#11FDíaDelEnfermo: La casa Santa María de los Milagros acompaña a los que más lo necesitan

Para Cáritas Diocesana de Huelva y en especial para la Casa Santa María de los Milagros, el 11 de febrero, Día del Enfermo, es una jornada muy importante. En ella, el equipo de Cáritas Diocesana de Huelva, las personas voluntarias y las que viven en la casa, piensan  en aquellas personas que por algún tipo de dolencia o enfermedad se encuentran hospitalizadas o en un estado de vulnerabilidad. Este día tiene como objetivo sensibilizar a toda la población y, por consiguiente, a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos: ayudar al enfermo a valorar el sufrimiento; favorecer el compromiso cada vez más valioso del voluntariado, recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios y en sentido general, sensibilizarnos con estas personas que no pasan por un buen momento en sus vidas. En Cáritas es un día muy especial  porque detrás de cada enfermo está la historia de la persona, el empeño, la soledad, el dolor, las alegrías y esperanzas y en este día se encierra toda la fortaleza que Dios da para afrontar y superar todas esas situaciones, donde parece que no hay salida.

Santa María de los Milagros es una casa de acogida para personas en situación de sin hogar y que además atraviesan una enfermedad. Se encuentra en la sede de Cáritas Diocesana de Huelva y en ella se acogen a personas con diferentes realidades: personas inmigrantes que salieron de sus países con esperanza de encontrar un futuro mejor y se encontraron con una enfermedad que se lo impidió, personas en situación de sinhogarismo y que cuando caen enfermas necesitan unos cuidados específicos… En definitiva, la casa es un espacio de recuperación y fortalecimiento de su salud. Durante el periodo que estén en la casa, las personas tienen cubiertas todas sus necesidades básicas: tratamiento médico, acompañamiento, actividades para la mejora personal y de autoestima… Se les brinda un espacio donde se sientan acogidas y queridas, donde se les ayude a serenarse y estar en paz consigo mismas. Además, cuando la situación de la persona es terminal se les acompaña en el duelo y en la aceptación de su final. Para la Casa de Santa María de los Milagros lo más importante es el ámbito familiar que la casa aporta a las personas que viven en ella.

Hoy os queremos compartir la historia de Siham (Marruecos, 1978), cuando en el año 2019 le diagnosticaron un cáncer mientras trabajaba en el sector agrícola. Ella llegó a España con un contrato en origen y cuatro hijos a su cargo. Llegó con sueños, con mucha fuerza y con muchas ganas de trabajar. Pero a partir de ese diagnostico, todo cambia y queda, de repente en una situación de extrema vulnerabilidad. «La precariedad en la que meencontraba, la falta de hogar, la pérdida de empleo, la lejanía de mi familia y además, tener que afrontar en soledad una enfermedad tan grave me hicieron vivir una de las peores experiencias de mi vida», cuenta Siham.

Fue entonces cuando Siham llegó a la Casa Santa María de los Milagros, para poder descansar y cuidarse. Llegó rota, pero sin tirar la toalla: “Te ves obligada a parar porque no te queda otra, todo se vuelve inentendible, te hundes, sientes que no tienes energía…hasta que algo de manera inexplicable te empuja a seguir, a luchar, la vida te empuja, te agarra fuerte y empiezas a subir y ves que si puede”, expresa.Actualmente Siham no vive en la Casa, es indipendiente, sigue con su tratamiento y está incorporada al mundo laboral pero ahora trabaja en el ámbito de los cuidados, ayudando a otras personas.

En esta jornada tan especial, desde Cáritas, y en especial desde la Santa María de los Milagros, queremos resaltar la vida de muchos y muchas que como Siham han afrontado y afrontan una de las travesías más complicadas de la vida. Queremos darles las gracias por traernos su fuerza en esta batalla, su dolor en este paso y sus ganas de seguir apostando por la vida en todas sus formas. Gracias a estas personas seguimos apostando por un mundo cercano, donde sepamos compartir la alegría y la pena, donde apostemos por la acogida en las diferencias, el acompañamiento en el sufrimiento y la esperanza en la batalla.

También, queremos dar las gracias a todas esas personas voluntarias que apuesta día a día por el proyecto, las que se implican con las personas y las sienten como hermanos y hermanas. Gracias a todas esas personas que colaboran en el proyecto, aportando lo que tienen, sea lo que sea. Y también gracias de corazón a todas las Hermandades que año año tras año apoyan nuestra acción.

Un año más, GRACIAS.

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