Corpus Christi, Día de la Caridad

El amor, el recibido y el que damos, y también, el que somos, es lo que celebramos en esta gran fiesta de Cáritas, el Día de la Caridad. Una celebración que para los cristianos toma cuerpo y forma en el pan y en el vino, en la entrega que hace de su vida Jesús, el Hijo de Dios, para salvarnos de una vida abocada a la muerte y al vacío, para que dejemos de ser esclavos de todo aquello que nos oprime y no nos deja ver ni respirar; para liberarnos de lo que nos hacer vivir sin esperanza y sin horizonte, atrapados en la insatisfacción, el miedo y la oscuridad.


Celebramos que el AMOR es lo único que da sentido a nuestra existencia humana y que orientar nuestros anhelos y nuestro propósito en la vida desde el aprender a amar y el dejarnos amar por los demás. Celebramos que el amor es el motor que nos hace evolucionar y avanzar, descubrir y proyectar el bien común para esta Humanidad a la que estamos vinculados a través de esta Tierra, que se ofrece para ser casa y hogar de todas las personas.


Desde Cáritas queremos poner en valor el amor por los demás como propuesta de vida: una invitación a la comunidad cristiana y al resto de la sociedad a construir nuestros proyectos personales y colectivos de vida desde un amor concreto y social, un amor agapé de mesa compartida, comprometido con todo lo que nos importa:

  • con las personas, y en especial, con aquellas más frágiles y vulnerables;
  • con la Creación y nuestra casa común, su cuidado y preservación;
  • con la justicia y los derechos humanos para conducir nuestras relaciones y el bienestar común.

Se trata de vivir y reflejar un amor que da la vida a otros, que se comparte en fraternidad y que es fiel, capaz de sostenerse en el tiempo, de permanecer, no desde el voluntarismo sino desde una experiencia de encuentro personal y comunitario con el Evangelio de Jesús.

En Cáritas somos testigos de que este amor mueve los corazones de muchas personas que quieren ayudar, colaborar, participar en un proyecto de sociedad nueva que se construye menos desde el individualismo y más desde un nosotros compartido que piensa en el para todas las personas.

¿Qué puedes dar para SER ESPERANZA, SER AMOR, SER JUSTICIA, para los demás?

Piensa en situaciones concretas y cotidianas, en las que puedes dar y compartir la maravilla que eres, todos los dones que Dios ha sembrado en ti, y que puedes seguir cultivando para alumbrar la vida de otras personas al estilo de Jesús.
Aquí dejamos algunas ideas que te pueden inspirar.

MATERIALES DE LA CAMPAÑA

Enlázate por la Justicia presenta su nueva etapa sobre «CUIDAdanía integral»

Tanto el trabajo realizado por la red «Enlázate por la Justicia», como el que se propone a partir de esta nueva etapa que hoy comienza con la “CUIDAdanía integral”, contribuye al objetivo del Decenio 2021-2030 de Naciones Unidas sobre Restauración de los Ecosistemas, promovido en el Día Mundial del Medio Ambiente, y titulado “Prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo”.

Precisamente la red «Enlázate por la Justicia» integra la ecología de los cuidados en esta noción de ecosistemas. Así, su campaña “Si cuidas el planeta, combates la pobreza”, fruto de la encíclica Laudato si’, contó con dos fases diferenciadas: la primera, entre 2016 y 2018, centrada en el Decálogo verde y, la segunda, entre 2019 y 2021, promoviendo el cambio de nuestro estilo de vida a través los materiales #ConectaPobreza y las actividades del Año Laudato si’.

Hoy se anuncia una nueva etapa con la que desde 2022, la labor de «Enlázate por la Justicia», con base en Laudato si’, se verá complementada con el contenido de la última encíclica del papa Francisco, Fratelli tutti, y así ayudar a construir una fraternidad implicada en el cuidado de la casa común y restablecer las conexiones que facilitan la vida en ella.

EL AUTOCUIDADO

La red señala la importancia del cuidado personal de forma integral para humanizar la propia vida cotidiana. Esto supone cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu. En la práctica se considera que cuidarse está relacionado con mantener una buena salud, alimentación y hacer ejercicio físico, pero hay más. Cuidar la mente es una necesidad en un momento en el que las estadísticas muestran el mayor número de suicidios en España y el incremento de personas con depresión. Cuidar el espíritu es cuidar lo que nos motiva, anima e impulsa.

EL CUIDADO MUTUO

La vulnerabilidad existencial humana, de la naturaleza y las consiguientes interdependencias tienen implicaciones políticas decisivas. Las entidades participan, así, en el movimiento social involucrado en pensar las infraestructuras, tecnologías y aspectos de la vida cotidiana como asuntos de cuidados, es decir, avanzar hacia una sociedad del cuidado.

