En el trabajo diario de Cáritas Diocesana de Huelva, desde el área
de Familia se atiende a través de un proyecto de intervención familiar
integral. Se trabajan muchos aspectos, y también, por supuesto, los niños y las niñas de estos hogares
cuentan con una atención especial, ya que muchos de ellos viven en
situación de vulnerabilidad por diversas carencias económicas, afectivas,
formativas o culturales.
En concreto, desde el proyecto ‘Educar para crecer’, acompañan a los niños, niñas y adolescentes a
crecer como personas, no sólo a nivel educativo sino de forma integral. “Les ayudamos a ser la mejor versión de
ellos mismos, fomentando en ellos valores personales y sociales que les
hagan crecer como personas y ser ciudadanos comprometidos con el medio que les
rodea, responsables de sus actos y conductas, en definitiva, personas formadas
con criterios éticos y con capacidad de reflexionar y de darse a los demás para
construir un mundo mejor”, dice Nuria Martín, responsable del proyecto.
Actualmente el proyecto cuenta con 35 menores y 26 familias en el
proyecto. “Lamentablemente tenemos varios niños y niñas en lista de espera,
pero por el momento no podemos atender a más. El espacio, que se nos queda
pequeño, y la falta de un voluntariado estable y comprometido, nos dificultan
el poder al asumir más menores”, explica Martín.
De lunes a jueves los menores llevan sus tareas escolares para
hacerlas con el equipo de Cáritas. Les apoyan con las dudas y dificultades que cada
uno tiene, “se les explica y se les ayuda a realizarlas. Y si no traen tareas
pues repasamos aquellas materias que más les cuesten”, apunta Nuria. Los
viernes, en cambio, las sesiones son más lúdico-educativas. Con éstas pretenden
que sigan aprendiendo valores de otra manera. Realizan talleres que fomenten
las habilidades sociales, buenos hábitos de vida y un ocio saludable. Para esto
último realizan una vez al mes salidas o excursiones que promuevan el deporte,
el amor a la naturaleza, la cultura y las relaciones entre iguales.
La infancia es un colectivo vulnerable ya que depende de los
adultos para un buen crecimiento
integral. En muchas ocasiones sus derechos se ven truncados o poco favorecidos debido a que los
referentes adultos que les rodean son negativos o no les prestan la atención
suficiente y además carecen de motivación y aspiración en un futuro próximo.
Por eso, el Día Mundial de los Derechos
de la Infancia es uno de los días en los que Cáritas realza la voz de los
más pequeños. Los niños y las niñas de hoy serán el futuro de mañana, pero
ellos hoy, ya son presente. Tienen mucho que decirnos y por lo tanto, tenemos
que estar dispuestos a escucharlos.
El próximo 14 de noviembre se celebra la V Jornada Mundial de los Pobres, que este año se presenta bajo el lema “A los pobres los tenéis siempre con vosotros” (Mc 14, 7). El papa Francisco nos convoca a tomar conciencia de la realidad que vive cada persona en situación de pobreza, exclusión y necesidad, al tiempo que ha comenzado el sínodo, “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, en el que se abre un nuevo tiempo de discernimiento y revisión de nuestro seguimiento de Jesús como Pueblo de Dios.
Estas palabras adquieren un significado especial para que tomemos consciencia de la realidad que vive cada persona en las situaciones de pobreza, exclusión social o necesidades, como son las personas enfermas, las personas excluidas o rechazadas.
En este ambiente de Iglesia en camino hacia el sínodo desde la comunión y la participación, los equipos parroquiales y las coordinadoras van a reflexionar con unos materiales y unos guiones litúrgicos para que estas reflexiones lleguen a todas las Cáritas Parroquiales. “Es una reflexión diferente porque cuando hablamos de los pobres siempre pensamos en qué le podemos dar, pero aquí se trata más bien de escuchar, de dejar espacio a otro tipo de preguntas, por ejemplo, ¿qué nos pueden ofrecer las personas más frágiles o las familias a las que recibimos? ¿Las personas con situaciones de vulnerabilidad o falta de recursos? ¿Cómo podemos integrarlas? ¿Cómo podemos incluirlas en nuestras comunidades parroquiales?” dice Faruk Narváez, responsable del programa Formación y Animación Comunitaria de Cáritas Diocesana de Huelva.
