Hacia un “nosotros” cada vez más grande

La Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado el próximo 26 de septiembre. Este día es siempre una ocasión para expresar nuestra preocupación por todas aquellas personas vulnerables que están en movimiento y que se enfrentan a muchos desafíos. Este día es importante para sensibilizar sobre las oportunidades que ofrecen las migraciones para hacer nuestra sociedad más rica, global e inclusiva. El tema elegido este año por el Santo Padre es Hacia un “nosotros” cada vez más grande, queriendo así indicar un horizonte claro para nuestro camino común en este mundo. “En realidad, todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino sólo un nosotros, grande como toda la humanidad”.

En este sentido, la Casa de la Buena Madre, cedida por los Hermanos Maristas a Cáritas Diocesana de Huelva, es un proyecto que pretende abordar la realidad de aquellos jóvenes migrantes que, o bien por haber salido de centros de menores  o  bien de centros de emergencia, tras cumplir la mayoría de edad, se ven abocados a vivir situaciones de exclusión social y, gracias a esta casa, encuentran una oportunidad para forjarse un futuro y una vida independiente. Se trata de un perfil  que cada vez es más frecuente y que llega a Cáritas a través de derivaciones de los propios centros de atención, de los asentamientos de inmigrantes de la provincia o de los recursos destinados a personas sin hogar.

Se trata de chicos que por su edad, por el momento de ciclo vital que están viviendo y por la falta de estrategias de supervivencia, necesitan del apoyo para que la transición a la madurez sea favorecedora. Por ello, el papel del voluntariado y del personal técnico es vital, ya que, aunque ellos vivan de manera autónoma y sean ellos mismos los que organizan la convivencia, cuentan con un apoyo personal que les guía y les ayuda en todo lo que necesiten. No hay un tiempo máximo establecido de estancia en la casa, ya que todo depende de cada persona, cada proceso es individualizado y de la situación personal, los estudios o su documentación. Estrella Cardoso Paz, técnica responsable del proyecto cuenta que desde la casa intentan “aportarles la tranquilidad y estabilidad que necesitan para su edad, pero sobre todo intentamos ser esa segunda familia con la que disfruten y en la que también puedan apoyarse en los momentos que lo necesiten”.

Uno de los objetivos principales es ofrecer a los menores en acogimiento residencial, apoyo y orientación en su proceso de transición a la vida adulta a nivel personal, social, laboral, económico y doméstico. Además queremos facilitar una vivienda donde poder iniciar un proceso de  inserción a la vida adulta  hacia la vida autónoma. Otro de nuestros objetivos es permitir el establecimiento de procesos de formación e incorporación al mundo laboral y social, a través de los recursos existentes en los distintos organismos y entidades de manera que se prevenga la caída en círculos de exclusión.  Como nos cuenta Estrella, “desde Cáritas nos centramos sobre todo en estos jóvenes que quieren estudiar y formarse académicamente para facilitar su entrada en el mundo laboral y tener un abanico más amplio de posibilidades, ya que tampoco lo tienen nada fácil para residir en España y trabajar de manera legal”.

Desde Cáritas Diocesana de Huelva esperan que estos jóvenes sientan que pertenecen a un hogar. Cáritas trabaja para que en el proceso de su transición de vida adulta, puedan formarse, capacitarse y sentirse apoyados. Como dice el Papa en su carta para la Jornada Mundial del Migrante, “El futuro de nuestras sociedades es un futuro “lleno de color”, enriquecido por la diversidad y las relaciones interculturales. Por eso debemos aprender hoy a vivir juntos, en armonía y paz. Las migraciones contemporáneas nos brindan la oportunidad de superar nuestros miedos para dejarnos enriquecer por la diversidad del don de cada uno. Entonces, si lo queremos, podemos transformar las fronteras en lugares privilegiados de encuentro, donde puede florecer el milagro de un nosotros cada vez más grande”.

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