Al igual que los Estados necesitan cooperar para trabajar por el bien común de sus poblaciones, las personas necesitamos unas de otras y de un entorno medioambiental que favorece el cuidado. Asimismo, se hace imprescindible que nos comprendamos como seres humanos precisamente desde la necesidad de ser cuidados.

EL CUIDADO DEL PLANETA

Las advertencias de la naturaleza en forma de cambio climático, pérdida de biodiversidad, dificultad del acceso al agua potable, catástrofes naturales o generación de contaminación y residuos, se han convertido en una emergencia planetaria e impele a las entidades que formamos Enlázate por la Justicia en la acción conjunta global para transformar en cuidado el daño que le infligimos al planeta.

Cáritas, Cedis, Confer, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes siguen advirtiendo de la necesidad de caminar hacia un sistema de aprovisionamiento que supere la fractura ecológica y social, construyendo una economía del cuidado y basada en la justicia social y el bien común. También señalan la necesidad de decidir el destino más adecuado del excedente de bienes y servicios, que se acumula actualmente y no se utiliza de acuerdo a las necesidades de las personas, sino más bien a fines especulativos. Por ello, insisten en recuperar el control de estos excedentes, democratizando la decisión de la inversión social y dirigiéndola especialmente a la inclusión y promoción de las personas más desfavorecidas.

ENLÁZATE POR EL CUIDADO

Los problemas complejos necesitan soluciones abordadas de forma comunitaria. Por ello, «Enlázate por la Justicia» invita a enlazarse, a vincularse en esta tarea desde la realidad de cada persona y organización. La red propondrá espacios formativos sobre las encíclicas, el cuidado, la cultura del encuentro y el propio trabajo en red. Continúa su compromiso en la educación formal, con la participación en el Pacto Educativo Global.

Al mismo tiempo seguirá incidiendo en la actuación responsable de las empresas frente a la vulneración de los derechos humanos y ambientales trabajando junto con otras organizaciones para que se promulgue legislación basada en la Diligencia Debida en esta materia, en España y en Europa.

Para finalizar, se renueva e impulsa una actividad, presente en todas las etapas y a la que se enlazan muchos territorios, que es la celebración anual de las vigilias de oración. “La vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad” es el lema de este año y la acción que «Enlázate por la Justicia» lleva a cabo mayoritariamente durante el periodo pascual.

#CUIDAdaníaIntegral
#UnaSolaTierra

Cáritas apuesta por el Comercio Justo para ayudar a romper la brecha de género

Las mujeres tienen menos posibilidades de acceder a un trabajo remunerado. Según Naciones Unidas, por cada diez hombres que trabajan, solo seis mujeres están empleadas. Ante la desigualdad y la marginación que sufren todavía muchas de ellas, Cáritas se ha unido a la campaña “Por la igualdad. Somos Comercio Justo”, con motivo de la celebración del día mundial de Comercio Justo, el próximo 14 de mayo.

La iniciativa, promovida por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo -a la que Cáritas pertenece-, reivindica este año la importancia de avanzar en la igualdad de género, ya que hoy legalmente, en 18 países, los hombres pueden impedir que las esposas trabajen. Por otro lado, la brecha salarial es otra de las realidades que todavía persisten a nivel global. Naciones Unidas constata que las mujeres ganan un 23% menos que los hombres. Además, la previsión del Foro Económico Mundial es que, si no hay compromisos y acciones decididas, se tardarán 217 años en conseguir la igualdad salarial.

Como recuerda la Coordinadora en su manifiesto, “en todo el mundo, millones de mujeres no pueden ejercer sus derechos esenciales, una profunda injusticia absolutamente intolerable y que, además, lastra su desarrollo personal, social y económico, y limita el desarrollo sostenible”.

Las organizaciones de Comercio Justo defienden, por ello, que trabajar para avanzar en la igualdad “no solo es una cuestión de justicia, sino que además beneficia a toda la sociedad y favorece el desarrollo de las comunidades”. El Comercio Justo contribuye a romper la brecha de género y los roles sociales a través de varias medidas que todas sus organizaciones deben cumplir: favorecer el empleo de las mujeres y fomentar su presencia en los órganos de dirección.

Visibilizar las personas

Cáritas cuenta con una red de 25 Cáritas Diocesanas que, a través de sus 34 tiendas y 66 puntos de venta repartidos por el territorio español, funcionan no solo como lugares de comercialización de productos, sino que generan espacios de sensibilización para que los consumidores visibilicen las personas y procesos que hay detrás de cada producto y contribuyan a fomentar un consumo responsable.

