El derecho a no ser cómplice de violaciones de Derechos Humanos y ambientales en nuestras compras

Con motivo de la celebración del Día Mundial de los Derechos del Consumidor, 15 marzo, la Coordinadora Estatal de Comercio Justo recuerda a la ciudadanía la importancia de ejercer su derecho a conocer el proceso de fabricación de los productos y a garantizar que dichos artículos se han elaborado respetando los derechos humanos y la protección ambiental.

Las organizaciones de Comercio Justo reclamamos que los consumidores y consumidoras tienen derecho a no ser cómplices de manera indirecta de los abusos que en ocasiones provocan las empresas multinacionales especialmente en territorios de África, América Latina o Asia, a través de cadenas de producción repletas de subcontrataciones en las que se diluye la responsabilidad y la transparencia.

Nos referimos a violaciones de Derechos Humanos como la explotación laboral infantil: Solo en el sector del cacao, en Ghana y Costa de Marfil más de 2,1 millones de niños y niñas trabajan realizando tareas peligrosas para su integridad física. La gran mayoría de esta producción se dedica a la exportación, para la fabricación de chocolates que se consumen en la Unión Europea o en Estados Unidos

O a hechos como los relacionados con el sector textil, cuya producción se realiza fundamentalmente en países asiáticos, del norte de África, Centroamérica o Europa del Este y en el que las trabajadoras (en un 80% son mujeres) continúan viviendo en la pobreza ya que según denuncia la Campaña Ropa Limpia, ninguna marca de ropa importante puede demostrar que las trabajadoras  perciben un salario digno que pueda cubrir las necesidades básicas. Además, las condiciones en las que trabajan son en muchos casos poco seguras para su salud y la integridad, como se ha puesto de manifiesto en tragedias como la ocurrida el año pasado en Tánger o el derrumbe del edificio Rana Plaza, en Bangladés, en el 2013 , el caso más trágico pero no el único.

La necesidad de leyes para las empresas 

Ante estos hechos abusivos, las organizaciones de Comercio Justo entendemos que las empresas deben asumir su responsabilidad.

Son estas las que deben garantizar la producción respetuosa y sostenible a lo largo de toda la cadena de suministro de sus productos, en cualquier lugar del mundo.

Para ello, algunos países europeos como Francia, Alemania y Noruega ya cuentan con leyes llamadas de “debida diligencia” que regulan  la actividad de las empresas a lo largo de toda la cadena de producción en cualquier lugar del mundo. Otros como Holanda, Austria, Bélgica o Luxemburgo están desarrollando procesos políticos en este sentido.

En España, varias organizaciones nos hemos unido en la Plataforma por Empresas Responsables para pedir al Gobierno que apruebe una ley similar. Se están empezando a dar pasos importantes. El pasado mes de febrero el Ministerio de Derechos Sociales y la Agenda 2030 abrió un periodo de consulta pública para recibir aportaciones a un anteproyecto de ley en este sentido.

Además, en el ámbito europeo, la Comisión presentó recientemente el borrador de una directiva de debida diligencia para las empresas en materia de derechos humanos y sostenibilidad.

En este vídeo, elaborado por la ECCJ (y adaptado a castellano por la Plataforma por Empresas Responsables), se explica de manera muy clara y breve la necesidad de acabar con los abusos de derechos humanos y ambientales de las empresas, y la  importancia de leyes para evitarlos:

Sellos de Comercio Justo, sellos que garantizan los derechos humanos y la protección ambiental

Por otro lado, las organizaciones recuerdan que los sellos de Comercio Justo garantizan que los productos se han elaborado respetando los Derechos Humanos, laborales y ambientales.

Actualmente hay 5 certificaciones de Comercio Justo avaladas como por la Organización Mundial del Comercio Justo: Fairtrade, Símbolo de Pequeños Productores, Fair for life, Naturland y el sello de la Organización Mundial del Comercio Justo.

Los sellos de Comercio Justo van impresos en las etiquetas o envases de los productos y garantizan, tras las correspondientes auditorías, evaluaciones y análisis periódicos, que se han cumplido los 10 principios del Comercio Justo.

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