Ecuador en una espiral de violencia

La crisis económica, política, social que atraviesa el Ecuador y que ha sido profundizada por la pandemia, puso en evidencia la agudización de la pobreza e inequidades existentes en el país.

Es importante mencionar que estas causas han generado un repunte de la delincuencia y la violencia que se han visto fortalecidas por la corrupción y la penetración del narcotráfico en los estamentos públicos y privados. Esta situación ha provocado el deterioro de oportunidades para acceder a trabajos dignos, percepción social de inseguridad y que en muchos casos las familias abandonen sus hogares para buscar nuevas oportunidades de vida.

En este sentido la Pastoral Social Cáritas Ecuador, sensible a la situación de la población ecuatoriana y principalmente de quienes padecen este sufrimiento que son los más pobres y, especialmente los niños, niñas y adolescentes y personas en situación de vulnerabilidad, ha estado priorizando acciones para intervenir en procesos de desarrollo humano integral y solidario que permitan construir la paz en la sociedad ecuatoriana y por supuesto el cuidado de la creación.

Sin embargo eso no ha evitado que estemos al margen de hechos violentos, pues desde hace tiempo ya se han suscitado situaciones como secuestros en albergues para migrantes, amedrentamiento de equipos durante eventos, bombas en las entradas de los albergues, emprendimientos extorsionados, viviendas deshabitadas por temor, prohibición de ingresar a los Centro de Privación de Libertad, violación de acuerdos establecidos en las cárceles para la liberación de rehenes e incluso amenazas de muerte a líderes de las comunidades y líderes religiosos que defienden la Casa Común.

Algunas experiencias en Cáritas locales están orientadas al trabajo con víctimas de la violencia, la comunidad y quienes ejercen esa violencia. Y se espera avanzar en temas como la protección y atención económica y psicosocial a las víctimas, formación en intervención en crisis, prevención de la trata con fines de reclutamiento y sexual, así como en espiritualidad y oportunidades para los grupos más vulnerable sin embargo es urgente encontrar ayuda, porque para hacer el bien no se trata solo de querer hacerlo, hay que saber hacerlo y necesitamos que alguien nos ayude a encontrar ese camino  generando protocolos de respuesta, ya que está situación limita todo el trabajo en las comunidades, los encuentros presenciales e incluso las propuestas de proyectos para presentar a la cooperación.

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