Llega junio y con ello el balance
que a través de las Coordinadoras y las Cáritas Parroquiales de cada uno de los
arciprestazgos se hace del año que finaliza. Esta vez, es un año marcado por la
pandemia de la Covid-19, lo que lo diferencia, con creces, con la actuación de
años precedentes. El equipo de Formación y Animación Comunitaria, está
celebrando junto con las voluntarias y voluntarios de cada una de las
coordinadoras una convivencia- encuentro presencial u online para cerrar y
evaluar un año duro para la población en general y también muy intenso para la
actuación del voluntariado en cada una de las zonas, donde a veces, se han
visto sobrepasados por la realidad que vivían muchas personas.
Cabe destacar que la acogida en
las Cáritas Parroquiales, con 75 equipos de voluntarios y voluntarias en
nuestra Diócesis, probablemente constituya la red de ayuda más extensa y cerca
de apoyo para las personas en situaciones de exclusión y vulnerabilidad. Éstas,
a su vez, se constituyen como un referente de ayuda, movilización de recursos y
confianza.
En este duro año que hemos
vivido, las Cáritas Parroquiales han permanecido presentes, siempre con el
teléfono disponible para solucionar las demandas provocadas por la crisis. Se
han hecho cercanas a las personas, reivindicando su dignidad, buscando
respuestas a sus necesidades y descubriendo sus potencialidades. A pesar de la
emergencia, se ha seguido respetando el modelo de trabajo que previamente ya se
hacía, que consiste en el acompañamiento a las personas y familias. En este año
especialmente, las Cáritas Parroquiales también se han organizado con otras
entidades, organizaciones tanto públicas como privadas, hermandades y otros
grupos eclesiales, para dar una respuesta coordinada a las necesidades de las
personas, generando con ellas y con la sociedad, una red de ayuda, promoción y
sensibilización.
Las Cáritas Parroquiales son y
han sido en este año marcado por la Covid-19 esa red de respuesta y además,
también han encauzado esa solidaridad espontánea que ha surgido por parte de la
sociedad, y que son muchas las personas que se unieron a nuestra labor de
manera puntual generando puentes que solventaran las necesidades que se
presentaban diariamente.
La acción de Cáritas Diocesana de Huelva
benefició a más 26.000 personas afectadas por la pandemia en la provincia de
Huelva.
Más de 700 personas afectadas por la
Covid participaron en un proceso de inserción laboral.
Cáritas
Diocesana de Huelva ha contado con 631 personas voluntarias para acompañar a
las personas que han sufrido por la crisis sanitaria.
Huelva, 3 de junio de 2021. La directora de Cáritas Diocesana de Huelva, Pilar
Vizcaíno junto con la Responsable del
Departamento de Comunicación y Relaciones Externas, Peña Monje,
han presentado la Memoria General 2020, un
documento que recoge la realidad del trabajo de nuestra entidad y que supone
una radiografía muy real de la situación de la Diócesis de Huelva contada desde
el trabajo diario de los 75 equipos de Cáritas
Parroquiales que existen en la provincia y desde los Servicios
Diocesanos.
Este
año, el grado de participación de las Cáritas
Parroquiales en la elaboración de la Memoria de Cáritas 2020
ha llegado al 91% del total, lo que
hace ver el esfuerzo que están llevando
a cabo los centros parroquiales en un ejercicio de transparencia.
Cáritas Diocesana de Huelva ha atendido en 2020 a 12.346 personas. Ellas son aquellas que acuden a Cáritas, son los rostros que vemos y que, potencialmente, podrían formar parte de procesos de acompañamiento y participación. Por otro lado, debemos cuantificar las personas beneficiadas de la labor de Cáritas Diocesana de Huelva, que son aquellas que sin acudir directamente a Cáritas se ven beneficiadas por la acción que recibe algún miembro de la familia. Este año han sido 26.507 personas beneficiadas por la acción de Cáritas, lo que supone un aumento del 10% respecto al año anterior.
‘La Caridad no cierra’ ha sido el lema que Cáritas Diocesana de Huelva ha empleado en el año 2020, ya que los proyectos y los servicios han estado en todo momento abiertos, haciéndose presentes en la vida de las personas. Estos datos reflejan el aumento de demanda en los meses de confinamiento donde las personas sintieron más necesidad de acudir a Cáritas.
A raíz de la declaración del estado de alarma con motivo de la Covid-19,
muchas fueron las repercusiones
sociales, familiares, económicas y laborales que han afectado a una gran
parte de la población de Huelva. Siguiendo con su modelo de trabajo de atención
a los más vulnerables y excluidos, desde el primer momento Cáritas ha tratado
de volcarse con todas las personas que sufren a causa de esta pandemia para
procurar aliviarles la situación que tanto el confinamiento como la pérdida o
dificultad de trabajar les ha generado.
Con este escenario, Cáritas Diocesana de Huelva ha realizado su acción durante el pasado año priorizando el acompañamiento a las personas más
vulnerables, proporcionando recursos para ayudarles a salir de su situación o
paliar la gravedad de la misma, adaptándolos a sus necesidades y siguiendo
con un modelo de trabajo centrado en el acompañamiento. Las principales
demandas de este año han ido dirigidas al empleo, la alimentación, la escucha,
la acogida y el acompañamiento familiar, la vivienda y los suministros y
enseres del hogar.
El papel del voluntariado y de las
Cáritas Parroquiales
En este duro año que hemos vivido, las
Cáritas Parroquiales han permanecido presentes.
Se han hecho cercanas a las personas, reivindicando su dignidad, buscando
respuestas a sus necesidades y descubriendo sus potencialidades. A pesar de la
emergencia, se ha seguido prestando el modelo de trabajo que previamente ya se
hacía, que consiste en el acompañamiento a las personas y a las familias.