Cáritas, además, hace una intensa labor de comercialización, sensibilización y difusión de un modelo de comercio que empodera a las mujeres, protege la infancia y garantiza trabajo digno y seguridad para productoras y artesanas en desventaja social y económica.

“Se ha demostrado que el Comercio Justo empodera a las mujeres tanto social como económicamente. Los datos de la Organización Mundial del Comercio Justo señalan que la generación de ingresos por parte de este sector tiene un impacto directo sobre un millón de hogares, ya que el 74% son generados por y para mujeres. Además, el 54% de los puestos de dirección de las pequeñas empresas, cooperativas y grupos productores están ocupados por mujeres”, explica Ana Sancho, técnica del Equipo de Economía Solidaria de Cáritas Española.

Sancho precisa también que “la alta presencia de mujeres en el Comercio Justo repercute también en el uso de la Prima Fair Trade, un ingreso adicional que proviene de la venta de productos Fairtrade y que debe utilizarse para invertir en el desarrollo social y económico de los trabajadores, sus familias y comunidades. La prima puede ayudar a las mujeres y favorecer su seguridad y bienestar a través de servicios de ayuda al parto, al bebe, guarderías, quirófanos, etc”.

Pese a la pandemia, la facturación global del Comercio Justo en España sigue al alza. Según los últimos datos disponibles de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, en 2020 las ventas alcanzaron los 143,7 millones de euros en su conjunto. Ello supone un incremento del 3,6% respecto al año anterior. Cáritas Española facturó 538.799 euros y la mayoría de los productos que se comercializaron estuvieron relacionados con la alimentación, según la Memoria de Economía Solidaria 2021 presentada a finales del mes de abril.

Cada habitante en España consume una media de 3,01 euros en productos con estas características. La alimentación continúa acaparando el protagonismo en el sector, generando el 97,3% de las ventas. Los productos más vendidos son el cacao, los dulces y el café.

Este año, la red de Comercio Justo de Cáritas se suma a una amplia variedad de actividades organizada por la Coordinadora de Comercio Justo, cuya agenda se puede obtener a través de este enlace.

Cáritas destina una nueva partida de 3 millones de euros para atender la emergencia humanitaria provocada por la guerra en Ucrania

Cáritas Española ha movilizado una partida de tres millones de euros para atender la emergencia humanitaria provocada por la guerra en Ucrania. Los fondos serán destinados a las dos Cáritas presentes en el país: Cáritas Ucrania (rito griego) y Caritas-Spes (rito latino).

Las Cáritas en Ucrania destinarán esos fondos a satisfacer las necesidades básicas de la población más vulnerable, que se desplaza internamente huyendo de una ciudad a otra. El servicio prioritario es el alojamiento de corta estancia, comida, acceso a las medicinas, recuperación de las viviendas, información sobre rutas de evacuación segura, y atención psicológica para sobrellevar de forma adecuada el estrés provocado por el desplazamiento forzoso.

También se atiende a las personas que quedan atrapadas en lugares de conflicto, sin posibilidad de huir a ninguna parte. En el oeste del país, además se ha abierto un pequeño centro donde se acogerá a perfiles muy vulnerables por un periodo de tiempo más dilatado (hasta seis meses). “Es necesario destacar el esfuerzo que se está haciendo para detectar los casos más vulnerables como es el caso de las madres a cargo de familia numerosa, mayores, mayores a cargo de nietos, con el fin de acompañarlos de la mejor manera”, explica Carmen Gómez de Barreda, responsable de la campaña Cáritas con Ucrania.

Desde que empezó el conflicto, Cáritas Ucrania ha atendido dentro del país a más de 706.000 personas, la mayoría (64%) son mujeres. Sus más de 60 centros se han visto obligados a dar un giro a su trabajo de 180º para poder prestar apoyo a los desplazados internos que huyen de los bombardeos.

“Cáritas trabaja en red con el gobierno local y el resto de organizaciones, coordinando la ayuda para que ésta sea lo más extensa y sostenida en el tiempo posible. En esta nueva intervención, se modificará el contenido de la cesta básica, dando una respuesta más amplia a la población”, señala Gómez de Barreda.

El conflicto en Ucrania está teniendo consecuencias nefastas para la población. En los 69 días que dura el conflicto, alrededor de 10,5 millones (la cuarta parte de la población) está en situación de movilidad humana forzosa, tanto desplazados internos como refugiados. Se estima que 24 millones de personas dentro de Ucrania (la mitad de la población) necesitan ayuda humanitaria urgente.

