La casa Santa María de los Milagros acompaña a los que más lo necesitan

Para Cáritas Diocesana de Huelva y en especial para la Casa Santa María de los Milagros, el 11 de febrero, Día del Enfermo, es una jornada muy importante. En ella, el equipo de Cáritas Diocesana de Huelva, las personas voluntarias y las que viven en la casa, piensan  en aquellas personas que por algún tipo de dolencia o enfermedad se encuentran hospitalizadas o en un estado de vulnerabilidad. Este día tiene como objetivo sensibilizar a toda la población y, por consiguiente, a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos: ayudar al enfermo a valorar el sufrimiento; favorecer el compromiso cada vez más valioso del voluntariado, recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios y en sentido general, sensibilizarnos con estas personas que no pasan por un buen momento en sus vidas. En Cáritas es un día muy especial  porque detrás de cada enfermo está la historia de la persona, el empeño, la soledad, el dolor, las alegrías y esperanzas y en este día se encierra toda la fortaleza que Dios da para afrontar y superar todas esas situaciones, donde parece que no hay salida.

Santa María de los Milagros es una casa de acogida para personas en situación de sin hogar y que además atraviesan una enfermedad. Se encuentra en la sede de Cáritas Diocesana de Huelva y en ella se acogen a personas con diferentes realidades: personas inmigrantes que salieron de sus países con esperanza de encontrar un futuro mejor y se encontraron con una enfermedad que se lo impidió, personas en situación de sinhogarismo y que cuando caen enfermas necesitan unos cuidados específicos… En definitiva, la casa es un espacio de recuperación y fortalecimiento de su salud. Durante el periodo que estén en la casa, las personas tienen cubiertas todas sus necesidades básicas: tratamiento médico, acompañamiento, actividades para la mejora personal y de autoestima… Se les brinda un espacio donde se sientan acogidas y queridas, donde se les ayude a serenarse y estar en paz consigo mismas. Además, cuando la situación de la persona es terminal se les acompaña en el duelo y en la aceptación de su final. Para la Casa de Santa María de los Milagros lo más importante es el ámbito familiar que la casa aporta a las personas que viven en ella.

Zhor, originaria de Marruecos, tiene tres hijos pequeños y el año pasado migró a Huelva mediante un proceso de contratación en origen para trabajar en la campaña agrícola. Al tiempo de estar trabajando, sufrió dolores torácicos que le llevaron a perder la consciencia. Tuvo que ir al hospital urgentemente y fue allí donde le diagnosticaron una insuficiencia mitral que requería de una cirugía. Dada la situación, Zhor no pudo seguir trabajando y necesitó un lugar donde poder curarse y recuperarse. Dado el estado de vulnerabilidad debido a los problemas de salud, a la falta de familia en Huelva y a su situación económica, la Casa de los Milagros no dudó en acogerla. Actualmente Zhor ya ha sido operada y está a la espera de recuperarse completamente para poder seguir su vida.

Zhor, persona acogida en la Casa St María de los Milagros

Zhor es un ejemplo de lo que significa la casa, un proyecto que repercute en la totalidad de la persona y por ello, desde Cáritas piensan que se debe trabajar de un modo personalizado con cada persona, para ofrecerle todo lo que merece y necesita. Por ello, desde Cáritas no buscan grandes cifras de personas acogidas, pero sí, una calidad en la atención que prestan. Actualmente la Casa cuenta con 7 plazas y una reservada por si hace falta aislamiento COVID y actualmente están ocupadas todas y hay tres personas esperando poder entrar. En 2021, la casa tuvo 52 peticiones de acogida y solo 20 han podido entrar en la casa. Estas personas son derivadas del hospital, de otros proyectos de Cáritas o de instituciones privadas.

Este proyecto es un recurso vital a nivel provincial ya que, a día de hoy, no existe ningún otro recurso social que acompañe la realidad de aquellas personas sin hogar que tras un deterioro importante de la salud puedan afrontar su recuperación en un espacio que además de cubrir sus necesidades básicas le aporte dignidad y el calor de una familia. “Sin este recurso algunas personas morirían en la calle, otras no recibirían tratamiento ni serían operadas, y otras se pasarían todo el periodo de recuperación en el hospital”, cuenta Auxiliadora López, técnica de la Casa.

El papel del voluntariado cobra una función importantísima y vital, ya que son las personas voluntarias las que acompañan y arropan a las personas que se recuperan. Principalmente la figura del voluntariado acompaña, aporta sus cuidados, se encarga de las comidas, se queda por las noches, acompaña en las actividades de ocio, en las salidas y también acompaña a las citas médicas para que así la persona no vaya sola, sino  que tenga siempre un apoyo que le ayude a traducir y a tener más tranquilidad. “La soledad, la incertidumbre de la enfermedad, la cultura, el idioma, la desorientación o confusión en sus procesos de vida, es atendida de forma personalizada por personas voluntarias y trabajadoras. Pero el logro más importante es la satisfacción de las personas acogidas que, tras su enfermedad, se han sentido acompañadas, felices, agradecidas y fuertes para continuar su nueva etapa”, recuerda López.

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