El papel del voluntariado ha
sido crucial en este año. En total 631
personas voluntarias han sido los pilares fundamentales de la acción
Sociocaritativa de la Iglesia y han estado al frente desde un teléfono, desde
las acogidas o muchas veces desde sus propias casas, acercando ayuda, escucha e
información. Son y han sido presencia y acción, acogiendo las situaciones de
necesidad que se han presentado en el año 2020.
El Impacto de la
pandemia en las personas excluidas
El impacto que de la Covid ha sido, también, tremendamente costoso para las
personas que carecen de un hogar donde poder refugiarse, cuidarse o pasar el
confinamiento inicial, una carencia que, si ya aumenta su vulnerabilidad de
forma general, se ha visto agravada durante la pandemia al dificultarse –o
imposibilitarse— el acceso a espacios de higiene y/o aislamiento.
En su intervención diaria, Cáritas Diocesana de Huelva pone el foco de su
atención en aquellos colectivos especialmente empobrecidos o que atraviesas
diferentes procesos de exclusión. Entre ellos, ha atendido a 734 personas sin hogar a través del
Centro de Día puertas Abiertas y las casas de acogida: Santa María y Santa
María de los Milagros y a 1.182 personas
desde el programa de atención en Asentamientos. En un momento en el que se
nos pedía que nos quedáramos en casa, que extremásemos las medidas de higiene y
el distanciamiento social, había un número importante de personas que no podían
acatar estas medidas por carecer de un hogar, por no tener agua potable con la
que asearse y por tener que compartir chabola, habitación o cobijo con más
personas.
La situación de las familias onubenses durante el año 2020 ha estado condicionado por la pandemia del Covid-19 y la crisis económica surgida como consecuencia de la misma. Muchas han sido las familias que ya venían de una situación de crisis y que este año han agravado su situación. En total, Cáritas ha acompañado a 9.696 familias desde la acogida, desde los proyectos de acompañamiento familiar, en procesos de acompañamiento a mujeres, desde los proyectos de infancia y el acompañamiento a mayores.
Los menores han sido un colectivo muy frágil en
esta pandemia porque el confinamiento potenció la desigualdad tecnológica y
agudizó la brecha digital. Además sufrieron el cierre de los centros educativos
y el apoyo escolar.
Por otro lado, la soledad ha sido
otra de los dramas impuestos por la pandemia. Aunque esta no es una
realidad nueva, la situación de aislamiento físico a la que se han visto
sometidas muchas personas mayores, claramente la endurece. La vulnerabilidad
social evidenciada en esta crisis también pone de manifiesto los escasos
recursos que existen para favorecer los cuidados en los domicilios, lo que
propicia mayor desprotección en las personas mayores y en quienes las cuidan,
ya sean empleadas o familiares. En total, Cáritas acompañó alrededor de 500 personas mayores en toda la
provincia, un 70% más que el año 2019.
En cuanto al empleo, Cáritas
Diocesana de Huelva ha atendido a 716
personas que han participado en un proceso de inserción laboral, duplicando los
datos de atención del pasado año. En perfil de las personas atendidas ha
sido muy variado: personas provenientes del sector de la hostelería o el
comercio que, debido a la pandemia, se encontraron sin trabajo, estudiantes que
se pusieron a trabajar para ayudar a sus familias o personas pendientes de
cobrar un ERTE.
Recursos invertidos
Cáritas Diocesana de Huelva
invirtió el año pasado un total de 1.949.276 €. Esta cifra es
fruto de la inversión de fuentes públicas, privadas, de donaciones y
legados y por supuesto, de los ingresos de las Cáritas Parroquiales. El
desarrollo de nuestra acción y la inversión que dedicamos no sería posible sin
el factor humano que hace posible que Cáritas esté al lado de quienes más lo
necesitan. Además, este año, con motivo de la pandemia, Cáritas inició la
campaña ‘Cada gesto cuenta’ para
atender las necesidades que se estaban planteando a raíz de la situación de
crisis sanitaria.
Explosión de solidaridad
Fueron
muchas las llamadas que llegaron a Cáritas para ofrecer ayuda y recursos. Cabe
destacar las aportaciones de los 2.962
socios, los 1.209 donantes, las 242 hermandades, y las 94 empresas colaboradoras, así como las
aportaciones directas de la comunidad cristiana onubense a través de campañas,
colectas y acciones puntuales promovidas por la Iglesia de Huelva.
Desde Cáritas queremos poner en valor la generosidad de la ciudadanía
onubense que ha prestado sus servicios, donando sus recursos o articulando
mecanismos desde la más absoluta creatividad para apoyar económicamente nuestra
acción social.
Desde la institución agradecemos cada gesto y animamos a la ciudadanía a
seguir colaborando con aquellos que están pasando por un mal momento debido a
la crisis. Cada persona tiene el poder de cambiar las cosas con pequeños
gestos. Es momento de construir juntos y junto a quien más lo necesita.
Seamos más pueblo
Es el lema de nuestra campaña de Caridad de este año “Ser más pueblo con las manos tendidas”. Este año celebramos el Día de Caridad en medio de un tiempo extraordinario y doloroso en el que necesitamos recrear nuestras relaciones para sostenernos y cuidarnos de una forma nueva. El papa Francisco habla de recuperar la amabilidad en nuestra mirada y en nuestros gestos, en la forma de escuchar y acoger a los demás.
“Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos!” Francisco, Fratelli tutti 8
#SeamosMásPueblo
En Cáritas nos gusta pensar que el mundo es un pueblo habitado por más de 7.000 millones de vecinos y vecinas que se conocen y se ayudan.
