El Viernes Negro o “Black Friday” tiene su origen en Estados Unidos en los años sesenta y coincide con la celebración del Día de Acción de Gracias. Aprovechando el día libre, la gente corría a los comercios para hacer sus compras navideñas, con lo cual los negocios pasaban de los números rojos (pérdidas) a negros (ganancias).
A medida que han ido pasando los años, la costumbre se ha ido extendiendo, hasta que con el surgimiento del comercio digital se ha disparado en todos los países, especialmente con la llegada de la pandemia, impulsado especialmente por los medios y la publicidad, si bien su origen se ha ido desvirtuando.
Aunque algunos estudios apuntan a que este año, debido a la crisis económica y la del transporte, podría marcar un cambio de tendencia, es un hecho demostrado que los españoles y las españolas se lanzan a realizar compras compulsivas y nerviosas sin plantearse demasiado las necesidades reales, a pesar de las campañas que alertan sobre las falsas ofertas y otros avisos sobre la falsedad de este día.
La fiebre por adquirir productos más baratos también tiene su lado negativo desde el punto de vista medioambiental. En España consumimos a un ritmo dos veces más rápido de lo que necesitaríamos para regenerar nuestro medioambiente. Es decir, que necesitaríamos dos planetas para mantener el actual ritmo de consumo, según Greenpeace.
Organizaciones ecologistas y sociales promueven cambiar el Black Friday por el Green Friday, proponiendo medidas de consumo responsable como hacer una lista de los productos que realmente necesitas y no solo porque esté barato, comprar en la tienda de tu barrio para evitar que emisiones perjudiciales para el entorno durante el proceso logístico, entre otras.
La propuesta de Cáritas
Como cada año, Cáritas lanza una llamada a realizar desde el Black Friday a Navidades gestos gratuitos que ayuden y mejoren la vida de otras personas hacer la vida más plena y feliz para todos, proponiendo también llevar esa opción por la sencillez a nuestros hábitos de consumo en Navidad, con objeto de evitar esa cultura del despilfarro inconsciente, que beneficia mayoritariamente a grandes empresas e intermediarios.
Ante este modelo de consumo, Cáritas propone una fórmula alternativa, basada en hacerlo de manera responsable, adquiriendo solo lo que necesitas, informándose de la procedencia de los productos, y de las condiciones en las que trabajan las personas productoras dentro y fuera nuestro país: alternativas como el Comercio Justo y el comercio de proximidad, junto a otras alternativas ecológicas y sostenibles como ropa y complementos de segunda mano, juguetes, y muebles y objetos reciclados, sin olvidar la alargascencia (no te compres otro móvil si el que tienes aún sirve).
La Red de Comercio Justo de Cáritas, con sus 33 tiendas y 72 puntos de venta en toda España celebran la Navidad abriendo sus puertas para todas aquellas personas que opten en estas fechas por adquirir productos en cuya elaboración se han respetado los derechos humanos y el medio ambiente, además de proteger la autonomía económica de los productores locales: Alimentación, cestas navideñas, artesanía, producto local, ropa, complementos y mucho más, y todo Comercio Justo garantizado.
La compra de ropa de segunda mano a través de Moda re-, el proyecto textil de Cáritas, es otra de las alternativas con impacto positivo. A través de su red de más de 120 tiendas en todo el país, este proyecto no solo permite ayudar a muchas personas en riesgo de exclusión social, sino que además reduce la huella ecológica. Comprar una camiseta en Moda re-, por ejemplo, genera 7 minutos de empleo social para más de 600 personas en España.
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