Esta jornada es una nueva oportunidad para reflexionar sobre
cómo caminamos juntos y juntas como Iglesia, al tiempo que nos invita a
cuestionarnos sobre cuál es el nivel de participación de las personas más
pobres en los espacios de reflexión, toma de decisiones y celebración. En un
contexto social en el que las personas en situación de exclusión aún viven con
mayores dificultades y con un horizonte precario, la comunidad cristiana tiene
un papel fundamental para generar esperanza y procurar espacios de acogida y
encuentro a quienes viven en situación de fragilidad.
La celebración del Día de las Personas Sin Hogar, que este año tiene lugar el 31 de octubre, vuelve a reunir a las organizaciones sociales que trabajan con estas personas para denunciar las dificultades continuadas y permanentes que afrontan para acceder a los derechos fundamentales y que se han agravado aún más durante la pandemia.
En esta edición, las entidades que impulsan en toda España la Campaña de Personas Sin Hogar lanzan una alerta bajo el lema “¿Sin salida? Perdidos en un sistema de protección social que no protege. Digamos basta. Nadie Sin Hogar” para poner el foco en el laberinto al que se enfrentan unas personas perdidas en un sistema de protección social que no funciona.
Ante esa realidad, Cáritas, Faciam (Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados), XaPSLL (Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar de Barcelona) y besteBI (Plataforma por la Exclusión Residencial y a favor de las Personas Sin Hogar de Bilbao) demandan el apoyo de la ciudadanía y de los medios de comunicación para reclamar a las Administraciones públicas la puesta en marcha de una protección social adecuada, justa y digna para todas las personas, conforme a los derechos fundamentales.
Nos preguntamos qué ha sucedido con las personas más vulnerables. “Con la crisis del coronavirus hemos visto que muchas personas han visto sus derechos vulnerados. Si a una persona con la vida normalizada le cuesta pedir cita en el médico, en la seguridad social o sacar el empadronamiento porque todo va por internet o por teléfono, la gente que no tiene casa no tiene acceso a internet y en muchos casos no tienen ni teléfono, se le hace todo un laberinto y realmente no encuentran salida para conseguir lo más básico”, cuenta Josema Gómez, responsable del Centro de Día de Puertas Abiertas.
Nuevas realidades detectadas
La Covid-19 ha supuesto el agravamiento de situaciones de miles de personas que se encontraban en una vivienda insegura o inadecuada, o que incluso estaban ya en situaciones de exclusión y que, con el impacto añadido de la pandemia, se han visto expulsadas de sus viviendas o de los alojamientos precarios en los que se encontraban.
De forma concreta, los efectos más devastadores se detectan en los siguientes casos:
– Personas sin título legal en sus alojamientos o lugares en los que viven y que han tenido que abandonar sus viviendas ante el temor al contagio del propietario/a.
– Personas que llevaban alojadas años en pensiones u hostales económicos que cerraron sus puertas en el estado de alarma y que han tenido que abandonar sin una alternativa residencial.
– Mujeres que se han visto repentinamente en situación de calle (empleadas de hogar en régimen interno expulsadas de los domicilios, mujeres víctimas de trata o que ejercían la prostitución y se las ha echado de los clubs o pisos donde se alojaban…).
– Personas que han tenido que abandonar sus viviendas o alojamientos por la situación de hacinamiento que vivían, y que se han visto en la necesidad de mantener una cuarentena o aislamiento y no tenían donde hacerlo.
– Personas temporeras sin una alternativa de alojamiento segura ni adecuada, mucho más expuestas al contagio.
En este ya más de año y medio desde que apareció la pandemia, el Observatorio de la Realidad Social de Cáritas ha constatado situaciones de una gran desprotección social, personal, afectiva o emocional. Algunos ejemplos de este aumento de la desprotección y mayor vulnerabilidad son:
– Más de la mitad de la población activa acompañada por Cáritas (53%) está en situación de desempleo.