“Las oficinas de Cáritas continúan atendiendo a la población necesitada, teniendo en cuenta los actuales riesgos. Pese a todas las dificultades existentes, se sigue haciendo un esfuerzo por trabajar en el Este del país, donde han quedado personas atrapadas y sin posibilidad de huir. Se estima que en los próximos meses la prioridad va a ser hacer llegar ayuda humanitaria a estas zonas, objetivo prioritario de ataques”, puntualiza Gómez de Barreda.

“Antes, ahora y después”

Desde el inicio del conflicto, el pasado 24 de febrero, Cáritas Española ha movilizado 3,8 millones de euros gracias a la solidaridad de medio millar de empresas y de más de 20.000 donantes particulares. Una semana después del inicio de la crisis, comprometió a Cáritas Ucrania una primera partida de 100.000 euros para atender las necesidades básicas de las personas vulnerables durante sus desplazamientos. A mediados de marzo, aprobó una asignación de otros 400.000 euros para programas de emergencia en Moldavia y Polonia ante la masiva huida de la población a esos países vecinos. En Rumanía, se ha aprobado una asignación de 300.000 euros.

Cáritas Española además está en Ucrania desde el año 2010 a través de diversos proyectos de acción social. “Cáritas estaba en Ucrania antes, está ahora y cuando se acabe el conflicto y la atención mediática seguirá allí. Los fondos que consigamos recaudar se invertirán en esa carrera de fondo que corre Cáritas porque la reconstrucción del país requerirá mucho tiempo y esfuerzo”, explica Gómez de Barreda.

Iglesia por un Trabajo Decente reivindica la dignidad del trabajo como una prioridad humana

La crisis socioeconómica provocada por la pandemia ha duplicado la tasa de precariedad laboral. Según el último informe FOESSA, «Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España», casi dos millones de hogares (10,3%) sufren las consecuencias de la inestabilidad laboral grave debido a que el sustentador principal ha estado tres o más meses en desempleo o ha tenido tres o más contratos diferentes en distintas empresas. Otras muchas familias (1.023.900) tienen a todos sus miembros en paro, mientras que 589.900 carecen de algún tipo de ingreso periódico.

Frente a este deterioro del mercado laboral y con motivo de la celebración, el próximo 1º de Mayo, del Día Internacional del Trabajo, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) ha lanzado el manifiesto “Sin compromiso no hay trabajo decente” en el que alerta cómo la pandemia y las previsibles consecuencias económicas de la guerra en Ucrania “están debilitando el derecho al trabajo y empobreciendo y descartando a millones de trabajadores, principalmente mujeres, jóvenes y migrantes”.

Según la última EPA (Encuesta de Población Activa) del cuarto trimestre de 2021, el desempleo (13,33%) afecta a más mujeres (1.650.600) que a hombres (1.448.200) y es 7,5 puntos porcentuales superior entre la población extranjera (20,89%). Entre los jóvenes, la falta de trabajo afecta al 30,7% de los menores entre 16 y 24 años.

Un mercado de trabajo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad laboral -advierten las entidades de inspiración cristiana que impulsan en España esta iniciativa- provoca que “muchas personas, a pesar de tener un trabajo no consigan salir de la pobreza”.

Cambio en el sistema productivo

ITD subraya que “la crisis visibilizó la necesidad de un cambio en el sistema productivo, que fuese capaz de crear empleos que aporten valor y con condiciones laborales dignas, pero la generación de empleo no está avanzando en este sentido y, de nuevo, asistimos a un sistema que prioriza el beneficio económico y ‘descarta’ a las personas, principalmente mujeres, jóvenes y migrantes”.

Por ello, en este Primero de Mayo, -añade- defendemos la dignidad del trabajo y el trabajo decente como una prioridad humana y, por ello, una prioridad cristiana y un compromiso de toda la Iglesia. El trabajo decente es además uno de los compromisos asumidos por las Naciones Unidas y los países que la forman en la Agenda 2030, que fue aprobada en 2015.

Pese a las dificultades que plantea el mercado laboral, ITD aprovecha su Manifiesto para resaltar el diálogo, la dedicación y el esfuerzo de numerosos trabajadores para hacer frente a la precariedad. Es el caso de un grupo de trabajadoras de la limpieza del Museo Guggenheim en Bilbao. Tras 285 días de huelga, estas mujeres han logrado recientemente una subida salarial del 20%, la desaparición de los contratos parciales y la reducción de la brecha salarial.

“Estos nueve meses han sido muy duros, pero han merecido la pena, han servido para ganar en dignidad. Ha sido una lucha muy bonita, un ejemplo de trabajo colectivo”, señala Carmen, trabajadora de la limpieza del museo.