Un pueblo en el que todo lo que ocurre nos importa y nos afecta porque todos somos pueblo de Dios y nadie debería quedarse fuera.
En el Día de Caridad necesitamos recrear nuestras relaciones para sostenernos y cuidarnos de una forma nueva.
El papa Francisco habla de recuperar la amabilidad en nuestra mirada y en nuestros gestos, en la forma de escuchar y acoger a los demás.
Como comunidad cristiana dar testimonio de fe es hacer nuestras las palabras de Jesús, tomad y comed, tomad y bebed, es compartir el banquete de la Vida y ser signo de consuelo, de aliento, de denuncia y de esperanza en medio de una sociedad rota y herida. Hoy te invitamos a tender las manos, el gesto y la mirada. Hoy te invitamos a ser más Pueblo de Dios que sale al encuentro del mundo.
Cambia tu estilo de vida. Cultiva la cercanía y la disponibilidad. Hazte vecino y vecina.
Cambia tu mirada. Párate a conocer la realidad, escucha sin juzgar y habla con ternura y amabilidad.
Cambia tu tiempo. Agradece, bendice, disfruta de la naturaleza, comparte tu alegría, acompaña el dolor y la tristeza.
No pases de largo. Seguir a Jesús implica tomar partido. Revisa lo que dices, lo que piensas y lo que haces para ser más coherente.
Hoy comienza la Semana de Caridad, un período que culmina el próximo domingo, 6 de junio, fiesta del Corpus Christi y Día de Caridad, en la que Cáritas invita a «ser más pueblo» para recrear nuestras relaciones y construir una normalidad nueva, más justa y fraterna, construida desde un nosotros que nos hace hermanos.
Este es el momento del calendario en que las 70 Cáritas Diocesanas de toda España hacen pública su rendición de cuentas y realizan cuestaciones económicas, en un año fuertemente marcado por el impacto de una pandemia sanitaria que ha obligado a multiplicar los esfuerzos humanos y económicos para atender a un número creciente de familias acuciadas por los efectos de la profunda crisis social derivada de la Covid-19.
Pequeños gestos a favor del bien común
La respuesta a este tiempo extraordinario de pandemia y de crisis caracterizado por la fragilidad y la incertidumbre es la que Cáritas quiere transmitir a través del cartel diseñado para el Día de Caridad de este año bajo el lema «#SeamosMásPueblo», un mensaje con el que, como señala Eva San Martín, coordinadora de la campaña institucional, “nos haga tomar conciencia de que, en medio de un tiempo extraordinario y doloroso, necesitamos recrear nuestras relaciones para sostenernos y cuidarnos de una forma nueva”.
La celebración del Día de Caridad en 2021, “tras este largo período dominado por la adversidad de la enfermedad y la inseguridad, por el dolor de la pérdida y la soledad, debe llevarnos a tender manos, a realizar pequeños gestos cotidianos y a participar e intervenir en las dinámicas sociales que nos llevan al compromiso por el bien común”, añade.
Esa es la invitación a celebrar, desde ese pueblo universal que somos, la jornada que la Iglesia dedica a Cáritas para reconocer, como dice el papa Francisco, que “el amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor”.
Esta propuesta de Cáritas a tender manos y a realizar pequeños gestos en favor del bien común, se plasma en cuatro objetivos personales que transforman la vida social:
– Cambia tu estilo de vida. Cultiva la cercanía y la disponibilidad. Hazte vecino y vecina, re-vincúlate con otras personas y grupos, atrévete a dar, pero también a pedir, porque esa interdependencia crea fraternidad.
– Cambia tu mirada. Acerca tu mirada a la realidad como hace el buen samaritano. Conocer y poner nombre abre el corazón a la compasión para poder escuchar, atender y sanar a quien se encuentra en tu camino.
– No pases de largo. Seguir a Jesús implica tomar partido y hacer todo lo posible para que la dignidad y la justicia sean realidad para todas las personas. Busca la coherencia en tu vida personal y en las decisiones que tomas con otras personas. Los cambios se gestan desde un nosotros compartido.
– Cambia tu tiempo. Vive de verdad con el corazón abierto al amor. Agradece, bendice, disfruta de la naturaleza y convierte tu vida en alabanza; comparte tu alegría, acompaña el dolor y la tristeza, hazte una persona cercana. El presente está lleno de tiempo para compartir.
El contexto social un año después de la pandemia
En el marco de la celebración del Día de Caridad, el Equipo de Estudios de Cáritas Española lanza un avance de la cuarta oleada del informe del Observatorio de la Realidad Social, dedicado a analizar periódicamente cuál está siendo el impacto de la crisis de la Covid-19 en la población más vulnerable y en las personas acompañadas por Cáritas. Esta nueva entrega del informe se presentará a finales del próximo mes de junio.
1. Una ventana a la realidad de los más pobres
Al analizar la realidad de los más pobres, esto es, de las personas acompañadas por Cáritas, describimos una realidad caracterizada por:
1.1. Persisten las dificultades de acceso a un empleo y el incremento de la precariedad e inestabilidad laborales
La pandemia ha tenido una clarísima incidencia en las tasas de desempleo de nuestra sociedad. No obstante, la afectación está siendo muy diferente dependiendo del sector de actividad. Una vez más los sectores de actividad en los que se ocupan mayoritariamente las personas más vulnerables (hostelería, turismo, trabajo doméstico, peones agrícolas, etc.) han sido los más afectados.