– En enero de 2020, 258.000 personas atendidas por Cáritas vivían en hogares que no han percibido ningún ingreso, 75.000 personas más que antes de que comenzara la presente crisis.
– El 67% de las familias atendidas por Cáritas dicen contar con ninguna o insuficiente información como para tramitar el Ingreso Mínimo Vital (IMV).
– Como consecuencia de sus precarias condiciones económicas, más de 700.000 personas acompañadas por Cáritas residen en hogares que no disponen de dinero para pagar la vivienda ni los suministros. A su vez, el 16% de las familias atendidas por Cáritas se han visto obligadas a cambiar de vivienda.
– Cerca de la mitad de hogares tienen graves dificultades para afrontar los gastos de alquiler o hipoteca (44%), así como los gastos de suministro asociados a la vivienda (47%), lo que supone un deterioro en sus condiciones de vida.
Un sistema de protección social que ha fallado
Como se señala en los materiales editados dentro la Campaña, estas realidades de vulnerabilidad y deterioro de miles de personas y familias confirman que los sistemas de protección social han fallado y ha fragilizado aún más las ya de por sí debilitada situación de los más vulnerables.
Las entidades sociales aseguran que una consecuencia directa de las medidas de confinamiento y de mantenimiento de las medidas de protección sanitaria fue la reducción, o cancelación automática, de las intervenciones sociales y sanitarias presenciales. Todo el sistema de protección social, ya fragilizado de por sí, se vio fuertemente resentido impactado, con lo que muchas personas con situaciones vitales muy complicadas no tuvieron otro remedio que paralizar o posponer procesos de acompañamiento personal, o de acceso a recursos y prestaciones sociales.
Propuestas para un sistema de protección social adecuado y accesible
Desde la Campaña de Personas Sin Hogar se urge, tras el grave impacto de la COVID19, al fortalecimiento de las políticas públicas, poniendo su foco en las personas más vulnerables, que muchas veces son invisibles o ni siquiera están en el sistema, a fin de facilitar el acceso y ejercicio real del derecho a la protección social, que en muchas ocasiones no se garantiza, o es muy deficiente y limitado.
Los mecanismos de protección se deben implementar y hacer reales por medio de:
– Facilitar el acceso al derecho a la protección social en los procesos administrativos, en los plazos, en la flexibilidad, en los espacios, etc.).
– Garantizar el ejercicio del derecho a la protección social, a través del desarrollo y adaptación de sistemas de prevención, protección y seguimiento desde los servicios sociales, y con herramientas como el acompañamiento social, etc.
– Garantizar el acceso y disfrute del derecho a la justicia en los casos de vulneración de sus derechos.
Junto a ello, un sistema de protección social adecuado debería:
– Desarrollar medidas de carácter preventivo, y no meramente asistenciales.
– No limitarse a facilitar el acceso a prestaciones económicas, sino ser una verdadera herramienta de cambio y mejora de la vida de las personas, incluyendo medidas de acompañamiento social a corto, medio y largo plazo.
– Tener en cuenta la participación de las personas vulnerables en el diseño de las políticas públicas que desarrollan sus derechos humanos.
– Incluir y pondrá en valor acciones de evaluación y coordinación.
¿Qué puedo hacer yo?
Las entidades promotoras de la Campaña de Personas Sin Hogar invitan también a la ciudadanía, a título personal, a comprometerse y contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas en situación de exclusión o sin hogar, a intentar ponerse en el lugar del otro, o a preguntarse por la realidad que están viviendo las personas más vulnerables.
Gesto de sensibilización
Este año, y una vez superadas las restricciones a la movilidad y la distancia física impuestas por la pandemia, volvemos a recuperar la presencialidad con diferentes actos de sensibilización:
Jueves 28 de octubre: Acto de sensibilización en el Paseo de la Ría. A las 19:30h tenemos una cita en el inicio del Paseo de la Ría, junto al Muelle del Tinto. Leeremos el manifiesto que habla sobre la realidad de las personas en situación de sinhogarismo y justo después haremos un gesto de sensibilización con todas las personas asistentes. Además el evento estará amenizado con música en directo.