ITD plantea además algunas medidas urgentes para reconducir la situación, como:

1. Igualdad salarial, políticas sociales y de género que permitan a las mujeres el acceso a las mismas oportunidades laborales que los hombres, garantizando la conciliación de la vida personal y laboral.

2. Creación de empleo juvenil de calidad: para que jóvenes en desempleo o en situación de temporalidad o precariedad tengan el derecho a acceder a un trabajo digno; relacionado con sus estudios y/o vocación.

3. La promoción de un entorno de trabajo seguro: con la puesta en marcha de políticas activas y la financiación de medidas de seguridad y de salud laboral.

4. Que las trabajadoras de hogar tengan acceso a los mismos derechos que el resto de trabajadores y trabajadoras, reconociéndose definitivamente su derecho a la prestación por desempleo.

5. La regularización urgente de las personas migrantes en situación administrativa irregular.

6. El acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan acceder a un empleo.

“Animamos a que en este 1º de Mayo nos unamos, como comunidad cristiana, en el compromiso por la defensa del trabajo decente, participando en los actos reivindicativos y celebrativos que se realicen en las diócesis; apoyando su visualización y difusión; contribuyendo así a que nuestro mensaje pueda llegar con fuerza en la esperanza de que el trabajo decente pueda ser una realidad para todas las personas”, concluye.

La iniciativa Iglesia por el trabajo Decente (ITD) comenzó su andadura en 2014 y está formado por organizaciones de inspiración católica y congregaciones religiosas, entre las que se encuentran Cáritas, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC). Su objetivo es sensibilizar, visibilizar y denunciar una cuestión esencial para la vida de millones de personas: el trabajo humano y reivindicar el trabajo decente «hacia el interior de estas organizaciones, hacia la Iglesia en general y hacia la sociedad».

Cáritas Diocesana lamenta la muerte de Alam en el asentamiento de Lepe a causa de un incendio

Huelva, 22 de abril de 2022. Cáritas Diocesana de Huelva, junto con el Secretariado de Migraciones y la HOAC, lamenta el fallecimiento a causa de un incendio de Alam, un chico de 27 años originario de Marruecos que vivía en el asentamiento chabolista de Lepe.

La Iglesia Diocesana de Huelva ha alertado desde hace varios años de la situación de vida insostenible de estas personas. Las condiciones de falta de acceso a derechos, el agravamiento emocional y la perpetuación de condiciones de exclusión social tan severas y prolongadas en el tiempo, agravan, más si cabe,  la realidad de estos asentamientos chabolistas y de las personas que malviven en ellos.

La falta de alternativas habitacionales dignas, unida a la prohibición de construir infraviviendas, hace que muchas personas vivan en un espacio muy pequeño, hacinadas e incrementando así el riesgo a accidentes como el ocurrido.

Nunca como ahora se pone de manifiesto la necesidad de elaborar un plan que integre medidas a medio y largo plazo y que conduzcan a la erradicación de estos asentamientos y a las causas estructurales que propician la aparición y consolidación de los mismos.

Las entidades mencionadas llevan años alertando y denunciando la total vulneración de derechos humanos a la que se ven sometidas miles de personas que malviven en estos asentamientos y que, a fecha de hoy, siguen poniendo rostro a una de las realidades de exclusión más duras que se dan a nivel autonómico, nacional y europeo.

Caritas Diocesana de Huelva y el resto de entidades eclesiales firmantes, en su trabajo diario de acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes en cada una de sus necesidades, no olvidan, como dice el Papa Francisco que lo que está en juego es el rostro que queremos darnos como sociedad y como vida humana.

Mari Carmen: “No tenemos hora, estamos siempre disponibles”

Cuando se declaró el estado de alarma a causa de la pandemia de la Covid-19, Mª Carmen Camacho, voluntaria de Cáritas Parroquial de Beas, se encontraba en el campo. Esos días, recuerda, “las llamadas no pararon de llegar por parte de los usuarios. Estaban asustados por lo que veían en las noticias y sentían una tremenda ansiedad”. Y es que, según cuenta la voluntaria, muchas fueron las personas que de un día para otro se quedaron sin nada.

En esos momentos, parte del equipo de voluntariado que forma Cáritas Parroquial de Beas se tuvo que resguardar, ya que eran personas mayores. Además, la situación de restricción de la movilidad y la apertura, impidió al equipo seguir abriendo la acogida presencial, aunque la telefónica nunca cesó. Por ello, Mª Carmen, siendo una de las más jóvenes, estuvo al frente y tuvo una muy buena coordinación con el Ayuntamiento de la localidad y los Servicios Sociales. “ En las primeras semanas del confinamiento, yo me hice cargo de la asistencia tanto de las familias con las que ya trabajábamos como de aquellas que nos derivaba el Ayuntamiento. Desde mi casa hacía los vales de alimentos y la Policía Local se los llevaba a las familias”. Para este trabajo, Mª Carmen resalta que fue vital la coordinación para actuar rápido y con calidad. “Además, Cáritas Diocesana de Huelva siempre estuvo ahí, preocupándose por nosotros y orientándonos para atender a las personas”.