La paralización de una parte importante de la economía ha provocado una rápida subida del desempleo, que en el conjunto de la sociedad española ha supuesto un incremento 625.000 personas y una situación de ERTE para más 700.000 personas. El incremento del desempleo para las familias más vulnerables (acompañadas por Cáritas) ha sido ocho veces superior al incremento medio, y ha situado la tasa de paro en el 73%.
Las altas tasas de desempleo y la baja calidad de los empleos describen la situación económica de muchas familias como la de un enfermo crónico con un episodio agudo, provocado por las consecuencias de este virus. Pero existen nuevos elementos de precariedad que la pandemia ha incorporado, como son la exposición al contagio (para el 40% de las personas vulnerables que trabajan) y la fragilidad ante eventuales cuarentenas, que dificultaría considerablemente el empleo y los ingresos para el 71% de las personas vulnerables que están trabajando.
1.2. El crecimiento del número de hogares sin ingresos y en situación de pobreza
El impacto en los ingresos de los hogares ha sido de tal envergadura que ha provocado que tres de cada diez hogares no dispongan ahora mismo de ningún ingreso: unas 258.000 personas que residen en hogares acompañados por Cáritas no ingresan ni un solo euro en estos momentos, lo que representa 75.000 personas más que antes de la COVID-19. Las familias con ingresos han visto cómo éstos se reducían un 33% desde el inicio de la crisis: esto se traduce en que más de 825.000 personas acompañadas por Cáritas están en situación de pobreza severa, es decir, con ingresos inferiores a 370 € al mes para un hogar unipersonal o a 776 € para hogares formados por dos adultos y dos niños.
1.3. El sistema de garantías de ingresos mínimos brinda poca protección a las familias que más lo necesitan.
El 48% de las familias atendidas por Cáritas no han recibido suficiente información como para tramitar el Ingreso Mínimo Vital (IMV).
Esto implica que hay pocas solicitudes. Si a esto le sumamos las denegaciones y los casos que aún están esperando respuesta, obtenemos que solo el 16% de las familias acompañadas por Cáritas son perceptoras del IMV en mayo de 2021.
1.4. Se constatan múltiples vulneraciones del derecho a la vivienda
Esta crisis ha venido a agravar la delicada situación de vivienda que ya existía y nos sitúa más cerca de una posible emergencia habitacional: alrededor de 700.000 personas viven en hogares que no pueden hacer frente a los gastos de suministros de su vivienda, es decir, no pueden calentarse adecuadamente o no pueden encender la luz siempre que lo necesitan. El 16% de las familias (cerca de 77.000) se han visto obligadas a cambiar de residencia para disminuir los gastos. Para casi el 45% de los hogares atendidos por Cáritas afrontar los gastos derivados de la vivienda suponen una grave dificultad.
1.5. La brecha digital ensancha la exclusión
El confinamiento y la adaptación a las restricciones actuales ha acelerado la imparable digitalización de la sociedad y ha incrementado la desigualdad. La brecha digital se convierte en un factor exclusógeno, es decir, es consecuencia y a la vez causa de la exclusión social. Más del 60% de hogares atendidos por Cáritas están en una situación de cierto apagón tecnológico al no contar con conexión, dispositivo o competencias suficientes para manejarse en internet, algo hoy casi indispensable para desenvolverse con éxito en ámbitos como puede ser el de la búsqueda de empleo, oportunidades formativas, relaciones con la administración, ámbito escolar, etc. A pesar de sus esfuerzos, no todas las familias logran subirse a la ola de la digitalización y casi 250.000 hogares viven un apagón tecnológico.
1.6. Dificultad para no quedarse atrás en el rendimiento escolar
Se ha producido una reducción severa del rendimiento escolar en una de cada tres familias. Muchas familias no se sienten con capacidad suficiente para apoyar la realización de tareas escolares, y se aprecia una importante influencia de la brecha digital, ya que el 60% de hogares en los que algún menor que tuvo dificultades educativas, están sufriendo el apagón tecnológico.
1.7. La fatiga de la pandemia hace mella en la salud Un 51% de los hogares acompañados por Cáritas manifiesta que la salud psico-emocional de sus miembros había empeorado con respecto a la situación previa a la crisis. En lo que se refiere a la salud física, también se registra un 29% de familias que manifiestan un empeoramiento de la salud física. Ambas situaciones se explican por las circunstancias especiales que vivimos, como son las situaciones de estrés y ansiedad que la pérdida de empleos e ingresos están provocando, pero también por la gran cantidad de tratamientos de salud que han sido cancelados y/o retrasados.
1.8. Se aprecia un agotamiento de la ayuda mutua y aumento de la soledad
La conciliación y las oportunidades de una mayor convivencia no han sido igual para todos, han estado muy determinadas por la composición del hogar, por el tipo de empleo que se tenía y por los niveles de renta. Una de las consecuencias del estado de alarma y de las distintas intensidades de confinamiento han sido las dificultades y las necesidades relacionadas con la conciliación, que han vivido las familias con menores de edad o con personas mayores con una situación de dependencia o discapacidad. Mientras algunas familias han podido cuidar mejor y aprovechar la oportunidad de compartir más con las personas dependientes, otras se han visto expuestas a tener que elegir entre cuidar a su familia o mantener su trabajo.
Entre las personas acompañadas por Cáritas, el 18% tuvieron que renunciar a un empleo por atender a sus hijos/as y personas dependientes. Así, por ejemplo, la fase de confinamiento más estricto y la consiguiente suspensión de las clases presenciales en centros educativos, o las actuales situaciones de confinamiento temporal de las clases escolares, pone a muchas familias, y a las monoparentales especialmente, en la difícil tesitura de tener que elegir entre mantener los ingresos por vía del trabajo presencial o quedarse en casa cuidando de los suyos.