Domingo 31: a las 12:00 se celebrará la Eucaristía dedicada a las personas sin hogar en la Iglesia de San Sebastián.
Perdidos en un sistema de protección social que no protege
El impacto de la COVID 19 en nuestras vidas es inmenso, pero lo es aún mayor en las vidas de las personas más vulnerables y excluidas de la sociedad como ocurre con las personas sin hogar.
Ellas no tienen un hogar donde poder refugiarse, cuidarse y recuperar la salud y la tranquilidad, y además ven dificultado su acceso a los mecanismos de protección social, que resultan insuficientes y poco adaptados a su realidad.
Protección social para todas las personas
Para avanzar hacia una sociedad donde vivamos con plena universalidad e igualdad se nos presentan varios retos, que a la vez son oportunidades:
Garantizar una políticas públicas de protección social fortalecidas, adecuadas y centradas en las personas más vulnerables, manteniendo la denuncia de las vulneraciones de derechos cuando se producen.
Reforzar los espacios de coordinación, recordando la sinergia que generamos cuando impulsamos los espacios de trabajo en red entre las organizaciones. Debemos dar una respuesta desde los derechos, que apueste por un sistema de protección social fuerte y consolidado que facilite los procesos de inclusión.
Contar con unos medios de comunicación sensibles y veraces, que contribuyan a la sensibilización y difusión de la situación en la que viven las personas sin hogar, que en muchos casos sigue siendo desconocida para la mayoría de la población, y hacerlo sin reproducir los estereotipos habituales que perpetúan el estigma del sinhogarismo.
Recuperar valores como la solidaridad, la justicia, la empatía, de cara a construir una sociedad diferente, donde todas las personas cuenten. Debemos avanzar a una sociedad de los cuidados, donde mutuamente nos protejamos, y protejamos la vida de cada persona y de todas, sin dejarnos a ninguna (sobre todo a los más vulnerables).
En Cáritas facilitamos acogida y apoyo anualmente a casi 40.000 personas en situación de sin hogar en todo el país
¿Qué puedo hacer yo?
Podemos intentar ponernos en le lugar del otro, preguntarnos por la realidad que están viviendo las personas más vulnerables.
¿Me paro a pensar, a sentir cómo les está afectando esta situación a ellas?
Además, puedo interesarme, desde el respeto y la cercanía, por las situaciones de vulnerabilidad de personas cercanas, familiares, vecinas, etc… Participar en la comunidad a través de mi parroquia o de asociaciones del barrio, prestar mi ayuda y acompañamiento para facilitar algunos trámites a personas que lo necesiten.
Conoce más sobre la campaña y sus propuestas en los materiales.
Cáritas Diocesana de Huelva,
junto a toda la Confederación, ha lanzado la Campaña Nadie Sin Hogar, que se enfrenta este año al reto de lanzar su
mensaje en un contexto social mucho más frágil y deteriorado. La realidad de
las aproximadamente 40.000 personas en
situación de sinhogarismo acompañadas por Cáritas y los 2.500.000 de
personas en situación de extrema vulnerabilidad que existen hoy en nuestro país
como consecuencia de los efectos de la crisis, nos piden responder a los retos
que esta emergencia humana nos ha puesto delante. En 2020, Cáritas Diocesana de
Huelva acompañó a más de 700 personas en situación de sinhogarismo.
Los sistemas de cuidado y
protección actuales no están siendo ni los suficientes ni los adecuados para
proteger a las personas más vulnerables. Con la Campaña queremos remarcar la importancia del derecho humano a la protección
social, y sensibilizar y concienciar sobre la importancia de que se ofrezcan e
implementen respuestas adecuadas y adaptadas sobre todo a las personas en
situación de exclusión social o residencial. Queremos además reclamar un
sistema de protección social pleno para todas las personas.