El teléfono ha sido clave en esta crisis, ya que se convirtió en un aliado para estar cerca de las personas. “Cuando alguien te necesitaba te llamaba, lo escuchabas e intentabas ayudarle, pero nos hemos encontrado con muchas situaciones nuevas que no sabíamos muy bien cómo tratar y aliviar. Fueron momentos muy duros para muchas personas”.

Han sido muchos los problemas psicológicos que la crisis de la Covid-19 ha supuesto para muchas personas que tenían una vida normalizada y que de repente, se encontraron en una situación de vulnerabilidad, perdiendo sus trabajos y quedándose sin su sustento principal. “Escuchamos el llanto de las personas que lo estaban pasando mal, y en ese momento, escucharles, apoyarles e intentar entenderles era, a veces, la única cosa que podíamos hacer. Estar disponibles para ellos, porque Cáritas Beas no ha tenido horarios, estamos disponibles siempre”, confiesa Mª Carmen.

Una vez superadas las semanas más duras de confinamiento y las restricciones más fuertes, el voluntariado de Cáritas Parroquial de Beas ha vuelto a su labor aunque “en ningún momento lo dejaron, porque aunque las voluntarias de más edad tuvieron que quedarse en casa, siempre estaban atentas, preocupadas y disponibles para todo lo que pudieran hacer. Las personas mayores hacen una labor increíble porque son constantes, conocen al pueblo y tienen disponibilidad”. Poco a poco, también fue volviendo el equipo más joven, “personas como Maleni, Maribel y Miriam empezaron a hacer los repartos, tanto fuera como en la sede”.

En estos momentos, Cáritas Parroquial de Beas ha vuelto a abrir la acogida presencial con un sistema de citas para evitar colas, con la intención de escuchar a las personas y tomar una decisión personal para cada una de ellas. Después de la vivencia acaecida, después del año 2020 y lo que aún estamos viviendo, Mª Carmen expresa que “tienes que estar preparada para situaciones inesperadas y que, a veces, esa preparación te la da el Señor”.

Sin duda, el voluntariado de la Cáritas Parroquial de Beas ha sido el principal motor que ha hecho posible la labor de atención social que han realizado, demostrando una buena coordinación con otras entidades y administraciones. “Sin olvidar al pueblo, que también se volcó con las realidades más duras, haciendo donaciones y preocupándose por ellas”.

Nuestros mayores: un valor incalculable

Hasta la declaración de esta pandemia nunca las personas mayores habían sido tan mencionadas ni habían tenido tanto protagonismo en los medios de comunicación. La constatación de que el virus genera síntomas más graves y de que sus consecuencias tienden a ser peores en quienes tienen más edad, llevó a definir a los mayores de 65 años como el colectivo más vulnerable y a recomendarles que no salgan de casa, quedándose, en muchos casos, aislados, sin que nadie pudiera ir a visitarlos, sintiendo, como consecuencia, miedo y soledad.

Para Cáritas Diocesana de Huelva, las personas mayores son el pegamento entre nuestro pasado y nuestro presente, y su conocimiento debe ser contado, acompañado y compartido. Por ello, se merecen toda nuestra atención, escucha y amor antes, durante y cuando pase la crisis sanitaria.

El Proyecto de Acompañamiento a Mayores se viene desarrollando desde hace varios años en la zona de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Inma Ruiz y Nieves Domínguez, técnicas del proyecto, cuentan que “es muy gratificante trabajar con estas personas”. Recuerdan que cuando se produjo el confinamiento, “tuvimos que pararnos y evaluar lo que ocurría, era una situación totalmente nueva”. Así que, elaboraron un listín telefónico con todos los pueblos y empezaron a organizar los talleres a través de WhatsApp. “Es difícil trabajar de manera telemática con personas que no saben manejar un ordenador, pero siempre había un hijo, un amigo o un vecino que nos hacía de puente”. En esos momentos de caos e incertidumbre, también recibieron muchas llamadas, “algunas personas estaban muy preocupadas, se encontraban solas y no sabían lo que pasaba realmente”, cuentan.

