La Casa de la Buena Madre: construyendo un futuro para jóvenes migrantes

La casa de la Buena Madre nace como una respuesta de la iglesia a la necesidad de abordar  y atender la  realidad de aquellos jóvenes migrantes que, después de salir de centros de tutela o emergencia tras llegar a la mayoría de edad, se veían literalmente en la calle.  En este sentido, Cáritas Diocesana de Huelva tuvo claro desde el primer momento la necesidad de ofrecer un espacio de acogida y dignidad que permitiese potenciar la inclusión social de estos menores, así como la convivencia ciudadana y la participación de los jóvenes migrantes en la comunidad.

Huelva, por su cercanía a la frontera sur, por ser lugar de llegada de  miles de personas temporeras  a la llamada de la campaña agrícola de los frutos rojos y por la existencia de asentamientos chabolistas de inmigrantes, es un lugar en el que se pone de manifiesto la realidad de muchos jóvenes viviendo realidades de vulneración o exclusión y que lo único que necesitan es una oportunidad para desarrollarse personalmente y labrarse un futuro. Solo a través de  alternativas creativas y  de empatía  a estas situaciones de injusticia y falta de acceso a los derechos humanos podemos acercarnos a la justicia social y combatir así todas las desigualdades, discriminaciones y el estigma social.

Se trata de jóvenes que por el momento vital que están viviendo, por las dificultades de acceso a vivienda, educación, formación o empleo, necesitan de un apoyo y seguridad  que les ayude a su transición a la vida adulta. Partimos de la base de las potencialidades personales  y por ello los procesos son independientes y personales. A todos les une una dura realidad que queda atrás pero también sus ganas de tener un futuro mejor para ellos y para sus familias.

El trabajo de Cáritas prioriza en la cercanía de la acogida, el acompañamiento en los buenos y los malos momentos y, sobre todo, en lograr que estos jóvenes logren la soñada independencia, no sólo centrada en la mera capacidad de vivir por sí mismos sino en el sentido de ser parte de una comunidad que les haga sentirse vecinos y participantes activos de la misma

Desde el inicio del proyecto, la riqueza de diferentes puntos de vista sociales y culturales sobre un mismo tema, las tradiciones propias, la comida, la forma de relacionarse con Dios nos ha permitido  reconocernos en la riqueza de lo diverso y en la cultura del entendimiento.

Ahora en la casa viven Cheikh, Zakaria, Youssef, Mouhcine, Oussama y Ebrima…. todos ellos con unas ganas de salir adelante que contagian y llenan de esperanza  a quien conoce  la Casa de la Buena Madre; la que ahora les acoge, les da la seguridad y el amor necesario para que  sigan aportando mucho más a todos  de que lo a veces reciben a cambio.

Por último, desde Cáritas Diocesana de Huelva quieren agradecer a los  Hermanos Maristas, que han cedido este espacio a la entidad para que desde la comunión y el compromiso puedan seguir construyendo un futuro para estos jóvenes. 

Este proyecto está financiado por la Dirección General de Políticas Migratorias de la Junta de Andalucía.

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