El empleo agrícola en Huelva es una pieza clave para muchas personas migrantes que llegan en busca de una oportunidad laboral. Sin embargo, la temporalidad de las campañas y la falta de condiciones dignas han hecho que muchas de estas personas vivan en una constante incertidumbre llena, en muchos casos, de precariedad. Para dar respuesta a esta realidad, Cáritas trabaja junto a otras organizaciones para transformar el empleo agrícola en una oportunidad más segura y estable para quienes llegan en búsqueda de un futuro digno.

“El objetivo es que los trabajadores migrantes puedan pasar de una campaña agrícola en Huelva a otra en otra parte de España sin que se vulneren sus derechos laborales” , explica Chonchi Martín, técnica de empleo de Cáritas Diocesana de Huelva. La iniciativa forma parte de un esfuerzo dentro del Foro de Comercio Ético, más concretamente desde el grupo de trabajo ‘Empleo digno y migración’, donde empresas, productores y organizaciones colaboran para garantizar condiciones adecuadas de empleo y vivienda. El proyecto nació en 2024 con el propósito de evitar que, una vez finalizada la temporada en Huelva, las personas temporeras tengan que regresar a asentamientos precarios o embarcarse en la incertidumbre de la búsqueda de empleo. Según Martín, se trabaja con empresas agrícolas para que ofrezcan contratos estables y alojamiento digno, evitando situaciones de vulnerabilidad.
Además del empleo, el acompañamiento legal juega un papel fundamental. El impacto de la iniciativa va más allá de la seguridad laboral, para los trabajadores, supone una oportunidad de estabilidad y una mejora en su calidad de vida. “Queremos que estas personas no tengan que volver a vivir en condiciones precarias cuando acaba la campaña, sino que puedan encadenar empleos de manera formal y protegida”, concluye Martín.

Mohamed Camara (39 años, Costa de Marfil) llegó a España hace más de tres años y ha pasado por diversas ciudades antes de establecerse en Villanueva, Córdoba. Nada más llegar a España su camino estuvo marcado por la incertidumbre, “solo quería trabajar en lo que fuese, pero todo eran trabajos cortos y precarios” , relata. Mohamed estuvo siendo acompañado desde el Área de Empleo de Cáritas Diocesana de Huelva para poder cumplir sus objetivos. Comenzó trabajando durante unos meses en Huercasa, empresa colaboradora del proyecto, donde trabajó manipulando maíz y remolacha, pero el objetivo era que pudiera encontrar un trabajo estable. La siguiente oportunidad, gracias esta vez al trabajo de Intermediación Laboral del Área de Empleo de Cáritas apareció en Villanueva de Córdoba. Tras un periodo de prueba obtuvo un contrato indefinido en la empresa Dehesa Jarota S.L. Cáritas y la empresa lo han apoyado en la renovación de sus documentos y en su integración laboral. Además del trabajo, la empresa le ha proporcionado alojamiento, un factor clave en su proceso de independencia. “Estoy agradecido, confío en Cáritas, me dejo aconsejar. Tener un trabajo estable me ha permitido formar parte de la sociedad, ayudarme a mí y a mi familia, hacer mi vida, tener estabilidad y tranquilidad, salir, comprar sin que me den dinero, sin ayuda. Ahora puedo relacionarme con mis compañeros, tengo independencia y puedo hacer una vida normal” , comparte Mohamed.
Este proyecto sigue sumando nuevas empresas y colaboradores en busca de un sistema laboral más justo. La meta es clara: que el trabajo agrícola deje de ser una lucha por la supervivencia y se convierta en una vía de integración y estabilidad para quienes llegan en busca de oportunidades.