Ángela Maestre, lleva siendo voluntaria del proyecto desde 2019. En su voluntariado, visita a los mayores para darle compañía o para dar respiro a sus acompañantes. “Son visitas largas que nos dan la oportunidad de disfrutar del mayor, hablar con tranquilidad y poder hacerle compañía”. Emocionada de su función y con alguna lágrima en los ojos, cuenta que cuando conoció el proyecto pensó que podría aportar mucho. “Después fue al revés, estar con los mayores me aporta mucho más a mí”. En la etapa del confinamiento, Ángela recuerda llamadas con los mayores en las que “sentía la pena en sus voces, porque se sentían solos al no tener a sus familias cerca. Ante esto, les intentaba transmitir esperanza, aunque yo no la tuviera, me tenía que hacer fuerte por ellos”. Milagros Mozo (85) es una de esas personas que recibe la visita de las técnicas y voluntarias. “Cuando no podían venir me sentía regular, porque me alegraban mucho sus visitas. Hablar es necesario y a veces lo hago muy poco, cuando están ellas puedo hacerlo”.

A su vez, Cruz Rosario Rodríguez (86) participa en los talleres de memoria que realizan todas las semanas. En esas horas hacen ejercicios para mejorar la memoria y la retención de los mayores. “Hacemos diferentes ejercicios que me ayudan a acordarme de lo que se me olvida. Me gusta venir, nos conocemos entre todas y pasamos un buen rato”. Eso mismo le sucede a MªTeresa Romero (90) que vive sola y venir cada semana “le da mucha alegría”.

Cuando las técnicas, viendo que todo estaba cerrado, decidieron seguir con el taller telemáticamente Felisa Acedo (64) y Francisca Suárez (68) recibían todas las semanas fichas con ejercicios, “eran actividades diferentes que nos ayudaban a sentirnos entretenidas”, comentan. Antonia López (75) y Yeye (80) sintieron miedo y desinformación porque no podían salir en pleno confinamiento, pero “ahora estamos deseando venir al taller, echamos una hora muy buena porque aprendemos cosas que no sabemos. A veces preguntamos mucho, menos mal que tienen paciencia”, ríen ambas.

Mayores con ganas de seguir aprendiendo y mejorando. Mayores que enriquecen nuestra vida aportándonos su tiempo y sus saberes. Un tesoro del tiempo que debemos respetar y cuidar.

Un voluntariado comprometido en tiempos de pandemia

Los voluntarios y voluntarias de Cáritas son los pilares de la acción Sociocaritativa de la Iglesia y han estado al frente de la acción cuando todo cerraba. Cuando estalló el estado de alarma, fueron estas personas voluntarias las que estuvieron atendiendo desde el teléfono, desde la acogida de la Parroquia o desde sus propias casas. Ellos y ellas han estado presentes, de una u otra manera, para atender las situaciones de necesidad que muchas personas han sufrido por la pandemia de la Covid-19.

Ejemplo de esta acción comprometida son Manolo Roque, de 66 años y Luciano Ortiz, de 67, que llevan como voluntarios de Cáritas Parroquial de Lepe desde hace más de 10 años. Ambos son parte del Programa de Asentamientos, un proyecto de acompañamiento parroquial y de atención a las personas que viven en los asentamientos chabolistas. Concretamente, ellos se centran en los asentamientos de Lepe, donde realizan junto con técnicos y otras personas voluntarias un trabajo integral con las personas que residen en estos núcleos.

Dentro de sus actividades como voluntario, Luciano se ocupa de preparar en la Parroquia las bolsas de alimentos que al día siguiente llevan a los asentamientos, “cuando vamos intentamos ayudar a todos aquellos que lo necesitan e intentamos apotarles lo que les falte, bien sea comida, medicinas o si necesitan otra cosa, como ir al médico”, cuenta Luciano.

Cuando se declaró el estado de alarma, muchas personas de la Cáritas Parroquial de Lepe tuvieron que resguardarse, ya que eran grupo de riesgo, “pero esto nunca cerró, estuvimos ahí de una manera o de otra para echarle la mano a quien lo necesitara”, confiesa. En esos momentos hubo muchas familias que perdieron sus trabajos y no podían hacer frente a los gastos de la casa, “menos mal que Cáritas hizo real el lema de #LaCaridadNoCierra”.


Manolo, por su parte, cuenta que en su voluntariado cada uno de ellos hace de todo, “cubrimos todas las necesidades que nos pidan, desde la comida, viajes que tengan que hacer por trabajo o pagos de recibos, valorando cada caso individualmente”.

La atención en la Parroquia está marcada por un horario semanal pero, “aunque pongamos horas de atención, cuando hay una urgencia siempre estamos disponibles”.