Las personas en situación de sin
hogar que viven en la calle han sido un grupo
especialmente vulnerable en el contexto de la pandemia. Precisamente en el
momento de necesidad de mayor protección, las personas que estaban ya en una
situación de vulnerabilidad y fragilidad
no recibieron las respuestas ni seguramente las medidas más adecuadas para
afrontarlas. Las situaciones de aislamiento se agravaron y los sistemas de
protección social se debilitaron y fallaron, dejando a las personas que más lo necesitaban muy desprotegidas y
probablemente sin los apoyos más adecuados para salir adelante.
Es por eso que este año hemos
querido poner en valor precisamente estas dificultades con el lema “¿Sin
salida? Perdidos en un sistema de protección social que no protege”. Nos
preguntamos qué ha sucedido con las personas más vulnerables. “Con la crisis del coronavirus hemos visto
que muchas personas han visto sus derechos vulnerados. Si a una persona con la
vida normalizada le cuesta pedir cita en el médico, en la seguridad social o
sacar el empadronamiento porque todo va por internet o por teléfono, la gente
que no tiene casa no tiene acceso a internet y en muchos casos no tienen ni
teléfono, se le hace todo un laberinto y realmente no encuentran salida para
conseguir lo más básico”, cuenta Josema Gómez, responsable del Centro de
Día de Puertas Abiertas.
Por ello, desde Cáritas queremos
hacer visible esta realidad y por ello hemos organizado distintos eventos a los
que por supuesto os invitamos:
Sábado 23 de octubre: Acto de
sensibilización en el Mercado del Carmen. Desde las 10:30 hasta las 12:30
estaremos en la entrada del Mercado del Carmen con una mesa informativa de la
Campaña de personas sin hogar y también asistirá la Tienda de Cáritas para
sensibilizar sobre el consumo de Comercio Justo.
Jueves 28 de octubre: Acto de
sensibilización en el Paseo de la Ría. A las 19:30h tenemos una cita en el
inicio del Paseo de la Ría, junto al Muelle del Tinto. Leeremos el manifiesto
que habla sobre la realidad de las personas en situación de sinhogarismo y
justo después haremos un gesto de sensibilización con todas las personas
asistentes. Además el evento estará amenizado con música en directo.
Domingo 31: Eucaristía en la
Iglesia de San Sebastián.
Cada 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación con el claro objetivo de disminuir el hambre en el mundo. Este año se hace un llamamiento mundial a la solidaridad para conseguir que los alimentos saludables lleguen a todos los rincones del planeta, especialmente a los lugares más desfavorecidos y que han resultado más dañados por la crisis del COVID-19.
Cáritas Diocesana de Huelva, en su
trabajo diario con las personas más vulnerables, apuesta por una ayuda de
alimentación que no deje atrás la
dignidad, la autonomía de las familias y su inclusión con la sociedad.
Nuestro trabajo, en este sentido, implica acompañar a la persona desde una
perspectiva humanista, integradora y comunitaria, con una orientación que
profundice en las causas y, desde aquí, seamos capaces de proponer alternativas.
No medimos nuestro trabajo en kilos repartidos, sino en la calidad de la
atención de las personas acompañadas y en los procesos transformadores
generados hacia la justicia social.
Por ello, desde los servicios de
Cáritas y en concreto a través del Programa de Familia, las respuestas a las
necesidades de alimentación de las personas y familias se intenta realizar teniendo en cuenta el derecho de
las personas a una alimentación saludable y en igualdad de condiciones que
el resto de la ciudadanía, a través de acciones
que no estigmaticen a las personas generando más desigualdad. Por este motivo,
la gestión de las ayudas económicas va encaminada hacia la dignidad, la
autonomía y la salud integral de las personas y se ofrece “en forma de tarjetas monedero, vales para comprar en supermercados
concretos o ayudas económicas, de manera que las personas puedan utilizar la
red normalizada de comercio y puedan decidir qué desean comer, adaptar su menú
a sus necesidades particulares de salud, a sus gustos, a sus costumbres
culturales, para que así tengan una alimentación mucho más variada”, cuenta
Marifé Aceituno, responsable del Programa de Familia de Cáritas Diocesana de
Huelva.