Las familias en situación de exclusión están perdiendo redes de apoyo. Aunque las relaciones entre familiares, vecinos, amigos, etc. se han fortalecido y son más estrechas, la capacidad de apoyo material de estas redes es cada vez menor. Es decir, las familias siguen teniendo buenas relaciones, pero la calidad de dichas redes se ha deteriorado, por lo que tienen cada vez menos posibilidad de brindar apoyo, lo cual se ha intensificado durante la pandemia.
De otro lado, el aislamiento, que afecta especialmente a las personas mayores se ha visto endurecido. Si bien no es una realidad nueva, la situación de aislamiento físico a la que se han visto sometidas muchas personas mayores, ha intensificado esta situación. La vulnerabilidad social evidenciada en esta crisis también pone de manifiesto los escasos recursos que existen para favorecer los cuidados en los domicilios, lo que propicia desprotección en las personas mayores y en quienes las cuidan, ya sean empleadas o familiares.
Si bien las redes de apoyo ven debilitada su capacidad de soporte material (ayuda a buscar empleo, préstamo de dinero…), una de cada tres familias ha dejado de poder prestar apoyo a otras personas con necesidades. En el otro extremo encontramos que ha aumentado notablemente el apoyo disponible en el ámbito de los cuidados, probablemente por una situación de mayor tiempo libre ampliado por el desempleo de algunas personas cercanas
2. Seamos más pueblo con las manos tendidas
Ante a toda esta realidad, Cáritas se encuentra adaptada a la pandemia y ha desarrollado todo tipo de ajustes para poder cumplir con su misión en todos los proyectos habituales, a pesar de las restricciones y dificultades añadidas que existen en esta situación. Cáritas acumula también un año de crisis, y lo hace con la invitación a ser más pueblo y a mantener las manos tendidas a nuestros vecinos y vecinas, lo que se traduce en muchas acciones, entre las que cabe destacar los siguientes polos de trabajo y actividad:
2.1. Un ritmo de trabajo elevado para dar respuestas al agravamiento de la situación de muchas familias por la prolongación de la crisis de la COVID-19, y también para responder a todas aquellas familias que “caen” por los efectos de esta nueva crisis
2.2 Un incremento de los recursos invertidos, gracias a la explosión de solidaridad que incrementó las donaciones, dedicados a dar respuesta a un mayor número de demandas y a demandas más complejas.
2.3. Una necesaria preferencia por abrir nuestras puertas a los inmigrantes en situación administrativa irregular, especialmente afectados por esta crisis, por la reducción de las oportunidades en la economía informal, y por la inexistencia de recursos y de otras puertas a las que llamar.
2.4. Un intenso acompañamiento en la solicitud del Ingreso Mínimo Vital y de otras prestaciones sociales, para apoyar a las familias en su acceso a los derechos establecidos, y para reclamar el papel de garante de derechos que la Administración Pública debería de cumplir.
2.5. Un apoyo continuo a las Cáritas de los países del sur, para poder atender las necesidades crecientes y para trabajar en los mecanismos que puedan acercar la realidad de las vacunas y de la protección frente al virus a los lugares y poblaciones con menos recursos.
2.6. La incorporación de nuevos voluntarios que se han acercado a Cáritas en los últimos meses, y el acompañamiento, formación y adaptación de los voluntarios veteranos en el escenario de necesidades y restricciones actual.
2.7. Apertura a nuevas formas de acercarnos a las personas y familias que más nos necesitan mediante canales digitales que nos han permitido seguir cerca cuando la recomendación sanitaria nos obligaba a estar distanciados.
Esta semana la Consejería de Salud y Familias, a través de los Distritos Sanitarios de Atención Primaria Huelva-Costa y Condado-Campiña y en colaboración con Cáritas Diocesana de Huelva y otras entidades sociales, ha iniciado en la capital la vacunación del colectivo de personas sin hogar, ya que se trata de uno de los colectivos priorizados por la administración autonómica dentro de la estrategia de inmunización frente al Covid-19.
El trabajo de Cáritas Diocesana de Huelva se ha centrado fundamentalmente en acercarse, informar y sensibilizar a las personas sin hogar de la importancia de la vacunación. “El objetivo se ha centrado en facilitar el acceso a la vacunación a un colectivo especialmente vulnerable pero también, no cabe duda, intentar entre todos que los efectos de la pandemia sean cada vez menor”, añade Juanma Breva, responsable del Programa de Exclusión de Cáritas Diocesana de Huelva.
Un equipo sanitario se desplazó a la sede de Cáritas para
llevar a cabo la inoculación de las dosis que terminó llegando a un total de 70
personas. Cabe destacar la importante coordinación que se ha tenido que tejer
entre la Delegación y Cáritas Diocesana de Huelva para contactar y citar a
todas las personas que se encuentran en situación de sin hogar, siendo muchas
de ellas personas con las que Cáritas trabaja y acompaña desde el Centro de Día
o desde la atención que hace en el trabajo de calle para acompañar esta
realidad. “Desde Cáritas Diocesana de
Huelva no podemos dejar de destacar la oportunidad que nos ha brindado la
Consejería de Salud y Familias para iniciar la vacunación del colectivo de
personas sin hogar en Huelva”, anota Breva.
El próximo lunes día 31 de mayo tendrá lugar otra sesión de
vacunación, “con el objetivo de intentar ofrecer la vacuna a las personas que
no tienen hogar y que no pudieron venir el primer día”, apunta Josema Gómez,
responsable del Centro de Día Puertas Abiertas.
Huelva, 19 de mayo de 2021. Desde Cáritas Diocesana de Huelva lamentamos el fallecimiento a causa de un incendio de dos personas
que vivían en el asentamiento chabolista de El Bosque de Lucena del Puerto,
personas que eran atendidas por Caritas Diocesana de Huelva desde hacía varios
años.