La visita a los asentamientos la realizan una vez en semana, siempre acompañados por un técnico de Cáritas Diocesana, “vamos por la mañana para atender al que no está trabajando y echarle una mano en lo que le haga falta”. Con motivo de la pandemia, comenzaron a llevarles mascarillas, equipamiento de higiene y sobre todo “les informábamos de lo que sabíamos sobre el virus, lo que tenían que tener en cuenta para cuidarse… Pero claro, nos pedían que nos laváramos las manos cuando ellos no tenían ni agua”. Roque expresa la impotencia que siente cada vez que ve las condiciones en las que viven, “es muy frustrante, son condiciones que ninguna persona merece”.

Ambos expresan que decidieron ser voluntarios de Cáritas porque siempre les gustó ayudar, servir y dar a los demás, “haz el bien sin mirar a quien”, sonríen entre ellos. No dudan en seguir siendo voluntarios ya que “siempre va a haber personas que necesiten una mano en algún momento y nosotros queremos estar ahí. Solo con que nuestro voluntariado ayude a una persona, ya nos merece la pena”.

Cáritas Española se suma al mensaje de condolencias de Caritas Internationalis por la muerte de dos trabajadoras de Cáritas en Mariúpol

Cáritas Española se ha sumado este martes al mensaje de condolencias de Caritas Internationalis por la muerte dos trabajadoras de Cáritas Ucrania en Mariúpol.

“Esta dramática noticia deja a la familia de Cáritas horrorizada y conmocionada. Nos unimos al dolor y al sufrimiento de las familias y de nuestros compañeros de Cáritas Ucrania que están viviendo una tragedia”. Con estas palabras, el secretario general de Caritas Internationalis, Aloysius John, expresa el dolor de la Confederación ante la noticia del fallecimiento de dos trabajadoras de Cáritas Ucrania en Mariúpol.

Pese a que el ataque se ha conocido en las últimas horas, es probable que tuviera lugar el pasado 15 marzo cuando un tanque disparó contra el edificio del centro de Cáritas en Mariúpol, matando a los dos miembros del personal y cinco de sus familiares. En este momento, debido a la ausencia de comunicación con la ciudad de Mariúpol y la falta de acceso a las instalaciones del centro de Cáritas, la oficina nacional de Caritas Ucrania aún no cuenta con elementos suficientes para determinar qué sucedió y continúa recopilando información. Presuntamente, el personal de Cáritas y sus familias se refugiaron en el centro durante el bombardeo.

“Caritas Internationalis reitera su incesante llamamiento a la paz, como lo viene haciendo desde hace 48 días”, señala John. “El ‘martirio’ en Ucrania, como lo ha llamado el papa Francisco, debe detenerse, y debe detenerse ahora. La comunidad internacional debe hacer lo imposible para frenar esta masacre de inmediato. Hay que darle una oportunidad a la paz. El conflicto armado y la violencia no son la solución. Se deben salvaguardar las vidas humanas y defender la dignidad humana. Debe garantizarse la seguridad de los civiles”, añade.

La Confederación de 162 organizaciones de Cáritas nacionales en todo el mundo también condenan la violación generalizada del derecho internacional humanitario en varias zonas de Ucrania.

Al lado de la gente

Desde el comienzo del conflicto, las dos Cáritas presentes en el país -Cáritas Ucrania y Caritas-Spes- han estado al lado de la gente y han brindado asistencia humanitaria para salvar la vida de unas 600.000 personas. «Cáritas Ucrania y las de los países vecinos continúan brindando asistencia vital a la población y a los refugiados que huyen de la guerra. Estamos profundamente agradecidos a todos los trabajadores y voluntarios de Cáritas que continúan incesantemente sirviendo a las personas necesitadas, incluso a riesgo de sus propias vidas”, agrega Aloysius John.

La presidenta de Cáritas Ucrania, Tetiana Stawnychy, pide honrar la memoria de las víctimas. “Necesitamos vuestra solidaridad y oraciones por las familias que sufren, por toda la comunidad de Cáritas Ucrania”, señala.

Mariúpol se encuentra entre las tres regiones del país con una situación humanitaria más crítica. Desde que empezó el conflicto, Cáritas ha atendido a más de 352.000 personas, muchas de ellas dentro de Ucrania. Solo en ese país se reparten diariamente más de 4.000 comidas. Las Cáritas nacionales en los países vecinos, incluidos Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumania y Moldavia, están en primera línea para ayudar a los millones de refugiados.

Cáritas y la Iglesia se encuentran entre las pocas organizaciones que quedan al lado de la población ucraniana, y su presencia de base les permite llegar incluso a zonas de conflicto muy remotas.