De manera complementaria, también
se realizan talleres y sesiones
formativas con las familias para hacer un buen uso de esas ayudas. Por
ejemplo se llevan a cabo talleres de organización
y economía doméstica en los que se tratan temas como la nutrición y la
alimentación, aprender a hacer una compra responsable y saludable,
aprovechamiento de las comidas, conservación, lista de la compra, elaboración
de menús saludables… de manera que las familias puedan adquirir hábitos
saludables en cuanto a la forma de alimentarse.
Con este tipo de formaciones las
familias tienen la posibilidad de hacer un
uso justo y responsable de las ayudas que se les prestan, a la misma vez que
tienen libertad y autonomía para ejercer su derecho a tener una alimentación
saludable.
En nuestra provincia, ejemplo de
este tipo de trabajo es la Cáritas Parroquial de Cristo Sacerdote ya que quieren seguir apoyando y acompañando
a las familias del barrio con dificultades para cubrir sus necesidades más
básicas y para ello “necesitamos de la solidaridad y el compromiso de los
vecinos del barrio”. En lugar de realizar una campaña de recogida de alimentos,
“ofrecemos a la comunidad vecinal un cauce concreto para realizar una acción
solidaria. Es una invitación a dejarse
afectar por la situación de los vecinos del barrio que lo están pasando mal,
participando e implicándose en este proyecto. Nuestras pequeñas acciones, por
muy insignificantes que sean pueden servir para construir un mundo más justo y
fraterno”.
El 7 de octubre, las organizaciones que integran la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) celebran y reivindican el trabajo como derecho y medio para desarrollarnos, crear y realizarnos como personas en esta Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
Desde Cáritas Huelva trabajamos día a día para capacitar a las personas con una formación que les empuje a conseguir un trabajo remunerado y digno. El objetivo que persigue el Área de Empleo, junto con las acciones de formación que en esta área se llevan a cabo, consiste en trabajar unas estrategias para aumentar el grado de empleabilidad de las personas destinatarias, así como incidir en el desarrollo de habilidades y destrezas personales y profesionales en la búsqueda de empleo y llevar a cabo acciones formativas que potencien la inserción laboral de los mismos. De hecho, desde aquí resaltamos la labor que el Fondo Social Europeo hace ya que financia las actividades que se llevan a cabo desde el proyecto de orientación laboral y mediación laboral.
Uno de los aspectos más importantes dentro de la orientación y la mediación laboral para conseguir que el trabajo decente sea una realidad “es la de informar a las personas que vienen buscando trabajo y también a aquellas empresas y empleadores que ofrecen el trabajo lo que son los convenios reguladores en materia de trabajo y dejar muy claro que siempre trabajamos con esas condiciones”, cuenta Toñi Gallardo, responsable del Área de Empleo de Cáritas Diocesana de Huelva.
Desde Cáritas sabemos que el empleo favorece a diferentes aspectos de tu vida, como por ejemplo ayuda a establecer unos horarios, a sentirte útil, a darte valor, a favorecer tu economía, a aspirar en tu profesión, a crear equipo, a socializarte… “Una de las cosas más importante que te aporta el empleo es el crecimiento personal, porque normalmente la gente viene con un empleo precario o con mucho tiempo en desempleo, y eso hace que no crean en ellos mismos y en sus capacidades”, cuenta Gallardo.
“En una sociedad realmente
desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya
que no sólo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el
crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí
mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el
perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo”. (Fratelli
Tutti 162) Como movimientos de Iglesia trabajamos en equipo con el fin de
visibilizar el derecho del trabajo decente; que sea una realidad real en la
vida de las personas y respete nuestra casa común. Desde este espacio, animamos
a participar en los actos reivindicativos y celebrativos en todas las plazas y
parroquias de las diócesis, en su organización y difusión.
Lepe fue uno de los municipios más afectados por la fuerte riada del pasado jueves en nuestra provincia. La lluvia hizo grandes destrozos en el pueblo, arrasando con muchas de las casas de los ciudadanos y ciudadanas de la localidad. Las imágenes de las calles anegadas han copado nuestros móviles y redes sociales durante varios días, imágenes que retratan una desoladora escena de los estropicios que causó el temporal para la vecindad del pueblo y que nos dañan a todos profundamente.
