Cáritas recuerda el derecho fundamental del agua para quienes viven en los asentamientos chabolistas de la provincia

El pasado 22 de abril, celebramos el Día Mundial del Agua para recordar la relevancia de este líquido esencial. La forma en que valoramos el agua determina cómo se gestiona y se comparte. El valor del agua es mucho más que su precio: el agua tiene un valor enorme y complejo para nuestros hogares, la cultura, la salud, la educación, la economía y la integridad de nuestro entorno natural. Si pasamos por alto alguno de estos valores, corremos el riesgo de gestionar mal este recurso finito e insustituible.

Para Cáritas Diocesana de Huelva es una ocasión óptima para tomar conciencia de cómo el sencillo gesto cotidiano de abrir un grifo y que de él salga agua potable no es posible para centenares de personas que viven en los asentamientos chabolistas de nuestra provincia. Este año marcado por la pandemia de la Covid-19, queremos incidir sobre la importancia del agua para la salud, la prevención de enfermedades como el coronavirus u otras enfermedades infecciosas.

La realidad de los asentamientos chabolistas que existe en nuestra provincia no se puede abordar exclusivamente como un problema de inmigración sino como un fenómeno vinculado al temporerismo y a la precariedad de las condiciones que estas personas encuentran cuando llegan buscando empleo. Esta precariedad se concreta en la falta total de recursos de primera acogida, la carencia de alojamiento alternativo y la vulneración de los derechos humanos, tales como agua, el saneamiento, la vivienda, la protección social, el trabajo decente y la participación.

Se trata de una realidad que ha pasado de ser coyuntural a estructural, preocupando especialmente por el paso de una realidad temporal a la cronificación existente hoy en día. El antiguo Relator Especial de la ONU sobre extrema pobreza y derechos humanos, Philip Alston, en su visita el pasado año a los asentamientos de Huelva constató que “están a kilómetros de distancia del agua y viven sin electricidad o saneamiento adecuado”.  Y es que, las personas que viven en los asentamientos chabolistas no disponen de agua potable con la cual poderse duchar, asearse, cocinar o beber. Para conseguirla, muchas personas deben ir en busca de ella realizando para ello varios kilómetros a pie o en bicicleta, asumiendo los riesgos que dicha actividad puede acarrear para su integridad.

Por estas razones, el pasado año Cáritas Diocesana de Huelva realizó un informe junto con la Universidad de Huelva sobre la situación de la salud de los migrantes de los asentamientos de nuestra provincia. Entre las conclusiones más relevantes de la investigación, el informe constató que en materia de salud y seguridad, el entorno donde residen, así como su situación, la accesibilidad a los servicios, las características urbanísticas y los dispositivos de higienización, hacen de los asentamientos lugares aislados, inseguros e insalubres.  El estudio reveló también que el acceso a agua potable supone el problema básico principal de esta población ya que condiciona en gran medida su día a día: cómo beber, cómo cocinar, cómo ducharse o cómo lavarse las manos.

Por todo esto Cáritas Diocesana de Huelva sigue insistiendo en diferentes propuestas para paliar la realidad tan difícil que viven cientos de personas en nuestra provincia, centradas en el ámbito de la higiene y la salud  Cáritas Diocesana destaca las siguientes: 

  • La aplicación de medidas de choque como son la limpieza de las zonas en las que se encuentran los asentamientos.
  • La recogida de basuras y  la instalación de contenedores o cubas.
  • La sustitución de los envases de productos fitosanitarios nocivos para la salud  donde estas personas recogen y almacenan el agua que van a consumir.
  • La puesta en funcionamiento de letrinas y duchas portátiles vitales para el aseo y la higiene.
  • El  abastecimiento de agua potable en aquellos asentamientos alejados de fuentes o puntos de agua.

El Santo Padre nos recuerda que el agua es “un derecho humano básico, fundamental y universal, condición para el ejercicio de los demás derechos humanos”, un bien al que todos los seres humanos sin excepción, tienen derecho a acceder de forma adecuada, de modo que puedan llevar una vida digna.

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