares se puede sostener del empleo; que el 60% de los hogares en exclusión grave ha visto cómo empeoraba su estado psicoemocional durante el confinamiento, mientras que el 26% consideran que ha empeorado su estado físico; y que uno de cada tres hogares (34%) está disminuyendo el rendimiento escolar de sus hijos e hijas al no poder seguir el ritmo marcado (cuando este ha existido) por el centro de enseñanza.

Solidaridad y unidad en la adversidad

Este grave deterioro del empleo y, por tanto, de la vida, “está suponiendo –se afirma en el Manifiesto— que multitudes se vean abocadas a acudir a los servicios sociales públicos, a los recursos sociales de las organizaciones de la Iglesia o a la ayuda de las comunidades parroquiales y vecinales para poder subsistir. Es aquí donde se ha manifestado la mayor experiencia de solidaridad y apoyo común que hemos descubierto en esta circunstancia tan extraordinaria, una experiencia de unidad en la adversidad que ha hecho que nos movamos por el bien común”. Por ello, “tenemos que valorar el trabajo humano en la medida que nos dignifica como hijas e hijos de Dios, corresponsables con el cuidado de la vida y la creación”.

Una jornada reivindicativa

Ante esa situación, ITD invita a “movernos en comunidad, aunar esfuerzos, buscar apoyos y seguir reclamando un trabajo decente”. Urge, para ello, “a adoptar las medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las personas, con condiciones que permitan mantener una vida digna y que la protección social llegue a todas las personas que lo necesitan”. De forma concreta, ITD reivindica:

● Apostar por un nuevo sistema productivo, capaz de generar empleos con alto valor añadido y que ponga a la persona en el centro.

● Lograr el reconocimiento social y laboral de los empleos esenciales para la vida, con unas condiciones laborales dignas que permitan a las personas salir de la pobreza.

● Reconocer el derecho a la protección social sin que esté supeditado a la vida laboral.

● Garantizar que el ingreso mínimo vital sea una realidad para las personas que lo necesitan, dotando a las instituciones de los recursos necesarios para su gestión.

● Asegurar la percepción del subsidio extraordinario a las trabajadoras de hogar y que se reconozca su derecho a la prestación por desempleo al igual que para el resto de personas trabajadoras.

Las organizaciones que impulsan la iniciativa ITD han organizado una agenda de actos reivindicativos y celebrativos tanto en espacios virtuales como en todas las plazas y parroquias de las diócesis, cumpliendo los protocolos de seguridad.

Asimismo, animan a sumarse en las redes sociales a la movilización por el trabajo decente a través del hashtag #NosMovemosPorElTrabajoDecente.

Cáritas inaugura un curso de auxiliar de cocina que beneficiará a 12 personas

Huelva, 2 de octubre 2020. Un total de 12 personas procedentes de los proyectos de Cáritas y de las Cáritas Parroquiales de la provincia de Huelva, han iniciado hoy un curso de auxiliar de cocina, gracias al apoyo formativo de Inditex y Cáritas Diocesana de Huelva.  

Este taller surge ya que la hostelería se puede considerar como un yacimiento de empleo importante en la provincia de Huelva y en el litoral como en la sierra. Por este motivo Cáritas Diocesana de Huelva cree que es muy importante formar a personas en este sector productivo ya que también, la experiencia de años anteriores en el desarrollo de formaciones  en el sector de hostelería fue muy positiva en cuanto a la tasa de inserciones laborales se refiere.

El curso impartido esta semana tiene una duración de 264 horas en las que se trabajará la elaboración de menús, aprovechamiento de materias primas, conservación de alimentos…  y cuenta con varios módulos transversales que tratarán temas muy diversos como la igualdad de género, habilidades sociales, sensibilización medioambiental o alfabetización digital.

El perfil de los participantes es muy variado. Fundamentalmente se trata de  personas en situación o riesgo de pobreza, familias con o sin hijos que viven en hogares sin empleo, personas que tienen dificultades de integración en el mercado de trabajo, mayores de 45… El curso concede una especial atención a personas que presentan un mayor déficit formativo y escasa experiencia laboral.

La metodología del curso está adaptada a los perfiles de los participantes, facilitando su desarrollo y la adquisición de competencias. A través de un clima de aprendizaje positivo, potenciando la interacción alumno-profesor. Cuenta asimismo con un espacio de escucha y reflexión, para mejorar y superar dificultades, proporcionando así una alta motivación a los participantes.