Las personas sin hogar viven sin cobertura sanitaria, social o legal. Sin un hogar digno. Sin apoyo y sin red.
Desde hace 30 años trabajamos para hacer visible la vulnerabilidad extrema de las personas que quedan al margen: al margen de las relaciones sociales, del espacio público normalizado, del acceso a su derecho de vivienda, empleo y protección social.
En el último año hemos atendido a 37.207 personas que viven en la calle y hemos puesto a su disposición 420 centros y recursos en los que acompañamos y ofrecemos oportunidades para que no queden al margen.
¿Podríamos vivir sin conexión en una sociedad hiperconectada?
La desconexión es vivida como una pérdida de posibilidades y oportunidades, pero… Qué significa para las personas que se encuentran en grave exclusión social vivir sin conexión:
- Sin conexión a los servicios públicos de la comunidad en la que viven.
- Sin conexión a relaciones sociales, familiares.
- Sin conexión a su salud física y mental.
- Sin conexión a sus propios recursos personales y posibilidades.
- Sin conexión a su propia dignidad, merecedores del derecho a la libertad,
educación, cultura, sanidad, trabajo, vivienda, a construir una familia, a participar de la sociedad en la que vivimos sin conexión al Derecho a la vida.
La realidad de las personas sin hogar
Carecen de alojamiento o tienen pero necesitan ayuda de algún servicio social para mantenerlo.
A veces se sigue creyendo que las personas sin hogar solamente son quienes están en la calle, que tienen algún tipo de patología o que sufren adicciones. Pero además cuentan todas las que viven en centros de acogida, en una vivienda insegura, temporal, ocupada, bajo amenaza de desahucio…
Muchas de ellas han ido acumulando vivencias traumáticas que dañan su salud mental y desencadena dificultades para clarificar y tomar decisiones
en sus vidas. Además sus principales fuentes de apoyo (recursos económicos, familia y amigos) se van agotando y con ellas sus esperanzas.
Qué puedes hacer tú. Implícate.
No permitas que se queden fuera de cobertura.
Para ello puedes contribuir a crear reflexión y debate en torno a este tema, favorecer comunidades de cuidado, visibilizar la dura realidad que sufren e interesarte por la situación de exclusión de las personas cercanas a tu entorno.
Un buen punto de partida es conocer y difundir los materiales que te facilitamos.