Además
desde Cáritas Diocesana de Huelva venimos alertando desde hace varios años de
la situación de vida insostenible de
estas personas, así como de los cada vez más recurrentes incendios que
ocurren en estos poblados.
Las
condiciones de falta de acceso a derechos, el agravamiento emocional y la
perpetuación de condiciones de exclusión social tan severas y prolongadas en el
tiempo, agravan, más si cabe, la
realidad de estos asentamientos chabolistas.
Nunca
como ahora se pone de manifiesto la necesidad de elaborar un plan que integre medidas a medio y largo
plazo y que conduzcan a la erradicación de estos asentamientos y a las
causas estructurales que propician la aparición y consolidación de los mismos.
Desde
Cáritas Diocesana de Huelva llevamos
años alertando y denunciando la total vulneración
total de derechos humanos a la que se ven sometidas miles de personas que
malviven en estos asentamientos y que, a fecha de hoy, siguen poniendo
rostro a una de las realidades de exclusión más duras que se dan a nivel
autonómico, nacional y europeo.
Caritas
Diocesana de Huelva, en su trabajo diario de acoger, proteger, promover e integrar
a las personas migrantes en cada una de sus necesidades, no olvida, como dice
el Papa Francisco que lo que está en juego es el rostro que queremos darnos
como sociedad y como vida humana.
El próximo sábado 8 de
mayo se celebrará el Día Mundial de Comercio Justo bajo el lema «Reconstruyamos
con justicia». Es importante el apoyo que hacemos entre todos al Comercio Justo
y el consumo responsable para avanzar hacia el desarrollo sostenible, la
reducción de las desigualdades globales, y la consecución de la Agenda 2030. Es
vital concienciar a la población para que, entre todos, con pequeños gestos,
vivamos en un mundo más justo y armonioso.
Un modelo económico y comercial
más justo y sostenible
Con este lema se lanza un
llamamiento a instituciones y representantes políticos para impulsar cambios
hacia un modelo económico y comercial global más justo y sostenible en la era
post-COVID. La pandemia de la Covid-19 y sus medidas de distancia social y
aislamiento están teniendo un gran impacto en las personas más vulnerables de
nuestras sociedades, incluidos los pequeños productores y productoras,
trabajadores y trabajadoras. Esto ha tenido efectos devastadores en los
derechos humanos, entre otros, poniendo en peligro el derecho a la alimentación
de las personas. La pobreza y el hambre, a su vez, han aumentado el riesgo del
trabajo forzoso e infantil y la deforestación.
La crisis actual nos ha
demostrado no sólo lo interdependientes que somos todos, sino también cómo la
destrucción de la naturaleza, la deforestación y las crisis climática y
sanitaria están interrelacionadas y comparten la explotación de las personas y
del planeta como una causa común.
Recomendaciones
La declaración recoge una serie
de recomendaciones dirigidas a los Gobiernos y que giran en torno a cuatro
ejes, a corto y a largo plazo. De forma resumida, son estas:
1. Proteger
Asegurar que trabajadores y productores dispongan de equipos de
protección personal.
Mientras existan medidas
de distanciamiento social y de aislamiento, congelar los impuestos a las
empresas que producen necesidades básicas y garantizar precios accesibles para
las necesidades básicas y para los insumos necesarios para la producción
agrícola.
2. Reiniciar
Hacer que los programas públicos de estímulo estén disponibles
sólo para las empresas que cumplan los “Principios Rectores sobre las Empresas
y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas», las directrices de la OCDE
(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Asegurar que las pequeñas y medianas empresas tengan acceso a
una financiación accesible y flexible, con condiciones preferenciales para el
Comercio Justo y las empresas sociales, las cooperativas y otros agentes de la
Economía Social y Solidaria.
Poner en marcha políticas públicas de apoyo al Comercio Justo, a
las empresas sociales, cooperativas y otros actores de la Economía Social y
Solidaria, la agricultura ecológica y las prácticas agroecológicas.
3. Reestructurar
Adoptar una legislación que garantice que todas las empresas y
sus proveedores respeten los derechos humanos, laborales y ambientales mediante
la mejora de las prácticas de compra y comercialización.
Promover la transformación gradual de las empresas
convencionales con prioridad en las ganancias a modelos empresariales, que
prioricen a las personas y el planeta frene a las ganancias.
Adoptar objetivos nacionales y, cuando proceda, regionales
ambiciosos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones
Unidas, reducir rápidamente las emisiones de CO2 y garantizar el límite del
aumento de la temperatura mundial a 1,5ºC, como se exige en el Acuerdo de
París.
4. Distribución justa de los
recursos
Reformar los sistemas impositivos para incentivar el Comercio
Justo, los productos orgánicos, las empresas sociales, las cooperativas y otros
agentes de la Economía Social y Solidaria.
Hacer de la adquisición pública responsable la norma y dar
prioridad al Comercio Justo, las empresas orgánicas y sociales, las
cooperativas y otros agentes de la Economía Social y Solidaria en la concesión
de contratos públicos.
La red Interdiocesana de Comercio
Justo de Cáritas
Cáritas cuenta con una Red Interdiocesana de Comercio
Justo, integrada en España por 28 organizaciones
diocesanas, de la que Cáritas Huelva forma parte, que trabajan desde hace más
de quince años en un modelo de comercio justo y el consumo responsable desde el
enfoque integral de una Economía Solidaria para y por las personas.