Desde Cáritas Diocesana de Huelva queremos recordar que estas fuertes lluvias también afectaron a las personas que residen en los asentamientos chabolistas. Afortunadamente, gracias a que la mayoría de estos asentamientos se encuentran en zonas elevadas no han sufrido muchos daños. Sin embargo, los daños más importantes se han dado en el asentamiento que hay tras el estadio de fútbol y sólo han sido de carácter material.
En este asentamiento viven en este momento alrededor de 15 personas que también lo han perdido todo. Desde Cáritas hemos centrado la ayuda en ofrecerles los recursos de primera necesidad: alimentos, utensilios de cocina, colchones, ropa y productos de aseo.
Se trata de una realidad de máxima vulnerabilidad social ya que aunque estas personas se esfuercen en limpiar sus casas de cartón, pallets y plástico, “no dejan de continuar viviendo en unas condiciones que se sitúan al margen de los derechos humanos y a años luz de lo que podríamos consideran un hogar digno”, comenta Juan Manuel Breva, responsable del área de exclusión de Cáritas Diocesana de Huelva. En estos días seguimos acompañando y haciendo un seguimiento continuo de la realidad personal de cada una de estas personas dentro de la dureza de su día a día.
La Iglesia celebra la
Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado el próximo 26 de septiembre. Este
día es siempre una ocasión para expresar nuestra preocupación por todas
aquellas personas vulnerables que están en movimiento y que se enfrentan a
muchos desafíos. Este día es importante para sensibilizar sobre las
oportunidades que ofrecen las migraciones para hacer nuestra sociedad más rica,
global e inclusiva. El tema elegido este año por el Santo Padre es Hacia un “nosotros” cada vez
más grande, queriendo así indicar un horizonte claro para nuestro
camino común en este mundo. “En realidad, todos estamos en la misma barca y
estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen,
que no haya más otros, sino sólo un nosotros, grande como toda la humanidad”.
En este sentido, la Casa de la Buena Madre, cedida por
los Hermanos Maristas a Cáritas Diocesana de Huelva, es un proyecto que
pretende abordar la realidad de aquellos jóvenes migrantes que, o bien por
haber salido de centros de menores
o bien de centros de emergencia,
tras cumplir la mayoría de edad, se ven abocados a vivir situaciones de
exclusión social y, gracias a esta casa, encuentran una oportunidad para
forjarse un futuro y una vida independiente. Se trata de un perfil que cada vez es más frecuente y que llega a
Cáritas a través de derivaciones de los propios centros de atención, de los
asentamientos de inmigrantes de la provincia o de los recursos destinados a
personas sin hogar.
Se trata de chicos que por su edad, por el momento de ciclo vital que están
viviendo y por la falta de estrategias de supervivencia, necesitan del apoyo
para que la transición a la madurez sea favorecedora. Por ello, el papel
del voluntariado y del personal técnico es vital, ya que, aunque ellos vivan de
manera autónoma y sean ellos mismos los que organizan la convivencia, cuentan
con un apoyo personal que les guía y les ayuda en todo lo que necesiten. No hay
un tiempo máximo establecido de estancia en la casa, ya que todo depende de
cada persona, cada proceso es individualizado y de la situación personal, los
estudios o su documentación. Estrella
Cardoso Paz, técnica responsable del proyecto cuenta que desde la casa intentan
“aportarles la tranquilidad y estabilidad
que necesitan para su edad, pero sobre todo intentamos ser esa segunda familia
con la que disfruten y en la que también puedan apoyarse en los momentos que lo
necesiten”.
Uno de los objetivos principales es ofrecer a los menores en acogimiento
residencial, apoyo y orientación en su proceso de transición a la vida
adulta a nivel personal, social, laboral, económico y doméstico.
