Después de 8 años de entrega y generosidad, Pilar Vizcaíno finaliza su etapa como directora de Cáritas Diocesana de Huelva. Con ella, también cesan su trabajo como secretaria general y tesorero, Ángela Rodríguez y Pero Herrezuelo.
“Agradezco todos estos años y me acuerdo de muchas personas. Quiero dar las gracias a quienes me acompañaron en este camino, a las personas voluntarias de las parroquias, a la Diócesis de Huelva, a los políticos que nos han visitado para conocer la labor caritativa de la Iglesia, a las empresas, a colaboradores, a socios por apoyar los proyectos, a los medios de comunicación por vuestra acogida, confianza y por todo el cariño con el que habéis tratado los temas de Cáritas durante estos años. Gracias a las Hermandades que nos han apoyado estos años para que proyectos diocesanos salieran adelante, a todo el equipo de voluntarios y trabajadores que ha estado detrás de nuestro equipo directivo y aquellos que están en los proyectos diocesanos. Gracias también al equipo de Cáritas Española y Cáritas Regional de Andalucía por acompañarnos y apoyarnos, gracias también a los trabajadores de Cáritas Diocesana de Huelva, por vuestra enorme profesionalidad porque sin vosotros no hubiera sido posible”, afirma Vizcaíno. “Y por supuesto, gracias a Ángela y Pedro, que han sido mis pies y mis manos, que conmigo habéis sido la Dirección de Cáritas, por vuestra entrega, absoluta gratuidad, servicio y amor a Dios en los pobres, sin vosotros a mí me hubiera resultado imposible. Gracias de corazón y seguimos haciendo el camino”, añade.
Desde Cáritas Diocesana de Huelva queremos agradecer el trabajo que ha realizado en todos estos años esta dirección. Queremos dar las gracias por vuestra entrega, por vuestro cariño, por vuestro compromiso, por vuestra vocación y cercanía a las personas más necesitadas. Por ser una dirección fuerte y unida, que nos ha regalado mucho más que su tiempo, acompañando el trabajo que desde Cáritas Diocesana hemos realizado desde nuestras áreas y proyectos. Sin duda, habéis dejado una huella imborrable en esta casa, en la gran tarea de ir conformando una Iglesia con rostro samaritano.
Gracias de todo corazón.