Durante la crisis causada por la
Covid, a través del trabajo en red con otras plataformas y organizaciones y con
nuestros propios grupos productores en países como Palestina o Bangladesh,
Cáritas ha constatado que el Comercio Justo ha actuado como un escudo protector
frente a os efectos sociales de la crisis. Ello ha sido posible gracias al
cumplimiento de criterios como el compromiso a largo plazo con los grupos
productores, la no anulación de pedidos, el uso de la prima de comercio justo
para necesidades urgentes o la prefinanciación.
De todos modos, es escaso todavía
el conocimiento que existe en la ciudadanía sobre los valores y beneficios de
este comercio frente al convencional, donde el beneficio económico y la
competencia son prioritarios. De ahí la importancia del apoyo de instituciones
y representantes comprometidos para que esta tendencia pueda ir transformándose
de manera significativa.
A pesar de las limitaciones
impuestas por el confinamiento y las medidas sanitarias impuestas por la
pandemia, la Red de Comercio Justo de Cáritas ha podido mantenerse activa
durante el año 2020, a través del trabajo desarrollado por 28 Caritas
Diocesanas, 36 tiendas abiertas en toda España y 72 puntos de venta y/o
información. En concreto, nuestra tienda de Cáritas, que se sitúa en la
C/Cantero Cuadrado, se ha sostenido gracias al compromiso de personas voluntarias
que han decidido seguir abriendo cada día la tienda para ofrecer productos de
comercio justo en artesanía, alimentación o cosmética.
La Casa de la Buena Madre, cedida por Los Hermanos Maristas a Cáritas
Diocesana de Huelva, es un proyecto que pretende abordar la realidad de
aquellos jóvenes migrantes que, o bien por haber salido de centros de
menores o bien de centros de emergencia, tras cumplir la mayoría de
edad, se ven abocados a vivir situaciones de exclusión social y, gracias a esta
casa, encuentran una oportunidad para forjarse un futuro y una vida
independiente.
Se trata de un perfil que cada vez es más frecuente y que
llega a Cáritas a través de derivaciones de los propios centros de atención, de
los asentamientos de inmigrantes de la provincia o de los recursos
destinados a personas sin hogar.
Se trata de chicos que por su edad, por el momento de ciclo vital que están
viviendo y por la falta de estrategias de supervivencia, necesitan del apoyo
para que la transición a la madurez sea favorecedora. Por ello, el papel
del voluntariado y del personal técnico es vital, ya que, aunque ellos vivan de
manera autónoma y sean ellos mismos los que organizan la convivencia, cuentan
con un apoyo personal que les guía y les ayuda en todo lo que necesiten. No hay
un tiempo máximo establecido de estancia en la casa, ya que todo depende de
cada persona, cada proceso es individualizado y de la situación personal, los
estudios o su documentación. Sonia
Román, técnica responsable del proyecto cuenta que la casa les aporta
“el sentimiento de sentirse acompañados, que pertenecen a algún sitio, a algún
hogar y que viven en el seno de una familia.
Uno de los objetivos principales es ofrecer a los menores en acogimiento
residencial, apoyo y orientación en su proceso de transición a la vida
adulta a nivel personal, social, laboral, económico y doméstico.
Además queremos facilitar una vivienda donde poder iniciar un
proceso de inserción a la vida adulta hacia la vida autónoma. Otro
de nuestros objetivos es permitir el establecimiento de procesos de
formación e incorporación al mundo laboral y social, a través de los
recursos existentes en los distintos organismos y entidades de manera que se
prevenga la caída en círculos de exclusión. Como nos cuentan Sonia, “estos
jóvenes que han realizado un proceso migratorio, abandonando su casa y a sus
familias, no solo tienen la oportunidad de tener con la casa sus necesidades
cubiertas, sino que también les da la oportunidad de estudiar y labrarse un
futuro esperanzador”.
Desde Cáritas Diocesana de Huelva esperan que estos jóvenes sientan que
pertenecen a un hogar. Cáritas trabaja para que en el proceso de su transición
de vida adulta, puedan formarse, capacitarse y sentirse apoyados.
Bajo el lema
«¡Ahora más que nunca: Trabajo Decente!», la iniciativa Iglesia
por el Trabajo Decente (ITD), lanza un Manifiesto con motivo del
1ª de Mayo en el que alerta cómo el impacto de la pandemia está debilitando el
derecho al trabajo, y empobreciendo, precarizando y descartando a millones de
trabajadoras y trabajadores, principalmente mujeres y jóvenes.
Este
deterioro —advierten las entidades
de inspiración cristiana que impulsan en España esta iniciativa (Cáritas,
Conferencia Española de Religiosos CONFER, Hermandad Obrera de Acción Católica HOAC,
Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica JEC y Juventud Obrera Cristiana JOC)—
provoca que “el derecho al trabajo esté en riesgo, lo que supone que el pacto
social entre en crisis y, con ello, la propia democracia”.
Cambiar el sistema productivo para poner a las personas en el
centro
Para ITD, esta
profunda crisis pone de relieve la necesidad de un cambio de sistema
productivo, basado en trabajos que aporten valor, sujetos de unas condiciones
laborales dignas, y donde las personas estén en el centro. Es urgente subrayar,
en ese sentido, la importancia del trabajo como actividad humana que acrecienta
la dignidad de cada persona y de sus familias, al tiempo que participamos en el
cuidado del conjunto de la sociedad y del planeta.
El Manifiesto
denuncia la destrucción en el último año de miles de empleos y que muchos de
los ERTE puestos en marcha se hayan resuelto en despidos. Asimismo, los empleos
considerados esenciales –muchas veces ejercidos en condiciones precarias, tanto
a nivel laboral como de protección sanitaria—, tampoco se han visto reconocidos
en una mejora de sus condiciones. “Y las medidas de protección social diseñadas
para paliar los efectos de la crisis –se afirma— no ha llegado a las personas
que más lo necesitan, como tampoco ha sucedido con el subsidio temporal
previsto para las trabajadoras del hogar o el ingreso mínimo vital”.