Además queremos facilitar una vivienda donde poder iniciar un proceso
de inserción a la vida adulta hacia la vida autónoma. Otro de
nuestros objetivos es permitir el establecimiento de procesos de
formación e incorporación al mundo laboral y social, a través de los
recursos existentes en los distintos organismos y entidades de manera que se
prevenga la caída en círculos de exclusión. Como nos cuenta Estrella, “desde Cáritas nos
centramos sobre todo en estos jóvenes que quieren estudiar y formarse
académicamente para facilitar su entrada en el mundo laboral y tener un abanico
más amplio de posibilidades, ya que tampoco lo tienen nada fácil para residir
en España y trabajar de manera legal”.
Desde Cáritas Diocesana de Huelva esperan que estos jóvenes sientan que
pertenecen a un hogar. Cáritas trabaja para que en el proceso de su transición
de vida adulta, puedan formarse, capacitarse y sentirse apoyados. Como dice el Papa en su carta para la
Jornada Mundial del Migrante, “El futuro de nuestras sociedades es un
futuro “lleno de color”, enriquecido por la diversidad y las relaciones
interculturales. Por eso debemos aprender hoy a vivir juntos, en armonía y paz.
Las migraciones contemporáneas nos brindan la oportunidad de superar nuestros
miedos para dejarnos enriquecer por la diversidad del don de cada uno. Entonces,
si lo queremos, podemos transformar las fronteras en lugares privilegiados de
encuentro, donde puede florecer el milagro de un nosotros cada vez más grande”.
Cáritas Diocesana de Huelva se ha ido conformando en una red viva y dinámica a lo largo y ancho de toda la provincia, de personas voluntarias integradas en Equipos de Cáritas Parroquiales o en los diferentes centros de acogida, con una metodología clara y desde el acompañamiento. Cáritas trabaja en diferentes espacios que se ubican en zonas como el Andévalo, Huelva Ciudad, la Costa, las Minas, el Condado Oriental y el Condado Occidental.
Estos espacios permiten trabajar a lo largo de todo el curso, siempre de manera coordinada, con un sentido de comunión, para responder a las realidades de pobreza y vulneración que tienen las personas. Este año se ha retomado la presencialidad, después de un año complicado en el que, a pesar de que todas las plataformas online han permitido que el contacto y el trabajo siga adelante, desde Cáritas “valoramos el contacto directo y la cercanía con el voluntariado, seguimos apostando por estos espacios tan ricos para la acción sociocaritativa”, expresa Faruk Narváez, responsable de la Formación y Animación Comunitaria.
Cada coordinadora está formada por las Cáritas Parroquiales
de la zona, que se reúnen mensualmente para poner en común las diferentes acciones,
las buenas prácticas e intercambiar ideas para seguir aprendiendo del trabajo
de los demás.
La coordinadora es un espacio de comunicación, oración, reflexión y formación. Este año en concreto una de las acciones donde más se van a invertir esfuerzos es en abrir espacios para tender puentes con otras personas que puedan ser parte del voluntariado de Cáritas. Este año la Iglesia es convocada en Sínodo y por ello, estas coordinadoras son el espacio perfecto para practicar “la comunión, la participación y la misión”; un lugar para caminar juntos y reflexionar sobre el camino recorrido desde el trabajo con las personas más vulnerables.
Son numerosas las acciones que en el año se realizan desde las Cáritas Parroquiales en las diferentes zonas de la provincia. La Formación y la Animación Comunitaria es también el motor indispensable para responder desde la comunidad Cristiana en clave de compromiso y compartir solidario. Este año los equipos inician con una reflexión que nos comparte el Delegado Episcopal Vicente Martín, que nos invita a seguir tres caminos: el de los últimos, el del evangelio y el de la creatividad, “ya que es necesario seguir cultivando sueños de fraternidad para ser signos de esperanza, especialmente para los jóvenes, que son, al mismo tiempo, las víctimas más frágiles de esta época y los actores potenciales del cambio de época”.
Tres caminos en un nuevo curso para que “el sueño de la
fraternidad y la amistad social no se quede en palabras” y sea capaz de
integrar a los más pobres. (Fratelli tutti, 6)