Otra de las
consecuencias sociales de la pandemia es el agravamiento de las condiciones de
pobreza entre la población migrante en situación administrativa irregular,
donde el desempleo y la economía informal son mayoritarios, sin posibilidad de
acceso al sistema de protección.
Ante este
panorama, ITD insta “ahora más que nunca a adoptar las medidas necesarias para
conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las
personas, con condiciones que permitan mantener una vida digna y una protección
social que llegue a todas las personas que lo necesitan”. En el Manifiesto se plantean
algunas medidas urgentes para reconducir la situación, como son:
– Redefinir
la idea del trabajo como actividad humana y configurar nuevas políticas que
aseguren a cada persona trabajadora “alguna manera de aportar sus capacidades y
su esfuerzo” a la construcción del bien común.
– Potenciar
el trabajo con derechos y seguro en cualquier relación laboral y para todas las
personas, sin distinción de edad, sexo o procedencia.
– Garantizar
el acceso a medidas de protección social para quienes no puedan trabajar o sus
condiciones laborales no les permitan llegar “a fin de mes”.
– Lograr el
reconocimiento social y laboral de los empleos esenciales para la vida, con unas
condiciones laborales dignas.
– Promover un
diálogo con toda la comunidad política, sociedad e instituciones para
configurar un nuevo contrato social basado en la centralidad de la persona, el
trabajo decente y el cuidado del planeta.
– Impulsar la
incorporación de la juventud al mercado laboral en una sociedad golpeada por
una crisis sanitaria social y económica, creando oportunidades reales de acceso
al trabajo digno.
Dadas las
limitaciones actuales para llevar a cabo actos de calle, ITD invita a celebrar en
este Primero de Mayo mediante gestos de oración personal o comunitaria, junto a
una “movilización de los balcones” para dar visibilidad a estas reivindicaciones
en las ventanas de nuestros domicilios.
La movilización en redes sociales se llevará acabo con el hashtag:
#AhoraMásqueNuncaTrabajoDecente
Situación del
empleo
Desempleo: 3.719.800 (1.728.400 hombres y 1.991.400 mujeres. EPA 4T2020)
Paro de larga duración: 1.521.000 personas que llevan más de un año en paro y de ellas, 885.000 llevan más de dos años.
Tasa de paro: 16,13% (25,58% en la población extranjera).
Temporalidad: 24,63%.
Personas incluidas en ERTE: 742.628
Hogares con todos sus miembros en paro: 1.197.000
Hogares sin ingresos (EPA3T2020): 599.000 hogares, donde residían 1.075.000 personas.
Diferencia entre los salarios más altos y los más bajos: 4.000 euros. (CCOO)
Hogares donde su sustentador principal mantiene una relación muy insegura con el empleo (Cáritas): 7,8 millones de personas (16,4% de las familias)
Trabajadores pobres: Casi 2,5 millones (13% de los trabajadores)
El 34,6% no trabaja las horas que le gustaría ni durante los periodos de tiempo que querría.
El 48,1% de los trabajadores tienen jornada a tiempo parcial indeseada.
615.000 trabajadores en la economía informal.
Uno de cada cuatro hogares (el 24,8%) sustentados por una persona en situación de inestabilidad laboral grave recibe algún tipo de prestación por desempleo o renta mínima de inserción.
Muertes en el trabajo (MTES): 708 trabajadores y trabajadoras.
Accidentes graves: 3.505 trabajadores y trabajadoras.
Accidente con baja laboral: 485.365 trabajadores y trabajadoras.
Accidente sin baja laboral: 518.979 trabajadores y trabajadoras.
Todos tenemos la oportunidad de ser solidarios en la declaración de la renta
Cuando marcas conjuntamente las casillas de Iglesia Católica y de Fines Sociales estás aportando el 1,4% de tus impuestos al sostenimiento de la Iglesia y a apoyar proyectos de atención a personas en situación de pobreza y exclusión. Recuerda que se pueden marcar ambas casillas y que no tendrás que pagar más ni te devolverán menos.
En tu próxima declaración de renta… Mejor2.
Siete preguntas básicas sobre la asignación tributaria a través del 1,4% del IRPF
¿De verdad puedo marcar las dos casillas a la vez?
Sí. Se pueden marcar las dos casillas conjuntamente.
¿Y es cierto que marcando las dos casillas se duplica la ayuda?
Sí, cada casilla marcada genera el 0,7%. Si marcas las dos casillas se destina el 1,4%.
¿Y a mí me cuesta algo?
No, no te cuesta nada. Tú decides el destino del 1,4% de tus impuestos.
¿Y si no marco alguna casilla?
Hacienda destinará el importe correspondiente a otras partidas de los presupuestos generales del Estado.
¿Por qué es bueno marcar la casilla Iglesia Católica?
Porque así puedes destinar un porcentaje de tus impuestos a colaborar con las necesidades de la Iglesia.
¿Por qué debo marcar también la casilla Fines Sociales?
Porque de este modo, un porcentaje de tus impuestos se destina a proyectos sociales en España y en países desfavorecidos.
¿Percibe Cáritas recursos de las casillas de Iglesia Católica y de Fines Sociales?
Sí. Cáritas es parte esencial de la Iglesia Católica y, además, como organización social recibe fondos de la casilla de Fines Sociales.
Ayúdanos a conseguir que cada vez más personas marquen ambas casillas, difunde esta campaña con nuestros materiales descargables.